Con la intención de concursar con un texto en la
convocatoria realizada por http://masterpeace.fundacionannazarnecki.org/index.html
escribí un par de cuentos que al final decidí no enviar para dicho certamen,
preferí quedarmelos y compartirlos tanto en mi blog como en el un colectivo que
recien inicia y que exije textos ineditos, HOJA EN (EL) BLANCO (http://hojaenelblanco.blogspot.mx).
El tema es los 43 desaparecidos, Ayotzinapa y su impacto en la sociedad.
"Los 43 son, o eran, jóvenes preparados para la vida, para la política, para la batalla contra la opresión, informados, organizados, inteligentes, rebeldes y muy probablemente indignados y rabiosos con la forma en que su estado y su país les ha tratado desde que nacieron"
Fragmento de la columna PLAN B de LYDIA CACHO, http://aristeguinoticias.com/2701/mexico/plan-cicatriz-ayotzinapa-articulo-de-lydia-cacho/
David
es representante de su comunidad, logró ese puesto en base a elección popular,
la gente lo respeta y admira, saben que pueden confiar en él para resolver los
problemas que surgen, el gobierno tiene pendientes varios trabajos pendientes
en el lugar y las gestiones de David son la esperanza de los pobladores.
Rosita
es hija de David, tiene 8 años, acompaña a su padre siempre que necesita el
apoyo de los vecinos de la comunidad, David muchas veces necesita recolectar
las firmas de los vecinos para poder tramitar obras en el ayuntamiento, a
Rosita le parece divertido ir de puerta en puerta con su papá, algunos vecinos
le invitan bocadillos y golosinas a la
pequeña gestora.
David
trabaja como diseñador gráfico en una revista local, el salario no es mucho pero
le permite poder llevar la comida a la casa, parte de sus actividades fuera del
trabajo es la de ver, escuchar y leer la mayor cantidad de noticias que pueda
ya que eso le sirve para conocer las tendencias de publicaciones de todas
partes del mundo y así estar a la vanguardia, es de las pocas maneras que tiene
para estar actualizado, Rosita siempre se sienta con su papá a ver los
periódicos y revistas, le interesa mucho saber por qué son tan importantes para
su papá quien a veces no tiene tiempo de jugar con ella por estar pegado a esas
publicaciones o a en la computadora.
Desde
hacía varias semanas todo lo que papá veía, escuchaba y leía tenía una palabra
en común, “Ayotzinapa”, y además un número, “43”, la curiosidad le había
entrado de manera tal que decidió preguntarle a su papá qué era todo eso, David
se encontraba muy ocupado en ese momento y le dijo a su pequeña que ese asunto
era muy complejo y que ella era muy pequeña para entender.
María,
la madre de Rosita trabaja como enfermera en un hospital de la ciudad, tiene
turnos extenuantes, trabajaba dos días de mañana, dos días de tarde y dos días
de noche descansando un solo día a la semana, siempre anda con prisas, porque
en ocasiones, cuando falta alguna compañera le llaman para cubrirla, no tiene
opción, ella no es una enfermera titular, está contratada de manera eventual y
sabe que debe hacer méritos para ganarse la titularidad en el hospital.
Cierto
día María se preparaba para salir a trabajar de improviso pues le habían
llamado del hospital para cubrir a una compañera que faltó a trabajar, iba de
un lugar a otro buscando su cofia, su uniforme y todo lo demás, Rosita seguía
indagando sobre Ayotzinapa y el número 43, así que pensó que tal vez su madre
podría ayudarle dándole alguna pista, sin embargo María no le prestó mucha atención
y mientras tomaba un suéter, para aguantar el frío del hospital, besó la frente
de su pequeña y le pidió que se fuera a ver la televisión ya que, según María,
su nena estaba muy chica para preocuparse por cosas de los grandes, ya era de
noche, María no regresaría sino hasta al día siguiente por la mañana.
