Revisando discos, archivos y apuntes descubrí algunos documentos que creí perdidos y desaparecidos, finalmente no fue así y después de darles una manita de tigre vuelvo a publicarlos para recordar buenos tiempos para mi, este primer texto fue una crónica que escribí para la página del gobierno del estado que en su sección juvenil, la cual se hacía llamar e-Tabasco, colaboré en algunas ocasiones, esto durante el 2005 estando en la gobernatura el Lic. Manuel Andrade Díaz.
Para que se ubiquen temporalmente eran los días del Festival Ceiba y el concierto de Jaguares se había suspendido por la entrada de un huracán sobre el Golfo de México, y no hablo de Mauricio Garcés, Saúl Hernández al residir en Playa del Carmen había decidido cancelar su presentación en Villahermosa para ir por su familia, la reacción de la prensa local no se hizo esperar y acusaron a los Jaguares de menospreciar a Tabasco lo que hirió el orgullo de Saúl Hernández motivándolo a dar el concierto de su vida a los tabasqueños, espero les guste la pequeña crónica que escribí sobre ese día, algo escueta por la limitación de caracteres a la que me tenían sometido en la página del gobierno.
Me
convertí en Jaguar
Por:
Eduardo Vargas Carrillo.
Desde
temprano enfilamos hacia el punto de reunión, el murmullo de los asistentes
impregnaba el lugar, las gradas fueron inundadas por una marea de seres compuestos por huesos,
carne, corazón y alma, almas que
esperaban ser exorcizadas en un ritual muy peculiar, el ritual de los Jaguares.
Tabasco,
tierra de la Ceiba y el jaguar, por lo menos así fue conocido durante tiempos
prehispánicos, nuestros ancestros le temían y le rendían culto al felino de piel
moteada, y la noche del 31 de octubre, emulamos, sin darnos cuenta, a nuestros
antepasados. Nos concentramos en nuestro templo, el Parque La Choca, e
iniciamos nuestro culto al felino sagrado de caminar majestuoso, al ser que
asechó este infierno verde en las noches del Tabasco antiguo.
Después
de un rato el padre tiempo hizo lo suyo, y cuando las manecillas de los relojes
se alinearon cual planetas en profecía astronómica, los jaguares aparecieron,
nos mostraron su majestuosidad, lucían
imponentes a la luz de los reflectores, estrellas artificiales que los
iluminaban en el escenario.
Pasión,
compromiso, humildad y comunicación, eso dejó ver el maestro Saúl Hernández,
tenia un compromiso con el público tabasqueño, y se presentó dispuesto a
cumplirlo. Es una lastima no tener a la
mano la cantidad exacta de personas que asistieron para poder presumirle a los
escépticos y detractores, del grupo, que este tiene poder de convocatoria, la
familia tabasqueña logro demostrar ser digna de un espectáculo de tal magnitud.
El
público logro penetrar en el corazón de Saúl y sus Jaguares quienes a petición del respetable regresaron
en varias ocasiones para continuar un concierto que parecía no terminar, para
continuar con el ritual de la noche, sin duda alguna el Festival Ceiba tuvo un
cierre espectacular.
Con
más corazón que técnica entonamos cada
una de las canciones del quinteto felino, no siempre fueron “Jaguares”, alguna
vez fueron “Caifanes”, y mucho antes “Insólitas imágenes de Aurora”, no siempre
han estado los que están, solo 2 personas, Saúl Hernández y Alfonso André, los
pilares de la banda, continúan en la alineación, y es precisamente esa historia
que arrastran de tiempo atrás la que los hace tan importantes tanto para el
rock nacional como para sus fans.
Saltamos
al ritmo de su música, la cuál nos llevo a conocer las “Crónicas de un laberinto”, nos enseño a descubrir lo
que sucede “Cuando la sangre galopa”, nos incitó a sentir el “Primer instinto”, a mirar “Bajo
el azul de su misterio”, fuimos testigos de “el equilibrio” del jaguar, tocamos
el “Nervio del volcán”, atestiguamos “El
silencio” y muchas cosas más.
Canción
tras canción nos sentimos libres por unas horas, sin darnos cuenta nuestra voz
se fundió con la de Saúl, al igual que nuestra alma, y gracias a la magia que
dormía en esta tierra ancestral, pude sentir esa energía singular y pasó algo
sobrenatural…me convertí en Jaguar.
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