“La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo,
y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido.”
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| ESCALOFRIOS, ROB LETTERMAN 2015 |
Se acercan los días en que los
muertos regresan de ultratumba y la industria del entretenimiento aprovecha la ocasión
para lanzar filmes que toquen este tema, en esta ocasión tuve la oportunidad de
ver la película “Goosebumps” (Rob
Letterman,2015), basada en la colección de libros del mismo nombre escritos por
R.L Stine que tocan el tema de terror para niños y adolescentes con un buen acervo
en su haber, alrededor de 60 títulos editados aproximadamente.
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| R.L. STINE |
El género de terror literario es,
en mi opinión, de los más difíciles, el poder atrapar al lector con una
historia que cause miedo se me hace lo más complicado de hacer, en el caso de
los niños y jóvenes es posible que su imaginación desmedida ayude a potenciar
ciertas provocaciones al miedo que el autor genera con sus relatos, de niños
nos cuentan historias y leyendas que acrecentan nuestros miedos a muchas cosas,
en la mayoría de los casos miedos sin razón.
Pero el miedo es un mecanismo de
defensa, así como el dolor es una manera de indicarle a nuestro cuerpo que algo
nos está dañando, el miedo tiende a ser una especie de alarma que nos mantiene
al margen de ciertas situaciones desfavorables o poco afortunadas, es como un
sexto sentido que nos lleva a pensar las cosas dos veces, ciertamente hay
miedos que pueden parecer irracionales pero creo que eso ya caería en la
categoría de fobias.
De niño tuve un encuentro
desagradable con el miedo, imaginen la escena, niño de cuatro o cinco años con
ganas de ir al baño, afuera está cayendo un aguacero intenso, los relámpagos destellan
a diestra y siniestra, el niño debe ir al baño, no hay opción, pero salir de la
cama implica caminar por un piso frio hasta donde está el wc, de no darse prisa
se orinará en la cama y esa no es una opción, con todo el miedo del mundo
camina hasta el baño por un pasillo que justo en ese momento parece interminable,
por más que camina no llega a su destino y entonces después de que el corazón
late a mil por hora y que ninguna otra cosa puede alterarle, aún más, voltea a
ver a la pared y se le manifiesta el diablo, el niño mira horrorizado su
silueta en la pared, la luz del relámpago se va y la silueta del diablo con
ella, el niño regresa a su cama, sin haber orinado, acompañado de un recuerdo
aterrador, haber visto al diablo.
Casi treinta años después caigo
en cuenta que esa noche no había sido el diablo a quien yo había visto, en
realidad se trató de la sombra de una cortina que hacía de puerta en el baño ya
que este no tenía, sin embargo esa impresión me persiguió por mucho tiempo, si
bien todo fue producto de mi imaginación la semilla del miedo había sido
sembrada en mi por mis padres o parientes desde el momento mismo que me
contaban sobre lo malévolo que era el “chamuco”,
posiblemente me lo describieron o me enseñaron su imagen y mi mente hizo la
otra mitad, así considero que es el terror literario, te encuentras leyendo un
relato sobre unos ruidos extraños que acechan al protagonista y de repente
ocurre lo mismo en lugar donde estás en medio de la noche solo con tu alma, la
sugestión creada por el autor acompañada de tus miedos catapulta a este último
al máximo.
En el fondo somos algo
masoquistas, nos gusta ser asustados, cuando tenía cinco años recuerdo haber
acompañado a mi padre a rentar unas películas, los famosos “videoclubs” estaban
en su apogeo, y las películas solían estar acomodadas por géneros, cuando mi
padre sugirió, a manera de broma, rentar una película de terror la carátula de
la cinta me causó mucha angustia y dije que no, mi hermano pequeño por llevarme
la contraria dijo que sí, el caso es que terminé llorando de la angustia
suplicando a mi padre que no le hiciera caso a mi hermano.
Nos gusta tanto el tema del terror que la industria del entretenimiento ha
creado series que exploran el mundo del horror, el ocultismo, la ciencia
ficción y lo desconocido para saciar nuestra sed de sustos, de lo poco que
recuerdo viene a mi mente la “Dimensión Desconocida”, “Hora Marcada”, “La
Telaraña”, “¿Le temes a la Oscuridad?”, “Escalofríos”, “Los Cuentos de la cripta”
entre muchas otras que no recuerdo.
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| DIMENSIÓN DESCONOCIDA |
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| HORA MARCADA |
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| LE TEMES A LA OSCURIDAD? |
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| ESCALOFRÍOS |
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| LOC CUENTOS DE LA CRIPTA |
Cuando niños nos gustaba poder
juntarnos alrededor de una fogata, en nuestro caso una cazuela vieja con basura
quemándose, para inventar relatos que le causaran miedos a nuestros vecinos
emulando la serie “¿Le temes a la oscuridad?”, nos divertíamos mucho además
de ser un buen ejercicio para nuestra imaginación.
Soy un escritor de relatos
cortos, mi género no es el terror pero he hecho mis intentos,
es por ello que quise ir a ver “Escalofíos, ya que Jack Black interpreta al exitoso
escritor de relatos para chavos, R.L. Stine, y nos lleva a conocer algo del
universo terrorífico que este creó con los años.
La revista Cinepremier, hace una
pequeña reseña de esta cinta y menciona que anteriormente ya se había intentado
realizar algún film con personajes de R.L. Stine, independientemente de que por
algunos años se transmitió una serie del mismo nombre, sin embargo no se podía
concretar el proyecto de cine debido a la gran cantidad de personajes creados
por Stine, así que el visionario director Rob Letterman propuso hacer una sola
película en las que pudieran converger muchas de las creaciones de este
talentoso escritor, así es como se concretó esta cinta que llega en vísperas
del famoso Halloween y, en nuestro país, el día de muertos.
Como aspirante a escritor la
película me causó gran satisfacción con el simple hecho de imaginar cómo se
verían mis personajes o relatos tomando vida y verlos caminar por las calles,
es como un tipo de complejo de Geppetto o Dr. Frankenstein, sin duda gritaría
¡están vivos!
Es una buena opción para los chavitos que ya
están creciendo con esta cultura de los monstros y el miedo, además nunca se
sabe, es posible que entre ellos se encuentre el próximo Tim Burton, Del Toro o
R.L. Stine.