Rosita
decidió hacerle caso a su mamá, fue a la sala buscando a su padre para pedirle
permiso para ver televisión y lo encontró dormido en el sofá con la computadora
portátil en las piernas, revistas y periódicos regados a los lados, la niña no
quiso despertarlo y le quitó la computadora de las piernas, cuando se disponía
a apagar el televisor el presentador de noticias daba cuenta de los
acontecimientos más recientse sobre el caso Ayotzinapa y los 43 normalistas
desaparecidos, Rosita se acomodó junto a su papá y se quedó mirando el
televisor.
Por
la mañana el despertador del celular de David le indicaba que debía despertarse
para ir a trabajar, le dolía el cuello por haber dormido sentado, la televisión
estaba encendida y Rosita descansaba recostada en sus piernas, ambos se habían
dormido mirando el televisor, María no tardaría en llegar y él aún no vestía a
su niña para llevarla a la escuela de camino al trabajo, así que le dio un beso
en la frente y cariñosamente la despertó, lo primero que dijo su nena al
despertar fue: -papá, ¿verdad que van a aparecer?, David no entendía la
pregunta de su niña, no sabía de qué le estaba hablando, -¿quiénes hija?,preguntó,
-los 43 muchachos desparecidos papá; le
dijo la niña a su padr, este le sonrió y con un beso en la frente le dijo que
él esperaba que si.
Por
la tarde Rosita regresaba de la escuela con su padre y este le preguntó por
unos papeles con muchas firmas ya que las había extraviado, la niña le preguntó
que para qué quería todas esas firmas, David le explicó que esas firmas servían
para poder pedir cosas al ayuntamiento y con ellas demostrar que la comunidad
estaba de acuerdo y apoyaban esa solicitud, él como su representante es la voz
de la comunidad, de esa manera no tenían que ir todos hasta el ayuntamiento ya
que con las firmas era suficiente, habiendo escuchado esto rosita le dijo a su
padre que esos documentos estaban junto con las revistas y diarios que le había
acomodado la noche anterior, David agradeció a su niña el dato.
Como
todas las noches que le tocaba trabajar a María, su esposo cuidaba de Rosita, tiene
su estilo de cuidarla, le sirve la cena y mientras la niña come él se sienta en
el comedor para acompañarla y revisar el portal que administra para la revista
donde labora, sumergido en su trabajo David escuchó a Rosita cuando le preguntó:
-papá si yo desapareciera, ¿me buscarías?, el padre al escuchar esto levantó la
cabeza por encima de la pantalla de la computadora portátil y miro extrañado a
Rosita que jugaba el cereal sin quitarle la vista de encima, David le respondió
que ciertamente él la buscaría, por cielo más y tierra de ser posible, entonces
Rosita preguntó sobre cómo se sentiría si no lograba encontrarla, David sintió
una presión en el pecho, le ardieron los ojos, derramó un par de lágrimas
reteniendo un sollozo e inmediatamente impidió que su hija lo viera llorar,
respiró profundo procurando evitar que se entrecortara su voz y le dijo que se
moriría de pena y sufriría mucho si no la encontraran, David se puso de pie,
caminó hasta su niña, estaba intrigado sobre las preguntas que su hija le
hacía, la niña le dijo a su padre que entonces así se sentían los papás de los
43 muchachos desaparecidos, David la abrazó y le respondió que era difícil
imaginar lo mal que esos padres y familias se sentían pero que sí, que
seguramente eso estaban sintiendo.
El
sábado por la mañana Rosita se despertó muy temprano, se cambió de ropa y tomó
su mochila, se dirigió al cuarto de sus padres e intento despertarlos, María
había llegado en la madrugada de trabajar y estaba agotada, David se había
dormido hasta tarde actualizando el sitio de la revista y tampoco daba señales
de que fuera a despertarse a pesar de los intentos de Rosita por conseguirlo,
eso hizo que se molestara su padre y la mandar a ver televisión para que los
dejara descansar, la niña sintió que su papá le había levantado la voz y salió
corriendo de la habitación.
