"Solo voy con mi pena
Sola va mi condena
Correr es mi destino
Para burlar la ley
Perdido en el corazón
De la grande Babylon
Me dicen el clandestino
Por no llevar papel."
Esa noche nos reunimos en el Vips de Ruiz Cortinez, teníamos una junta de trabajo y nuestro jefe no llegaba, pero no importaba, hasta yo había llegado media hora tarde, traía algunas ideas sobre unos proyectos, sin embargo al entrar al café las puse en hibernación, me aboque al tema de la noche, una página web, ya estaba explayándome con los pormenores de lo que requeríamos cuando apareció de improviso, pantalón de mezclilla, playera negra, pelos parados modelados con gel y acento extraño, un chavillo parecido a todos los demás, pidió se le ayudara con unas monedas para comer, la verdad dudé en dárselas, en nuestro país es frecuente encontrarte gente indigente y desempleada que abusan de la caridad de las personas y argumentando tener hambre piden dinero a diestra y siniestra, pero cuando en lugar de darles monedas los invitas a comer, no falta el que se ofende y te manada a la chingada, eso los delata, sin embargo no paso con este muchacho, lo invitamos a sentarse en la mesa, no voy a negar que la desconfianza estaba en el aire, decía ser Hondureño y argumentaba que sus amigos lo habían dejado “botado”, que se habían ido sin él, primero dijo que eran del colegio, después diría algo más coherente.
Llamó a la mesera, no quise incomodarlo con preguntas, miró la carta y al ver las fotografías de los platillos le llamó la atención un filete empanizado, preguntó si era muy caro, si me piden mi opinión Vips si es caro y Sambors mucho más, por lo menos para personas que ganan el salario mínimo o para un sueldo de locutor en el gobierno en una de sus radiodifusoras, pero para un empleado del gobierno federal no deja de ser un precio exagerado pero lo puede pagar, el platillo costaba ciento y tanto de pesos, le dije que pues no se me hacía caro, no quería desanimarlo, quería que se sintiera en confianza, le di la libertad de que pidiera lo que quisiera, y aquí lo planteo en primera persona porque aunque habíamos solo tres personas en ese momento en la mesa solo yo me atreví a invitar a ese extraño a comer, nosotros sólo llegamos por un café, después se nos uniría Ivan, suele ser un hijo se suchi, pero también tiene buen corazón y él me siguió el juego.
Nuestro invitado a cenar por fín decidió que no nos quería cargar la mano ni abusar de nuestra generosidad, así que ordenó lo que en la carta aparece como caldo tlalpeño, muy pedido en vips por cierto, sin embargo el muchacho era medio melindroso, delicado para la comida, como todo joven, le pidió a la mesera que su caldo solo lo quería con pollo, queso, arroz y nada de verduras ni aguacate, nos ganó la risa, igual a la mesera, pero fue amable con el chico y lo consintió, lo vi comer, la verdad es que si traía hambre ese cuate, aproveché el momento y comencé con la ronda de preguntas, en un intento de compensar mi frustrada vocación de detective lo cuestioné y quise ver cada uno de sus movimiento para intentar atraparlo en la mentira, ¿de dónde eres?, le pregunté por segunda vez, de Honduras, respondió, ¿cómo llegaste aquí?, también esa pregunta ya se la había hecho, limpiándose el queso de hebra derretido por el caldo que se le había quedado en la barbilla hizo un alto en su ataque feroz a la comida y casi como resignado nos contó, la verdad, comenzó, es que ……, lo interrumpió Ivan, quieres pasar al otro lado verdad, adivinó Iván, el muchacho siguió comiendo y asintió con la cabeza, nos contó que estaba con unos amigos más pero que estos lo habían dejado botado y se habían llevado su dinero, vagaba por Villahermosa y se sentaba afuera de los antros para escuchar la música y no dormirse, dijo que lo habían asaltado en el parque Tomás Garrido y nos mostró su cuello aruñado y el interior del labio superior amoratado por un golpe, continuó comiendo, sorbía algunos tragos de la coca-cola que había pedido, terminó de comer y agradeció nuestro generosidad.
Para ese entonces ya estaban en la mesa los demás integrantes de nuestro equipo de trabajo, por aquellos años buscábamos cómo dar forma a una asociación “civil”, seguimos escuchando la historia de nuestro mojado misterioso, se quedó con nosotros un rato, intentó llamar a su casa en Honduras, naturalmente no sabíamos cómo marcar hasta allá, pero no quisimos negarle la posibilidad y le prestamos un celular, como era de suponerse la llamada no se concretó, nos contó que había decidido cruzar la frontera para ayudar a su mamá y a sus hermanos, al parecer alguien ya lo esperaba en los estados unidos, el gran reto era llegar hasta allá, nos dijo que en Honduras no había trabajo bien pagado y en su casa la necesidad obligaba a tomar estas medidas.
Las preguntas se acabaron, el chico se despidió de todos y agradeció la cena, todavía le dimos unos billetes, no pudimos hacer nada mas por él, hace ya 2 años que ocurrió todo eso, no sabemos si llegó a su destino, no supimos si logró sobrevivir, nunca supimos si nos mintió, tampoco recuerdo si los que estuvimos con él esa noche lo recuerdan como yo lo recuerdo, supongo que eso es lo que ocurre cuando eres un fantasma en la ciudad, una raya en el mar como bien lo dice Manu Chao, supongo que eso ocurre cuando eres un clandestino.
Espero que en donde quiera que estés pequeño mojado estés bien.
RONIN
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