"el ángel de la guarda se baja después de los 120 km/h"
Dicho popular moderno
Unos días atrás había estado
mirando por la TV de paga una de las tantas películas de la serie Rápido y
Furioso, esa donde los protagonistas se trepan a carros que solo en nuestros
sueños podríamos poseer, a menos claro que nos dediquemos a alguna actividad
ilegal como la mayoría de sus protagonistas, ¿apología del delito?, que va.
Como les iba diciendo, me
enajenaba de esas escenas llenas de
acción, velocidad y adrenalina programando a mi cerebro para que la medida de
lo posible mis “garras” tuviesen algún día la posibilidad de manejar un auto
con esos motores groseros, cuya potencia sería desperdiciada en las maravillosas,
y ausentes de baches, calles de Villahermosa; entonces decidí irme a dormir ese
día resignado al saberme descalificado para siquiera poder comprar un
deportivo, ni si quiera es realmente mi prioridad, yo solo quiero que me lo
presten en un óvalo para saber qué se siente, dicen que en Mérida existe una
empresa dedicada a brindar este servicio, lo vi con Oscar Cadena.
Al día siguiente por la noche me
dispuse a ver, de nuevo, la película Annie Hall estelarizada por Diane Keaton y
el siempre desesperante, pero genial, Woody Allen, por cierto que según la
portada de la caja de DVD dice que esta película ganó el Oscar en 1977 a la
“mejor película” de aquellos años.
Para muchos Woody Allen es un
tipo asqueroso por aquello de que tuvo algo que ver con su hijastra y otras
mañas con el sexo opuesto, sin embargo a mí se me hace un tipo genial por la
forma en la que tiene tan bien trabajado su personaje, no he visto muchas
películas de Allen, actuadas por él quiero decir, pero una que me gusta mucho
es la de “Los Enredos de Harry”, es muy buena se las recomiendo.
Mi intento por mirar la película
no fructificó puesto que el sueño me comenzó a seducir y opté por pausar el DVD
y entregarme por completo a un sueño reparador puesto que a las 22:00 tenía que
ir por mi madre al hospital, a esa hora termina su sesión de hemodiálisis,
procedimiento para los pacientes de insuficiencia renal, si riñones, por medio
del cual son conectados a una máquina que hace la función de riñón artificial
limpiando las impurezas de la sangre.
Dormí justo una hora, el celular
hizo sus trabajo y me despertó a la hora indicada, la verdad yo no quería
levantarme pero de lo contrario llegaría tarde, el cuerpo me pesaba, caminé
hasta el baño, eché una firma, fui al otro baño, me lavé la cara, me miré al
espejo y me veía fatal, de por sí los años no han sido muy amables con mi
rostro mis ojeras de perro viejo tampoco ayudaban, es más los ojos rojos,
cualquiera juraría que me había fumado un porro, menudo aspecto el mío.
Abrí la nevera, el refri pues,
nevera se escucha más internacional, ok no, y de allí tomé unas galletas, según
yo algo tenía que levantarme, y que decisión tan más tonta tomada por un
diabético, si lo soy y no tocaré ese tema ahora, puesto que el azúcar me vuelve
más amodorrado y la falta de la misma tembloroso, pero bueno, a falta de un
café negro bien cargado, que ni de chiste me quita el sueño, decidí comerme un
par de Florentinas, creo que así se llaman, y salir volado para ir en busca de
mi madre.
Al subir al auto no estaba de
buenas, mira que despertarse de pronto cuando estás entrando en tu fase de
sueño profundo no es nada agradable, entonces decidí que en ese estado casi
zombi manejaría al estilo deportivo, con un Lancer 2009 estándar a la mano no
podía evitar la tentación, mi carro de base era un Clásico 2011 de la VW,
gobernadísimo del motor, siempre dije que me quedó a deber, y ahora me muevo en
una Jeep Grand Cherokee 94 mexicana con una suspensión jodida, casi chatarra en
la que mi velocidad máxima es de 60 km por hora.
No podía dejar pasar la ocasión
para jugar con los cambios del Lancer 2009 el cual posee un motor muy
silencioso y potente ya que al parecer debía tentar las 7000 revoluciones por
minuto entre cambio y cambio para que el carro se sintiera presionado o
trabajado, en realidad lo digo por decir
no sé nada de eso más lo que he aprendido manejando, la cosa es que me sentía
como chamaquito en dulcería sin supervisión adulta corriendo a 100 si no es que
más por la zona de periférico que pasa por las Gaviotas y el monumento a
Colosio cuando de repente ¡zaz!, una torreta se asomó por mi espejo retrovisor,
se me adelantó y me indicó que me detuviera.
Yo no sé si alguna vez les ha
pasado que vienen tan clavados corriendo el coche que no miran otra cosa que no
sea la carretera frente a ustedes y te olvidas de todo lo demás, bueno eso me
ocurrió, de la patrulla de Transito del Estado bajó un oficial y se asomó hasta
mi ventanilla y me dijo: - joven, venía usted a una velocidad inmoderada y
además sin luces traseras., ¡en la madre!, pensé yo, ni cómo hacerme el digno,
la verdad es que si le había metido sabroso el acelerador al Lancer y cambiando
las velocidades como aquel que sabía lo que hacía, entrando la curva a 100 km/h
e inmediatamente bajando de quinta a tercera para una vez a la mitad de la
misma volver a acelerar subiendo a cuarta y después a quinta, no podía negar lo
que era evidente, iba corriendo el carrito.
