sábado, agosto 13, 2022

CHARLY

Charly

Por: Lalo Vargas



Agotado después de un día pesado de trabajo, el tedio también cansa, me imaginaba llegando a mi casa, aventando mi  maletín a un rincón, descalzándome los zapatos mientras daba brinquitos para mantener el equilibrio mientras hacia una especie de cuatro para colocar sobre mi rodilla el mocasín que me ajustaba como un guante y se resistía a liberar mis molidos pies para luego, sin quitarme el traje, aventarme sobre la cama cayendo boca abajo y a tientas buscando el control del aire acondicionado para descansar el resto de la tarde, pero mi jefe tenía otros planes y faltando diez minutos para salir pasó frente a mi escritorio y sin detenerse me dijo -acompáñame-, no se nos permite salir temprano del trabajo pero supuse que si el jefe me lo ordenaba no había nada de malo así que sin preguntar nada más tomé mis cosas y lo seguí al estacionamiento. 

Ya en su lujoso auto miraba impresionado los interiores de aquel vehículo de alta gama y me preguntaba si alguna vez iba a poder comprarme algo así. Mi jefe toco la pantalla táctil y se activó el celular, pude ver que en el identificador apareció como descripción la palabra Madame, - ¿Está disponible? - preguntó - Ella siempre lo está para usted - respondió la mujer. 

- Vamos a divertirnos muchacho, yo invito- dijo mi jefe sin perder la seriedad. 

Solo se me ocurría que esto podía ser una prueba o una broma, pero estaba dispuesto a correr el riesgo tan solo por curiosidad.

Llegamos a un edificio elegante, en un principio no supe si se trataban de departamentos o de un hotel, pero cuando mi jefe se dirigió al estacionamiento y sacó una tarjeta negra y la pasó frente al sensor de la pluma, supe que no importaba si era hotel, motel o departamentos, se notaba que era exclusivo. 

El sótano del edificio contaba con ascensor también activado por la tarjeta y subimos al piso 12. 

Al salir del ascensor pudimos ver un pasillo muy largo con alfombra roja, puertas a los lados de color café con números, y como pueden adivinar también se abría con la tarjeta negra.

Al entrar nos recibió una mujer muy bella y elegante que sin mediar palabra alguna nos señaló una habitación en donde al entrar se podía ver una cama king size con una bella mujer recostada que apoyaba su espalda en el cabezal de la cama, cabello largo lacio con un fleco definido a la altura de los ojos y bata transparente oscura que dejaba ver un baby doll de encaje del mismo color.

Nos saludó con voz dulce y pausada, nos dijo que en un momento estaría con nosotros y me pregunté si ella nos atendería a ambos, ya se imaginarán todo lo que pasó por mi cabeza en ese momento.

Mi jefe dijo que tomaría una ducha y yo decidí acostarme en un camastro de piel que se encontraba a un lado de la puerta, estaba tan cómodo que me quedé dormido.

Después de no sé cuánto tiempo sentí una especie de presión en mis dedos y al tratar de enfocar mi vista somnolienta pensé que me estaban jugando una broma pues ante mí se encontraba un ganso, pero no cualquiera ganso, tenía puesto un curioso uniforme conformado por una gorrita y una camisola hecha a la medida.

No lo voy a negar, me volvió a picotear la mano y me caí por la impresión, esos animales tienen fama de ser muy bravos y no quería correr el riesgo. 

La chica guapa desde su cama soltó una risita por lo bajo y me dijo que se trataba de Charly, el mensajero que entregaba la comida y que era muy servicial.

Nos volvimos buenos amigos, me ha estado enseñando cómo beber whisky, es fan del japonés porque el escocés le da agruras.