Imagen creada con IA
Aquel día de fiesta el aclamado director de películas de ficción brindó algunas palabras al público asistente a su exposición que reunía 30 años de carrera como creativo; bocetos, escritos, maquetas, esculturas, disfraces y múltiples objetos, ahora de culto, engalanaban aquella galería de arte saturada de fanáticos de su trabajo.
La prensa se encontraba presente y no faltó quien le pidió opinión al legendario director sobre el uso de la IA interviniendo sus diseños para dar vida a nuevos conceptos, después de un silencio incómodo el director se aclaró la garganta y reveló su sentir al respecto, siendo una mezcla de sentimientos entre angustia y asombro puesto que reconoció el hecho de que uno que otro diseño suyo intervenido por la IA le había parecido interesante.
Sin dar oportunidad a más preguntas el director agradeció a la prensa y se retiró a dar el recorrido por su exposición regalando anécdotas y datos curiosos a los interesados.
Al llegar la media noche los ánimos se habían calmado y el ambiente ahora estaba más relajado, el cineasta contemplaba uno de esos diseños suyos intervenidos por la IA cuando alguien a sus espaldas interrumpió sus cavilaciones y le dijo que no tenía por qué sentir preocupación por lo que veía porque en realidad él había hecho ese diseño y no la Inteligencia Artificial, el cineasta, un tanto apenado, volteó y se encontró con un tipo con un antifaz de conejo que en un principio lo inquietó pero sabiendo el tipo de fans que habían llegado a su exposición este sujeto en realidad entraba en la categoría de lo "normal".
El director le dijo a su interlocutor que definitivamente él no había realizado aquel diseño y puntualizó que la IA lo había hecho.
El tipo con antifaz de conejo le insistió sobre que en realidad había sido hecho por el director de cine; el cineasta algo irritado le trató de corregir pero el hombre con antifaz de conejo levantó la mano indicándole al director que se detuviera en su discurso y le pidió que lo siguiera.
El cineasta pensó en que la última vez que alguien había seguido a un conejo había puesto en peligro su cabeza.
Caminaron hasta una sala de la exposición que tenía en la pared colgado un gran espejo, el hombre del antifaz atravesó lo que parecía ser una cortina líquida reflejante, una vez "dentro" del espejo, con un ademán le pidió al director se asomara, cual sería la sorpresa del director que cuando acercó su rostro al espejo su cabeza atravesó sin problemas la superficie y tuvo acceso a otro plano en el que se pudo ver a sí mismo conectado a una máquina en la cual se apreciaban monitores que mostraban los diseños supuestamente hechos por la IA.
El director retrocedió severamente contrariado con el rostro estupefacto dando pasitos en reversa hasta que tocó la pared a su espalda, se deslizó lentamente hasta sentarse en el piso de mosaicos blancos y negros que hacian pensar en un tablero de ajedrez.
El director de cine trataba de procesar lo que había visto pero el rostro del enmascarado saliendo por el espejo lo puso en alerta.
El sujeto con antifaz de conejo le dijo que compartiría un secreto con él: la IA no existía como tal, en realidad los humanos creaban todo ayudados por máquinas que les permitan potenciar sus habilidades creativas pero solo los elegidos podían distorsionar la simulación en la que vivían, creada por seres de otra dimensión, para experimentar nuestros alcances como creativos.
El hombre del antifaz sacó su mano de entre el espejo y se despidió diciéndole al director que no se preocupara por su cabeza, pues esta seguiría en su lugar permitiéndole seguir creando "cosas".