"Dicen que la distancia es el olvido..."
La Barca, Roberto Cantoral
Dicen que la distancia es el
olvido, y yo me he distanciado de mi mundo de ficción, de mi cada vez más
enclenque fantasía, esa que me ha dado personajes, esa que me ayuda a contar
historias, relatos escritos a capricho por mí, hace muchos años, cuando me
animaba a mostrar mis textos a conocidos, Lety Cano me preguntó si escribía
para los demás o para mí, tuve que confesar que primero debía gustarme a mí, y
si finalmente le gustaba a los demás eso ya era una ganancia.
Tiene rato que no escribo, y no
es por falta de material, en mi cabeza hay una fila de relatos que siguen
esperando turno para ser plasmados en el ordenador, ya sea para un concurso o
para mi blog, ¿se imaginan a mis relatos en una “cola” como la de las tortillas
esperando a ser atendidos por mí?, pienso en ellos como personas que han
aprovechado la ocasión para platicar sobre la caída del crudo en el mundo,
otros que no dejan de saborear la
violencia del país ya que es el perfecto escenario para ambientar sus tramas,
algunos leyendo sobre sus similares buscando superarlos, uno que otro mordiéndose
las uñas al revisar las estadísticas de visitas de mi blog donde será publicado
y está indeciso sobre si aparecerá en VIDA DE RONIN o en FOTO FICCIÓN, y entre
los más pesimistas ya puedo ver a los que tal vez sean presos de la
incertidumbre de no saber si tengan un futuro incierto en algún concurso de
cuento universitario, esos donde tardan un año en dar el veredicto y publicando
solo al ganador.
Por otro lado están os que ya
fueron escritos y publicados, esos ya
pasaron el susto, muchos fueron leídos o medio leídos desde su aparición en blogs,
compilados y colaboraciones en revistas, pero saben que la gloria no les ha
llegado, no pasan de ser un relato más en el planeta, porque cada cabeza es un
mundo, y de esos mundos surgen millones de historias que contar, aficionados a
la escritura hay tantos como granos de arena en los desiertos.
Creo que me he estancado y debo
llevar a mis relatos a otro nivel, uno en el que gente que no lee puedo
conocerlos también, eso lo he pensado, me he preguntado cómo hacerle y me he
respondido, pero suelo ser víctima de mis temores, al más puro estilo de Bart
Simpson en el episodio donde reprueba año, lo mío, como Bart en esa ocasión, es
“miedo al fracaso”, no me puedo quejar, cuando dejo de escribir comienzo a producir
video, cuando dejo de hacer video, hago audio y repito mi ciclo una y otra vez,
soy mi escritor, director, productor, actor, guionista, crítico y espectador,
soy juez y parte de mi trabajo, pero extraño la escritura, aunque me digan que
escribo mal, que mi ortografía es pésima, que mis textos son predecibles, que
no tengo formación literaria en los talleres, que a Chuchita la bolsearon y la
manga del muerto.
Estoy entre reescribir PENTAGRAMA,
BERSERKER o mi primer intento de relato largo, en mis archivos personales
duerme un libro que no ha sido publicado, un compilado de mis primeros textos;
EL HOMBRE MUERTE Y OTROS RELATOS, sigue esperando ver la luz como libro, falta
maquetarlo y aunque sea como eBook será publicado.
Este es un comienzo, la
reconciliación con el procesador de texto, al escribir esto me obligo a retomar
el camino, ese del que no hay que alejarse, ese del que no hay que desviarse, porque
se olvida.