"Si no cumples una promesa pequeña
tampoco cumplirás una grande"
Cormac McCarthy
EL REGALO PROMETIDO. |
No sé si alguna vez les pasó que
de niños, en Navidad, ustedes le habían pedido algo a Santa y al despertar por
la mañana se encontraban con la sorpresa de que, si había juguetes, ninguno era
el que habían encargado al gordito simpático, ese que venía del Polo Norte.
Con el pasar de los años, y con
un gran trauma encima por haber sido decepcionado por Santa, aunque después
entiendes que tus papás hicieron lo que pudieron, te prometes no fallarle a tus
hijos y procuras cumplir cabalmente con sus peticiones navideñas y de reyes, y
es entonces que haces circo maroma y teatro por conseguir el ansiado “regalo
prometido” para no decepcionarlos, y no me estoy refiriendo a la película de
Schwarzenegger del mismo nombre, me refiero a ese juguete o cosa que buscas en
época decembrina y jamás encuentras por la demanda brutal que tiene, he aquí mi
historia.
A partir del estreno de la
película “Frozen: una aventura congelada”, de los estudios Disney, se desató
una locura entre los niños, especialmente entre las niñas, mis hijas están “poseídas”,
por los personajes de Ana y Elsa, a partir de entonces he dicho que esa maldita
película me robó a mis hijas, tan solo para Disney “a finales de marzo (2014) Frozen había superado los 1,000
millones de dólares en recaudación de taquilla, lo que le convierte en el filme
de animación más exitoso de la historia del cine.”( http://www.cnnexpansion.com/negocios/2014/05/06/039frozen039-impulsa-ganancias-de-disney).
Frozen se convirtió en la mina de
oro de Disney y ha enajenado a miles de pequeños consumidores, entonces cuando
mi señora madre me hizo el favor de investigarme qué era lo que mis hijas
querían para Navidad, la petición no podía ser más obvia, la mayor quería un Scooter
de Frozen y la más pequeña un triciclo de Frozen, suena sencillo, ¿verdad?,
pues no lo es, y menos cuando cientos de niñas tabasqueñas quieren lo mismo,
pero de eso me daría cuenta después.
Siempre me he considerado un tipo
listo, entonces como sabía de la demanda de esos juguetes decidí ir a la
segura, según yo, y sabiendo de mi precaria condición económica, no es broma
realmente es precaria, decidí comprar el 12 de diciembre en la venta nocturna
en línea de Liverpool, me ofrecían el 30 % de descuento y hasta meses sin
intereses, no perdí el tiempo busqué los juguetes e hice mi pedido, y hasta
agarré una promoción genial, 20 % de descuento y 20 meses sin intereses, cuando
vi eso me dije: ¡de aquí soy!, es más,
como se me hacía muy poca cosa para mis princesas, decidí comprarle a la mayor
su casco y protectores para disminuir rodillas y codos raspados, un karaoke de
la Dra. Juguetes y a la más pequeña un peluche interactivo que hasta le dice su
nombre, me armé chido para Navidad, cual sería mi sorpresa al enterarme que
cada artículo me llegaría por separado a mi domicilio aunque los hubiese
comprado el mismo día al mismo tiempo, y eso está mal señores de Liverpool,
primer desencanto con Liverpool.
Efectivamente, los juguetes
fueron llegando a cuenta gotas, y llegaron todos, menos el “regalo prometido”
de mi hija mayor, el Scooter de Frozen, llegó el día de noche buena, Navidad y
nada, y pues tuve que entregar a medias lo que santa les había dejado a mis
bebés, y como no viven conmigo, mi mamá la hizo de mensajero de Santa llevándole
sus juguetes, un poco tarde, porque la anécdota que marca este post es que mi
hija de 4 años al no ver juguetes en casa de sus abuelos paternos, que no
celebran Navidad, ni cumpleaños, dejó escapar un sincero: ¡méndigo Santa Clos, no me trajo nada!, y yo al escucharlo de mi
madre, quien había charlado por celular con mi chaparrita, me sentía el peor
padre del planeta, sin embargo esa misma tarde le llegaron sus juguetes a mis
niñas, pero seguía haciendo falta el “regalo prometido”.
Antes del 25 de diciembre decidí
hablar al 01 800 de Liverpool para preguntar por el regalo que hacía falta, me
tuvieron esperando 20 minutos en la línea y cuando al fin me contestaron me
dijeron que mi paquete sí había llegado a Tabasco, pero había sido reportado
como dañado, que tenían que resurtirlo, pero que al no tener en existencia,
tardaría 25 días más, por educación a la señorita que me atendió y que sé no
tenía la culpa, no los mandé al diablo, les hice saber que no esperaría tanto
tiempo y cancelé ese pedido.
Fue entonces que supe que estaba
en problemas, el 25 de diciembre con la
mitad de los comercios cerrados me lancé en una búsqueda frenética del bendito Scooter
de Frozen, fui a Del Sol, Walmart, Almacenes Chedrahui, Liverpool Altabrisa,
Juguetrón, una tienda de bicis por el mercado, Coppel ese día no abrió, y nada,
había otros Scooter´s, pero no de Forzen, me sentía muy mal, le había fallado a
mi niña.
