"Todos los grandes pensamientos
se conciben al caminar"
-Friedrich Nietzsche
¿Cuándo fue la última vez que saliste a caminar solo por la ciudad?, es una pregunta tonta para quienes todos los días deben caminar kilómetros enteros para llegar a sus trabajos o desempeñar los mismos.
Existimos un grupo de personas que, debido a cosas de la vida, hemos dejado de caminar grandes distancias y eso se debe a que contamos con autos o algún otro medio de transporte propio o privado que nos acerca a nuestros destinos, por lo que para algunos, caminar puede tomarse como algo innecesario y hasta una acción ociosa pues se le de invertir tiempo y energía.
No sé ustedes pero mis caminatas se han derivado de las crisis, casi siempre económicas, al querer ahorrarme el taxi o cualquier otro servicio que cobre por trasladarme, pero hasta esa acción me ha traído positivas consecuencias puesto que al caminar voy conociendo lugares que de andar en automóvil no me sería posible; tiendas, cafés, changarros de comida, etc.
La observación es indispensable para quien quiera calificarse como un buen "caminante", puedes ser muy rápido, tener mucha resistencia pero si no eres observador es como si tu recorrido lo hubieses hecho con los ojos cerrados, eso limita los beneficios de una caminata al simple hecho de ir de un lugar a otro; práctico pero hasta ahí.
Cuando observas registras cosas, lugares, situaciones y personajes, y tu cerebro comienza a reflexionar sobre aspectos que posiblemente en otra situación no podría dilucidar.
A veces el clima no ayuda a una buena caminata y lejos de ser una experiencia agradable termina siendo un infierno, por lo que hay que llevar algo para cubrirnos del sol, mitigar el calor hidratándonos y detenernos de vez en vez cuando sea necesario.
En esos descansos podemos toparnos con espacios públicos o privados que se convierten es una especie de oasis de descanso para retomar fuerzas y reanudar nuestra travesía; puede tratarse de un café, una fonda, una plaza, un parque o una iglesia, yo qué sé.
Una vez sentado en tu oasis, tu mente se despeja, retomas esos pensamientos que te atormentan y tal vez les encuentres solución o simplemente te dejas llevar por lo que ves a tu alrededor y entras en modo filosófico y hasta poético.
Mientras escribo esto, estoy sentado en un parque muy poco concurrido, hay quioscos de concreto con sus bancas y mesas, frente a mi, a unos 200 metros, una laguna me sirve de paisaje al igual que una ceiba, los juegos infantiles se encuentran huérfanos de niños y solo el espíritu del viento se divierte en los columpios, su felicidad me regala una brisa que conforta la humedad de este trópico húmedo, el repicar de las campanas de la catedral, "El Señor de Tabasco", me devuelve a la realidad cada que mí mente se pierde en alguno de sus laberintos.
Dense un regalo, salgan a caminar, pero no una caminata para ir al trabajo, una caminata por placer, y disfruten un momento su propia compañía y la de su entorno, es posible que algo bueno suceda.
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