Tres
horas después María despertó para ir al baño, escuchó el televisor de la sala
encendido, dedujo que Rosita ya estaba viendo caricaturas temprano, salió a
preguntarle sobre qué quería para el desayuno y se
encontró con que en la sala no había nadie, la buscó en su cuarto, en el baño,
en la cocina, en el patio y nada, el pánico se apoderó de ella y corrió a
buscar a David que todavía no comprendía lo que estaba sucediendo, estaba más
dormido que despierto, cuando por fin entendió lo que su esposa le estaba
diciendo, volvió a buscar por toda la casa a su niña y no obtenía respuesta
alguna, pensaron en llamar a la policía pero no había trascurrido tanto tiempo,
entonces David recordó la pregunta que le había hecho su niña sobre si él la
buscaría en caso de que ella desapareciera, se desplomó y calló de rodillas
tirando de su cabello, comenzó a llorar de manera inconsolable, su esposa lo
abrazó y lloraron juntos, entonces por fin reaccionó David, se vistió, tomó su
teléfono y salió a buscar a su niña, hizo algunas llamadas de familiares para
saber si estaba con ellos pero no tuvo suerte, comenzó a gritar su nombre por
las calles de la comunidad, algunas personas lo miraban extrañados, entonces se
topó con un vecino que al verlo le dijo que él también quería que aparecieran,
David no comprendía, pidió una explicación, su vecino le dijo que muy temprano
por la mañana Rosita había pasado a su casa pidiéndole una firma para gestionar
una búsqueda, a lo que él no le había visto ningún problema, David lo
interrumpió preguntándolo hacia dónde se había ido su hija, al ver su
desesperación en su rostro el vecino le indicó la dirección en la que la niña
había caminado en su búsqueda de firmas, David comprendió que si preguntaba
casa por casa alguien le podría dar informes de Rosita, y así fue.
Siguió
la ruta que su niña seguramente había elegido, corrió hasta donde él creía
podía hallarla y entonces la vio a lo lejos, sentimientos encontrados se
apoderaban de él, por un lado se sentía aliviado y al mismo tiempo quería darle
una paliza a su hija por el mal momento que le había hecho pasar a él y a su
esposa, se encaminó con paso firme y veloz decidido a darle unas nalgadas
cuando escuchó que una señora le preguntaba a la niña para qué eran las firmas,
la pequeña le respondió que las necesitaba para que su papá pidiera al ayuntamiento que buscaran y encontrara a
los 43 muchachos desaparecidos y sus familias no sufrieran más.
Ese
mismo día por la noche, David regresó a casa con su hija en brazos, estaba
dormida, su esposa al escuchar la puerta corrió a recibirlos, él le hizo una
seña para que no despertara a la niña, María con voz baja le preguntaba a su
esposo qué había pasado, por qué regresaban tan tarde, dónde la había
encontrado, él caminó hasta la habitación de su niña seguido por su esposa, la
acostó en su cama, la arropó y le dio un beso en la frente, tomó a su esposa de
la mano y la llevó hasta la sala, del bolso trasero de su pantalón sacó unas
hojas dobladas y se las dio a su esposa, ella las recibió extrañada y al
abrirlas vio que se encontraba llena de firmas, miró a su esposo y le preguntó
para qué eran, David sonrió y orgulloso contesto que eran para solicitar al
ayuntamiento ayuda y encontrar a los 43 normalistas desaparecidos, su esposa le
dijo que estaba loco, él le dijo que había sido idea de Rosita, que al no haberle
hecho caso ella había tomado la iniciativa de recolectar las firmas para que él
fuera a pedir el apoyo de las autoridades para buscar a los normalistas de
Ayotzinapa y de esa manera sus padres no sufrieran más, María se conmovió hasta
las lágrimas, pensó en la angustia y desesperación, impotencia y rabia que estaban
sientiendo esas familias, abrazó a su esposo, le dijo lo orgullosa que se
sentía al tener una hija así, Rosita les había enseñado una valiosa lección a
todos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tus comentarios me ayudan a saber que estuviste por aquí, no olvides colocar tu nombre, agradezco infinitamente tu tiempo, saludos.