“La mejor
publicidad es la que hacen los clientes satisfechos”
- Philip Kotler
Llevo más de tres meses buscando
un trabajo de medio tiempo, o quizá no de medio tiempo pero sí con un horario
de cuatro de la tarde a diez de la noche por lo menos, me he inscrito en varios
sitios donde das de alta tu curriculum y se publican ofertas laborales, soy
comunicador de formación y convicción y capturista con conocimientos de Capital
Humano por necesidad, y no ando buscando un súper trabajo, solo quiero
completar mis ingresos como todo el mundo, una vacante que se repite con
insistencia es la de vendedor, de lo que a ustedes se les pueda ocurrir, desde
tarjetas de crédito pasando por los celulares hasta llegar a los coches, y por
supuesto te piden experiencia en ventas.
Seguramente han tenido la
oportunidad de entrar a una librería, o ver en internet, libros sobre cómo
vender y esas cosas, libros que te echan porras para que seas el “mejor
vendedor del mundo”, porque claro, si aún no lo eres es porque no quieres, no
tienes la actitud, o te falla el método, según esos libros; sin embargo hay
algo que ocurre muy frecuentemente en el mundo de las ventas, no soy experto en
la materia pero si un consumidor, y les puedo decir que muchos de los servicios
o productos que nos venden son de mala calidad o definitivamente no funcionan,
entonces ¿cómo es que los gerentes tiene la osadía de exigirte vender cada vez
más y más cuando el servicio o producto que se oferta es malo en realidad?
Imaginen el siguiente escenario,
eres un joven vendedor, tienes muchas ganas de ser el mejor, haz preparado tu
argumento, lo haz ensayado, conoces bien el producto, digamos en este momento
que se trata de un servicio de telefonía celular, tienes al cliente, lo
trabajas, le mencionas los beneficios de contratar ese plan, internet,
llamadas, servicio de red hasta donde otros no llegan, porque así lo dice la
publicidad de la compañía, una maravilla pues, logras enganchar al cliente y
cierras tu venta, te sientes el vendedor más capaz de la tienda, dos semanas
después ves que regresa el cliente y quiere estrellarte el teléfono en la
cabeza, y los mismo sucede con otros tres clientes más, hasta tú que trabajas
allí haz tenido mal servicio por parte de la compañía, no cabe duda que el
servicio que vendes es malo, lo reportas con tus jefes, te dicen que es bronca
del soporte técnico, que para las quejas hay un área específica y que tu chamba
es vender, pero ¿cómo vendes algo que no funciona?
Compañías telefónicas, agencias
de autos, restaurantes, etc., etc., cada vez en más común que los productos y
servicios sean una completa desilusión, por no decir que son un robo, el
consumidor tiene que pasar horas y días reportando quejas a los 01 800, a los que
trabajan en los call center deberían
pedirle mucha madre porque los quejosos clientes siempre argumentan la falta de
progenitora de quienes los atienden, supervisores y gerentes de ventas no
quieren saber si lo que su gente vende sirve o no, ellos están concentrados en
los número, en las “metas del mes” y esas cosas, en sus indicadores, pero no se
ponen a pensar que parte de su éxito en ventas depende del buen servicio y del
óptimo funcionamiento de lo que se oferta al consumidor, desafortunadamente si
yo como consumidor tengo una mala experiencia con algún producto o servicio me
encargaré de hacérselo saber a mis amigos, familiares y de paso publicarlo en
redes sociales para tratar de evitar que alguien más pase un mal rato.
En primera instancia cuando
alguien se queja de un producto o servicio van y le reclaman al que se los
vendió, que la mayoría de las veces no es ni el dueño ni el inventor del
producto, si esta persona no te resuelve nada, que no lo va hacer porque es
solo un vendedor, pedirás hablar con su superior, el cual si tampoco te
resuelve nada te pedirá marcar un 01 800 o algo por el estilo donde te atenderá
un telefonista del call center que
tampoco te resolverá nada porque su trabajo es tomar nota de tu queja para que
un supuesto técnico, asesor o como se llame vea si puede ayudarte.
La soberbia de las compañías que
ofertan productos y servicios ha llegado al grado que piensan que por llevar
algunos años en el mercado ya no deben ofrecer ni un buen producto o servicio y
tampoco alguna promoción al consumidor, minimizan y hacen de menos los
esfuerzos de sus competencias diciendo que abaratan las marcas dando ofertas u
obsequios a sus distribuidores y clientes, figuras como la de la PROFECO son
ignoradas en muchos casos y finalmente el cliente es quien sale perjudicado en
toda forma.
Entonces para esos grandes genios
de las ventas les encargo un libro que se llame “Cómo vender un producto o
servicio inservible y no morir en el intento”, les aseguro que será el best seller del año, mientras tanto
debemos ser más cuidadosos y exigentes con el producto o servicio que
adquirimos, recordemos que los vendedores solo son empleados contratados para
eso, para vender, lo último que está en su cabeza es solucionar un problema
surgido de lo que vendió, si bien no me parece del todo correcto el alcance de sus
funciones lo limitan solo a esto, de otra forma ganaría más y su puesto se llamaría
diferente.
Estamos sumidos en la mediocridad
de los productos y servicios, los conceptos de calidad se han quedado como
materias de carreras universitarias, a muy pocas compañías les importa vender
productos y servicios que enaltezcan el nombre de la marca, somos víctimas del
consumismo desmedido, al parecer ya no importa vender calidad, solo cantidad,
no importa si sirve la prioridad es vender.