Hace tiempo que quería abordar
este tema, es preocupante ver hasta donde ha llegado este problema, el cual
siempre ha existido, en mis tiempos, yo soy de 1982, no tenía un nombre
específico, y hasta podría decir que es algo normal durante el desarrollo de
los seres humanos el tener que enfrentar a brabucones, gandallas, maloras,
etc., sin embargo los niveles de violencia y las tácticas de las cuales se
valen últimamente para molestar a las niñas y niños han caido en un grado de
crueldad alarmante llevando a la victima a cometer suicidio, ya por todos es
sabido el caso del niño que fue encerrado en jaula por sus compañeros de
escuela.
Dicen que cada quien habla como
le va en la feria, y a riesgo de ser víctima de bullying después de tantos
años, quisiera compartir mi historia.
Mi famlia: mi hermano, yo, mi
padre y mi madre. Soy el mayor, por necesidades de la casa siempre acompañando
a mi padre a trabajar cuando no había quien nos cuidara. Cuando inicié la
primaria mi madre cuenta que al parecer me molestaban mucho en la escuela, y
digo que me cuenta porque tengo muy pocos recuerdos, en el salón éramos pocos
eso si me queda claro, recuerdo a solo unos cuantos compañeritos, Georgina,
Adriana, creo que ese era su nombre, Leoncio y Amalia Guadalupe, a ella no la
olvido.
Para ser primero de primaria los
niños ya jugaban rudo y Adriana solía sacar la casta por los que no metíamos
las manos, quiero pensar que venía de una de esas familias con hermanos mayores
en donde o aprendes a defenderte o no sobrevives con facilidad. Cuenta mi madre
que en una ocación al parecer me pegaron y yo no metí ni las manos, mi padre se
enteró y como buen mexicano me dio la instrucción de que si me pegaban, pues
que les pegara, total que eso de la ora mejilla no aplicaba en los Vargas en
aquel momento.
No pasaría mucho tiempo para que
de la escuela mandaran a hablar a mis padres ya que al parecer el consejo de mi
padre había funcionado, y obviamente estaba feliz de que su hijo por fin
pudiera defenderse.
Terminando el año escolar tuvimos
que cambiarnos de casa, y por lo tanto de escuela, llegar a una escuela nueva
si es aterrador, no conoces a nadie y cuando no iniciaste con el grupo las
cosas son aún más complicadas. No puedo explicar de qué manera eres elegido
como víctima de acoso, no sé si es una especie de rifa que hacen o lo someten a
votación, o simple y sencillamente buscan sustituto del niño o niña que
anterioemente molestaban, no lo sé, pero mi llegada despertaba en los niños
abusivos unas ganas considerables de molestar.
Antes de mi llegada, lo supe con
el tiempo, había otro niño al cual “lo traían de bajada”, como solemos decir,
desde el kinder, se imaginan, 3 años de kinder 1 de primaria, y ahora segundo
año de primaria, su nombre David, quien se convertiría en mi mejor amigo.
No se me olvida que a mi llegada
nuestro principal dolor de cabeza, un niño llamado Arturo, hijo de una maestra
de la escuela a la que asistíamos, se acercó a mi y se presentó dandome la
mano, después se acercaría David para hacer lo propio pero advirtiendome que
Arturo habia hecho “changuitos” al darme la mano, lo que quería decir que su
intención no fue buena.
A mi amigos le hacían de todo,
había un grupo comandado por Arturo que constaba como de 5 o 6 niños más,
Héctor, Luis Miguel, Marvin, Wilbert, Ángel Mario, Adrian Oswaldo,Concepción,
que en mayor o menor grado ayudaban al capo mayor del salón a hacer de las
suyas, ese segundo año David ya no estaba solo, y siempre que había problemas
yo estaba allí para que no le fuera tan mal, por eso nos hicimos buenos amigos.
En una ocasión hartos de los
maltratos de Arturo nos juntamos varios niños y lo fuimos a acusar con su mamá,
que recuerden tambien era maestra de la escuela y daba clases en el salón de a
un lado, la maestra nos contestó que “seguramente nosotros éramos muy bien
portados”, lo que bastó y sirvió para que perdieramos la esperanza de ser
rescatados, y me van a disculpar pero al ser hijo de una maestra de la escuela
núnca lo sancionarían como se debía dandole luz verde para hacer lo que se le
diera la gana.