En el momento me resigné, solamente
una par de veces he entrado en dimes y diretes con los señores tránsitos del
estado de Tabasco porque la verdad siempre que me han agarrado es porque he
tenido la culpa, y si no lo voy a negar también un par de veces he tenido que
aflojar una lana para que no me quiten la bendita licencia o tarjeta de
circulación, que según dicen los entendidos no tendría por qué ser, y confieso
todo esto porque hay que ser parejos, así como nos quejamos de la corrupción y
la transa hay que admitir cuando uno la riega, para no hacérselas más cansada
muy resignado no le contesté nada al poli y sin esperar a que me lo pidiera
saqué mi licencia y la tarjeta de circulación, la cual no encontraba porque
hasta eso, el auto no era mío sino de mi hermano.
El oficial me preguntó hacia
dónde me dirigía, yo le dije que al hospital, me preguntó que si allí trabajaba
le dije que no, que iba por mi madre al servicio de hemodiálisis, y el oficial
me dijo, entonces o están esperando, miré el reloj y vi que ciertamente se me
estaba haciendo tarde, aún no despertaba del todo de mi estado zombi porque
luego luego el oficial me pregunto si había ingerido algo de alcohol le dije
que no, como podrán recordar mi cara no me ayudaba nada, inmediatamente después
el señor oficial procedió a recordarme que mis luces raseras estaban apagadas,
y es que al cambiar de coche, pues yo traigo una camioneta, los controles de
las luces se me cuatrapean, como decía Pedro Infante, y olvido encenderlas ,afortunadamente
estos autos modernos encienden automáticamente por lo menos las luces
delanteras, procedí a encenderlas, el oficial pensó que estaba accionando el
stop del auto, pero le respondí que no, entonces me dijo: -¡Ya vio joven ahora sí!
Ya me había hecho a la idea de
tener que ir a dar vueltas a tránsito del estado a rescatar mi licencia y pagar
mi multota, justo ahora que ni dinero tengo, cuando entonces se arranca el
oficial con las recomendaciones las cuales entre mi sueño y mi casi estado de
shock por ser multado recuerdo que iba más o menos así: -Joven debe conducir
con cuidado, hay muchos accidentes, imagínese usted viene corriendo, se choca,
le pasa algo, y no solo a usted, a alguien más, y todavía tiene a su mamacita
enferma, ya van a ser dos enfermos en la familia, hay que ser conscientes.
Híjole en ese momento me vino a
la mente el chiste que escuché en una conferencia del Miguel Ángel Cornejo, en
mis días de prepa, al decir que el ángel de la guarda se baja a los 120 km/h,
porque de ahí en adelante suele decir que el cliente se mate solo, y si nos
metemos más a una cuestión espiritual posiblemente el hecho de que me hayan
detenido fue como una señal divina de, te vas amatar pendejo ¡bájale de huevos!
O al acelerador como quieran decirle, depende de que tan ñera o guarra sea su
voz en off celestial, como quien dice dios me los mandó, porque debo admitir
que venía tan concentrado corriendo y tratando de no estrellarme que nunca los vi
llegar a los oficiales, cual policías de caminos de esos gringos que se
agazapan detrás de letreros o arbustos salieron de la nada.
Después de escuchar las
recomendaciones del oficial estaba listo para firmar mi boleta de infracción
cuando el uniformado me entregó mi licencia t mi tarjeta de circulación y se
despidió recomendándome que condujera con cuidado, me dio la mano me dijo
buenas noches y casi casi hasta la bendición, no había salido de un shock para
luego luego entrar a otro, el “trancho” no me había infraccionado ni pedido
dinero, ya saben el clásico, ¡ayúdese que yo le ayudaré!, o ese que usa su
libretita de infracciones la abre y te dice ¡déjelo caer aquí!, ¡wow!, nada de
eso.
Siempre había cuestionado de el
por qué todos los policías de caminos y federales olvidaban la exhortación y se
iban inmediatamente a la infracción o a la confrontación con el conductor, se
me hacía de muy mala leche, pero esa noche comprobé que aún quedan oficiales
honestos y con principios que tienen sentido común y lo usan, criterio vaya, estoy
seguro que el oficial al saber que me dirigía al hospital decidió no multarme o
no retenerme más tiempo, y se lo agradezco, lástima que seguía en estado zombi
y no anoté el número de patrulla para darle el crédito que se merece, por eso
este texto se lo dedico a todos los oficiales de las carreteras estatales y
federales que realizan su trabajo con profesionalismo y aplicando un criterio
lúcido y justo, por supuesto a Dios, o mi ángel de la guarda que decidió pedir
refuerzos antes de dejarme matarme solo.