IMAGEN DE INTERNET |
IV
Yo sabía que al tener una profesión tan peligrosa iba a vivir al filo de la navaja pero en ese momento se me hizo ridículo, mi atacante me tenía rodeado con su brazo derecho en cuya mano sostenía un cuchillo mientras con su mano izquierda comenzó a registrar mi bolsillo, entonces aproveché la oportunidad para sujetar su muñeca derecha con mis dos manos para inmovilizar el cuchillo, me empujé hacia atrás para golpearlo contra la pared que se encontraba a nuestras espaldas, el impacto hizo latiguear su cuello haciendo que su cabeza se golpeara contra la pared, eso lo aturdió, aflojó su agarre, con mi mano izquierda golpee sus genitales, el dolor lo hizo “ablandarse” más, con ambas manos extendí su brazo para posteriormente flexionar mis rodillas levantar mi cadera y así sacarlo de balance, luego lo proyecté hacia un lado, se escuchó un golpe seco, como toda persona que es proyectada por primera vez su mirada quedó fija mirando al techo tal vez tratando de comprender lo que le había sucedido, aprovechando el desconcierto le quité el cuchillo y le apunté con mi arma.
Una vez que mi atacante estuvo fuera de combate en el piso pude verlo mejor, se trataba de un hombre como de cincuenta años, algo calvo, se cubría el rostro con ambos brazos, el arma en mi mano lo tenía aterrado, decidí que no era una verdadera amenaza para mí, guardé mi arma y le di la mano para ayudarlo a levantarse, temeroso extendió su mano, dudó un momento pero aceptó la ayuda.
Le pregunté sobre sus motivos para atacarme, se quedó callado mirando al piso, le dije que yo era policía e inmediatamente me miró sorprendido, le dije que a como estaban las cosas él se me antojaba como para llevármelo como sospechoso de asesinato de la chica ultimada en ese motel, el hombre comenzó a llorar, pensé que estaba alcoholizado o drogado hasta que me dijo que la chica que habían asesinado era su hija, que él pensaba que yo era uno de los guardaespaldas del politiquillo ese que acostumbraba a visitar a su hija, tan pronto se enteró del asesinato la noche anterior se hospedó en el motel en busca de venganza pues el mejor cliente de su ahora extinta hija siempre usaba la misma habitación según le contaba ella, pero se encontró conmigo, le dije que para eso estaba la policía, pero negó con la cabeza y dijo que no íbamos a hacer nada, que sabía que la profesión de su hija no ayudaba y mucho menos las influencias del político que la frecuentaba, le dije que precisamente aquel hombre era el más interesado en que se aclarara todo, no supe decirle si por conveniencia o por otra cosa pero que se estaba trabajando en el caso.
El hombre retrocedió hasta topar pared y se sentó en el piso alfombrado, yo me senté a su lado y le ofrecí un cigarro, lo tomó con la mano temblorosa, me disculpé por los golpes pero cuando te amagan con un cuchillo no es precisamente un momento muy cómodo, me dijo que lo entendía y que no había cuidado, aproveché a interrogarlo, le pregunté sobre si ella había peleado con su benefactor, si sabía de algún enemigo o enemiga, alguna deuda por drogas, algún culto al que perteneciera; eso último llamó su atención, le pregunté si sabía cómo había muerto su hija, respondió que no, que cuando le llamaron para reconocer el cuerpo el no vio nada raro ni le dieron tantas explicaciones pues se suponía aún estaban investigando la causa. Dudé un instante en decirle, pero en ese momento era lo menos que podía hacer por aquel hombre, le expliqué que a su hija le habían drenado toda la sangre por medio de un par de orificios que tenía en el cuello, le mostré la imagen que traía en mi celular sacada de las fotos del forense, el hombre inmediatamente me dijo que ya había visto esas marcas antes, invadido por la adrenalina le pregunté ¿dónde? ¿cuándo?, sin darme cuenta yo estaba sujetando al tipo de su camisa mientras visiblemente asustado señalaba unas escaleras al final del pasillo.
Continuará...つづく
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