El viernes 26 de diciembre me di
una vuelta por el Palacio de Hierro, pregunté por el juguete y el joven que me atendió
me dijo que toda la mercancía de montables de Frozen se les había agotado, esa
diabólica creación de Disney había disparado el consumismo a niveles
inimaginables, el chico me pidió mis datos por si les surtían de nuevo, sabía que
no me llamaría, así es el nivel de atención en Tabasco.
Del Palacio de Hierro fui al
lugar que inició todo este peregrinar, porque la primera vez que mi hija vio un
Scooter de Frozen había sido allí, Coppel, fui al que se encuentra en Soriana
San Joaquín, entré cruzando los dedos y rezando porque hubiera un Scooter de
Frozen, caminé hasta las bicicletas y montables y nada, me quería arrancar el
cabello de la cabeza, entonces vi a un empleado y le pregunté, este llamó a
otro empleado y entonces un joven delgado apareció con buena actitud y me
preguntó cómo me podía ayudar, le expliqué, apenado me dijo que no tenían en
ese momento pero aun así se tomó el tiempo de revisar su listado de inventario,
lo buscó y copió el código, lo rastreó en su computadora y lo ubicó en otra
tienda, me ofreció cobrármelo y enviármelo a domicilio en un plazo no mayor a
tres días, acepté, no tenía más opciones, el joven se portó a la altura de la
circunstancia, me atendió excelentemente bien y no me dio el avión como lo
habían hecho los demás vendedores de otras tiendas de supuesto más caché como
lo son Liverpool y el Palacio de Hierro, pagué mi Scooter a las 20:00 del 26 de
diciembre.
EL sábado 27 de diciembre a las
12 del día el camión de entregas de Coppel estaba entregándome el Scooter de
Frozen, sin excusa ni pretexto, yo estaba sorprendido y feliz, por fin el “regalo
prometido” estaba en mis manos, les agradecí y felicité a los muchachos de la
entrega y me dijeron que su consigna era entregar los regalos antes de día de
reyes que estaba la vuelta de la esquina.
LA LLEGADA DEL REGALO PROMETIDO ENVIADO POR COPPEL. |
Abrí el paquete y descubrí que el
juguete tenía que ser armado, puse manos a la obra y lo dejé listo para llevárselo
a mi niña. El Lunes 29 de diciembre le llevé su regalo a mi niña, estaba
contenta y yo aliviado, había cumplido mi encomienda, podía morir en paz,
disculpé a Santa con mi hija por la demora, porque ella preguntó la causa de la
tardanza de Santa, así que argumenté que tenía muchos pedidos iguales y tuvo
que regresar al Polo Norte por más juguetes como ese.
EL REGALO PROMETIDO DESARMADO. |
EL REGALO PROMETIDO ARMADO. |
Por la noche, cuando regresé a
casa, me topé con que el camión de Liverpool me había dejado un paquete
embalado, por la forma pude adivinar que se trataba del “regalo prometido”, el
mismo que me habían dicho que no llegaría sino hasta 25 días después, el mismo
que yo había cancelado por esa razón, el mismo que yo ya había comprado en
Coppel y le había entregado a mi hija, me quería morir.
EL REGALO PROMETIDO ENVIADO POR LIVERPOOL Y QUE SE SUPONE YA HABÍA CANCELADO. |
Llamé nuevamente a Liverpool, me
volvieron hacer esperar como 20 minutos para contestarme, expliqué mi dilema y
pedí se arreglara el asunto, ellos habían cometido dos errores garrafales, uno
al no entregar a tiempo el juguete y otro al no haber notificado mi
cancelación, entonces tuve que exigir me devolvieran el monto del juguete y se
llevaran el que me habían enviado, se me hacía el colmo que si lo habían
enviado por error ahora yo tenía que regresarlo, pero al final llegamos a un acuerdo
y lo regresé a la tienda y ellos me regresaron el monto del juguete en
monedero, el jefe de juguetería fue muy amable, no así una empleada de ahí
mismo que fue nefasta.
Como pueden ver Liverpool perdió
mil puntos conmigo así como el Palacio de Hierro, Coppel, gracias a su empleado
y su sistema de entregas me hizo reconsiderar su servicio que en lo general es
muy malo en tiendas, cajeras groseras y empleados nefastos, si bien un mal
elemento hace que juzguen mal a todos, un buen elemento puede dar la misma
percepción cuando hace bien su trabajo, deja una buena impresión en general
aunque los demás sean mediocres y groseros.
Un dato cultural, el precio del
scooter marca apache en Liverpool era de $ 999.99, con el 20 % de descuento me
quedaba en $799.25, sin embargo en las demás tiendas como Walmart y DelSol
estaba en $725.00 de contado y sin descuento, y finalmente el que compré en
Coppel, que no era apache, me costó $ 500.00.
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