En tercer año me ocurrió algo que
marcaría mi vida, y creo que para bien pues he sobrevivido, me nombraron jefe
de grupo, me sentía orgulloso de mi mismo, pero mi inocente y estúpida
idealización de la justicia me hizo cometer un error que casi me cuesta hasta
los dientes.
La pandilla del salón había hecho
una travesura y yo en mi papel los denuncie ante las autoridades competentes,
la maestra, olviden eso de competente, ya sabran quién comandaba ese grupito,
por lo que, a pago de mis servicios como guardian del orden me esperaba una
madrina descomunal a la hora de salida, afortunadamente para mi llegó a buscarme mi papá a la escuela, al verme que
me subí como de rayo a su vocho me preguntó de el por qué de mi agitación, le
conté y me dió una regañiza terrible, casi casi me recitó el código de la cárel
“ver, oir y callar”, y frases como: “a los
chismosos nadie los quiere”, “por la boca muere el pez”, etc., lo que mi padre
no entendía es que el haber delatado a la pandilla era una especie de vendetta
personal que trataba de ajustar cuentas, mi padre quien se formó sin padre, sin
madre y a la “voluntad de Dios”, tenía doctorado en eso de sobrevivir en la
vida.
Pasamos de año y se nos unieron
nuevos compañeros, Israel y José Ángel, no tardaron en ponerles apodo, para ese
tiempo yo ya había ganado peso, así que entraba en la categoría de los gorditos
a molestar, David seguía igual de delgado, Israel estaba un poquito mas llenito
que yo y José Ángel era delgado pero con un par de tips nerviosos, tartamudeaba
un poco y las manos le temblaban, nunca supimos por qué, pero ese era mi
equipo, el de los buleados, el de los “perdedores”, los “no populares”, con
quienes podías desquitar tus frustraciones, y creanme, es cierto, la carencia
de ciertas cosas en casa de algunos niños los vuelven violentos en las
escuelas, lo descubres con los años, cuando conoces la historia de quienes te
molestaban o que se portaban mal, la casa donde vivían, la cantidad de hermanos
que tenían, las carencias económicas que existían, el tipo de padres o
adicciones de los mismos, etc.
En tercer año se volvió a
presentar el buen Arturo contra mi, creo que era su favorito porque
representaba cierto reto ya que siempre le daba pelea, y cómo no, aunque
durante todo ese tiempo no practiqué ningún arte marcial, mi papá era fanático
de Chuck Norris, Bruce Lee, Sylvester Stallone, Jackie Chan, Steven Seagal y
Jean Claude Van Damme, además mi padre practicaba levantamiento de pesas, hacía
ejercicio y su hijo era un niño sin habilidades deportivas, comelón, gordo, la
pesadilla de quien cultiva su cuerpo, supongo yo.
La cosa es que el enfrentamiento
entre Arturo y yo se volvió a dar, quiero aclarar que no soy bueno peleando, nunca
lo he sido, pero a falta de rudeza y malicia creo que Dios me compensó con
inteligencia, si un poquito, muy poquito, pero suficiente, y pues en vez de
revolcarme a golpes con el buen Arturo mi cerebro le ordenó a mi pie derecho
darle una patada en los testículos a mi agresor y como en lucha de UFC la
refriega no duró nada.
Como buen perdedor, que no lo era
aquel, al llegar la maestra me acusó de haberle maltratado sus partes nobles,
pero bien dicen “haz fama y acuestate a dormir”, a lo que la maestra le contestó
que seguramente él me había provocado, allí el marcador entre Víctimas y
Victimarios se emparejaba, yo anotaba para mi equipo.
En cuarto año de primaria no
recuerdo bien lo que le hicieron al buen Isra que hasta su papá tuvo que ir a
hablar con el director, y todos pasamos justo en frente de ellos, el papá de
Isra como de 1.90 de estatura, no necesariamente delgado per tampoco gordo, mas
bien cuadrado, camisa manga larga, pantalón de mezclilla, cinturón y botas de
piel y pistola a la cintura, todos nos quedamos con el ojo cuadrado, una vez
que estuvimos en el salón no aguantamos más la curiosidad y le preguntamos a
nuestro amigo en que trabajaba su papá, orgulloso nos dijo que era judicial,
creo que no volvieron a molestarlo, por lo menos no con la misma intensidad.
