Jueves, Julio 19, 2007
"esta tarde vi llover
y no estabas tú"
-ARMANDO MANZANERO.
Los días de lluvia se me hacen reflexivos, soñadores, melancólicos, mágicos, el viento del norte sopla con fuerza, se impone sobre un rebaño de borregos de grisáceo y hasta negro pelaje que cubren el cielo en su totalidad, el viento-pastor hace correr a su balante rebaño formando una estampida que detona rayos aquí en la tierra.
Los poetas y novelistas juegan con la forma caprichosa en la cual se manifiesta la lluvia, casi siempre optan por sugerir que de las gotas de agua que brotan de la gran regadera del cielo se forman torrentes que lavan las penurias del mundo, a veces la gran regadera se descompone y genera inundaciones, los diluvios están prohibidos hace ya algún tiempo, no hay por qué alarmarse, ahora hasta en el cielo cuentan con sección amarilla y solo hay que llamar al plomero, en los tiempos bíblicos un descuido, seguramente de un querubín, fue el que ocasionó todo aquel alboroto del diluvio, afortunadamente las relaciones públicas en el cielo siempre han sido muy buenas y supieron dar una buena excusa para tan penoso episodio.
Tal vez suene ridículo, pero si caminamos bajo la lluvia tal vez podríamos purificar nuestros cuerpos, el idiota que escribió hasta el punto en el párrafo anterior no se da cuenta que la lluvia no es más que la suma de lagrimas derramadas por Ángeles que le iban a la selección, y que al verlos eliminados lloran desconsolados, ¿a poco creen que solo juegan beisbol en grandes ligas?.Que tontos, la lluvia no es más que la fuga continua del mar azul que se cierne sobre nosotros, esas cosas que llaman estrellas son pequeñas criaturas luminosas que habitan en el fondo azul, aquello que llaman espacio es el abismo infinito que aún siendo territorio de esos seres brillosos, devora su luz con su penumbra tan espesa, dicen que así es la tristeza humana, así de densa, así de oscura, así de envolvente y también omnipresente.
“Por mi casa pasó el viento-pastor, con sus borregos negros y grises, que aunque golpeando sus narices correteaban muy veloces, en estampida peligrosa y marcha marcial de gran tronido, no se escuchaba otro ruido que el de ese paso descomunal.A como llegaron se fueron, ni siquiera adiós dijeron, otro día regresarán, después de tanto alboroto, el silencio se hace el loco y pasea en el lugar, así es siempre un día de lluvia, así se suele apreciar, cuando no hay sol hay luna, cuando no hay tierra siempre hay mar.”
Los poetas y novelistas juegan con la forma caprichosa en la cual se manifiesta la lluvia, casi siempre optan por sugerir que de las gotas de agua que brotan de la gran regadera del cielo se forman torrentes que lavan las penurias del mundo, a veces la gran regadera se descompone y genera inundaciones, los diluvios están prohibidos hace ya algún tiempo, no hay por qué alarmarse, ahora hasta en el cielo cuentan con sección amarilla y solo hay que llamar al plomero, en los tiempos bíblicos un descuido, seguramente de un querubín, fue el que ocasionó todo aquel alboroto del diluvio, afortunadamente las relaciones públicas en el cielo siempre han sido muy buenas y supieron dar una buena excusa para tan penoso episodio.
Tal vez suene ridículo, pero si caminamos bajo la lluvia tal vez podríamos purificar nuestros cuerpos, el idiota que escribió hasta el punto en el párrafo anterior no se da cuenta que la lluvia no es más que la suma de lagrimas derramadas por Ángeles que le iban a la selección, y que al verlos eliminados lloran desconsolados, ¿a poco creen que solo juegan beisbol en grandes ligas?.Que tontos, la lluvia no es más que la fuga continua del mar azul que se cierne sobre nosotros, esas cosas que llaman estrellas son pequeñas criaturas luminosas que habitan en el fondo azul, aquello que llaman espacio es el abismo infinito que aún siendo territorio de esos seres brillosos, devora su luz con su penumbra tan espesa, dicen que así es la tristeza humana, así de densa, así de oscura, así de envolvente y también omnipresente.
“Por mi casa pasó el viento-pastor, con sus borregos negros y grises, que aunque golpeando sus narices correteaban muy veloces, en estampida peligrosa y marcha marcial de gran tronido, no se escuchaba otro ruido que el de ese paso descomunal.A como llegaron se fueron, ni siquiera adiós dijeron, otro día regresarán, después de tanto alboroto, el silencio se hace el loco y pasea en el lugar, así es siempre un día de lluvia, así se suele apreciar, cuando no hay sol hay luna, cuando no hay tierra siempre hay mar.”
Hasta pronto.
浪人
RONIN
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