“El exilio me hizo libre, llevándome de mundo en mundo, desde todos los mundos.”
- "Sonetos y otros versos" (1894), George Santayana
Hace apenas unas semanas realicé una transmisión en vivo desde mi perfil personal en Facebook en donde anunciaba mi retiro temporal en redes.
Para los que no me conocen puedo decirles que soy un usuario activo y realizador de contenidos en redes sociales, hago videos, escribo artículos, publico cuentos y relatos de mi autoría, comparto contenido de otros realizadores, fui parte de esa generación que ya no solo consume contenido, también lo genera.
Soy comunicólogo de profesión, más por vocación que por obligación, inicie mi actividad en redes con los famosos “muros”, que después dieron lugar a los “blogs”, alguna ves me concentré mucho en los “podcast” antes de ser rebasados por el contenido en video, entré al juego de las redes sociales y descubrí un potencial increíble en ellas para poder difundir mi trabajo; después de unos años sin conseguir una respuesta satisfactoria de parte de la gente hacia mis contenidos pensé, equivocadamente, que las redes sociales serían la solución a mis problemas.
Existen millones de usuarios en redes que generan sus propios contenidos, videos espontáneos o producidos que se vuelven vírales en minutos, no voy a negar que la gran mayoría no aporta nada, culturalmente hablando, pero es lo que la gente en redes suele consumir, situaciones y cosas graciosas no están mal de vez en cuando pero cuando el morbo y el “fake news” se convierte en el contenido más consumido las redes sociales se convierten en el prostíbulo digital del contenido basura y en ellas, las redes sociales, tienen a sus consumidores más fieles.
Quiero aclarar que no cerré mis redes sociales, solo las dejé de usar por un tiempo indefinido, hasta ahora he podido estar alejado de Facebook, Twitter, Instagram, Google + y LinkedIn que son las que normalmente uso, y confieso que ha sido extraño pero no imposible, sonará a cliché pero soy de esos usuarios que despierta y lo primero que hace es mirar sus redes, me aburro y veo redes, me deprimo y veo redes, estoy contento y veo redes, voy al baño y veo redes, pero puedo decir que era una conducta que no me retroalimentaba mucho que digamos, porque en realidad lo que estaba esperando es que alguno de mis contenidos fuera tomado en cuenta por algún usuario, era una búsqueda desesperada de aceptación de parte de los consumidores de la red hacia mi persona, hacia mi contenido; los artistas buscan aplausos y los que escribimos buscamos lectores, los que producen contenido multimedia buscan ser vistos y escuchados, es una competencia brutal por la fama y la fortuna.
No puedo alejarme del todo del internet, no todo es malo, existe contenido muy útil, sobre todo el contenido que nos educa, que nos capacita, que nos resuelve algún problema en el trabajo, los tutoriales que nos enseñaron cómo usar las propias redes.
Posiblemente me estuve moviendo en las redes equivocadas, estuve haciendo “mal contenido”, no lo sé, es bonito regresar a lo básico, mirar las cosas desde afuera, recordar que existen los libros, las revistas, que existe la contemplación y que las redes sociales son como la TV, de vez en cuando es bueno ampagarlas por un momento.
Este blog siempre ha sido como una “casa en el bosque”, ese lugar al cual sueles ir cuando te quieres alejar de todo y de todos, por cierto ¿cuándo fue la última vez que tuvieron que escribir una dirección completa en su navegador?; yo tenía mucho que no lo hacía, las redes me decían a dónde ir, qué leer, qué ver y qué consumir, en mi retiro eso ya no pasa tan seguido, decido qué ver y qué escuchar y a dónde ir dentro de la red, y ahora en mi “casa del bosque” puedo sentarme a ver, pensar y decir lo que pienso sin mayor pretensión, sé que mis hastags harán que mi texto llegue a alguien, tendré por lo menos un par de lecturas pero nada más, mi ego seguirá herido como siempre pero mi alma de “contador de casos y cosas” estará contenta de tener un lugar dónde contar lo que pienso, esa era la idea original de un blog, y si me reanimo es posible que retome el podcast, que tampoco nadie escucha.
La Lic. Consuelo, mi asesora de tesis, en algo tiene razón, soy terco con este asunto de ser un comunicador, porque antes de ser podcaster, blogger, YouTuber y esas jaladas, soy un comunicador y por más que me quiera mantener al margen de la evolución de los medios digitales no puedo hacerlo del todo; sin embargo, el tiempo me ha permitido elegir mejor el vehículo de mis contenidos y las pocas, pero sinceras, muestras de reconocimiento hacia mi trabajo.
Pronto regresaré a las grandes redes, mientras tanto disfruto de un descanso en mi “casa en el bosque” en donde por accidente o casualidad seguramente me visitará alguien en algún momento y me saludará.
Seguimos en contacto.