En el último año de escuela las
cosas no fueron diferentes para mi, y recuerdo dos momentos,que viéndolos a
distancia, fueron muy satisfactorios para mi, en aquellos días se utilizaban
mesa-bancos, es decir una especie de banca con capacidad para dos alumnos y que
en la parte posterior terminaba en una especie de mesa para quien se sentara
atrás y así formar una fila, la más cotizada era la que topaba con pared ya que
como terminaba en mesa e inmeditamente estaba la pared se podía colocar la
mochila o sentarte sobre ella, era lo más “cool” en esa primaria, entonces un
día el buen capo del salón llegó a molestar hasta nuestro lugar, se sentó en el
lugar donde colocábamos las mochilas lo que lo hacía quedar mas alto en
comparació de mi banco y me tomó del cuello con su brazo derecho, mi reflejo
fué jalarlo haciendo que diera una vuelta de campana y callera en la mesa de en
frente, supongo que ha de haber sido todo un viaje para él.
El segundo incidente con mi
victimario fue a la salida de la escuela, nuevamente me llegó por la espalda se
puso a mi lado izquierdo y con su brazo derecho me rodeó el cuello, se puede
decir que quedamos hombro con hombro, entonces no se cómo se me ocurre subir
por enfrente de su brazo derecho mi brazo izquierdo y rodearlo cosigiendo, si
proponermelo, palanquear su codo, con lo que me soltó de inmediato.
Hasta hoy no me explico cómo
conseguía realizar eso movimientos que hoy de manera más conciente conozco
mejor, me gustan las artes marciales, he precticado una que otra, no soy bueno
en ninguna, pero les pongo atención y corazón a cada una, desconozco mis
alcanses, conozco mis limitaciones, pero tambien mis opciones, los peligros que
representa el dañar a alguien más aunque sea en legítima defensa y las
prioridades al defenderme, pero ese es otro tema.
A manera de conclusión quiero
decir que el buen Arturo siguió estudiando conmigo, en otro salón quiero
aclarar, hasta la secundaria, ya no se metía conmigo, en esa jungla encontró la
horma de sus zapatos, muchos de los que me molestaban en la primaria se
volvieron compañeros y buenos amigos, no sé si tiene que ver con el respeto, no
sé si me lo gané, pero se me hace estúpido que tengas que soportar tanto para
que no te molesten.
Durante la secundaria tuve uno
que otro incidente aislado, nuevamente un as bajo la manga venido de mi gusto
por las artes marciales, sin haber practicado ninguna formalmente, me ayudaron
a salir bien librado, pero los que más me ayudó durante la secudaria fue esa
tortura de la primaria, porque a mi manera de ver, varios años después, todos
esos malos ratos o te destruyen para siempre o te forjan el carácter para bien
o para mal, no digo que siempre con resultados positivos, pero realmente
considero que no se le desea a nadie pasar por lo que muchas niñas y niños
pasan en la escuela, es horrible, yo tengo hijas, y tengo miedo de que se repitan las cosas, pero
mi trabajo como padre es darles confianza y las estrategias para salir bien
libradas de todo mal rato que se me pueda ocurrir, en casa tambien se nos hace
bullying, el hermano gandalla, los primos golpeadores, los padres que se la pasan
diciendole cosas feas a los hijos, es allí, en casa donde se forman a los
abusadores, a los depredadores, es en casa donde se destruye la autoestima y se
fabrican víctimas de acoso, es por ello que debemos amar a nuestros hijos y
corregirlos para que no sean ni víctimas, ni victimarios porque al final de
cuentas, en ambos casos los dos terminan igual de dañados para toda la vida si
no logran superarlo.
Yo he visto a mi victimario
algunas veces, él posiblemente no me reconozca, tengo amistad con familia suya,
ellos no conocen la historia, pero puedo verlo sin rencor alguno, me enseñó a
ser fuerte, quizas de una manera poco ortodoxa, pero no hay nada mejor que
poder pasar junto a él y poder verle a la cara como diciendo ¡aquí estoy,
sobreviví!
Las películas y animaciones americanas
siempre manejan el cliché de los “Perdedores”
o ”Loosers” y el de los “Populares” o “Cool”, y muchas otras producciones de
paises diferentes tambien, la problemática se aborda siempre con la victoria del
Perdedor sobre el Popular, tal vez un poco torcida pero la moraleja ahí está,
solo hay que aydar a nuestros hijos a interpretarlo adecuadamente, no debería
existir ninguno de los dos bandos, todos debemos ser tratados con respeto, como
seres humanos y ser tolerantes con las creencias y preferencias de cada
individuo,ese es el camino hacia la paz, la cual es nuestros días es cada
vezmás escasa.
Pongamos nuestro granito de arena
para combatir el bullying, ¡no más bullying!