viernes, noviembre 10, 2023

SOCAVÓN

 

Autor: STRINGER Crédito: REUTERS

“…los vecinos reportaron haber escuchado un fuerte estruendo por la madrugada, pensaron que se trataba de un temblor pero al no haberse activado la alerta sísmica solo se les ocurría que alguna línea del gas había explotado, sin embargo al evacuar sus casas notaron que una de las casas se estaba hundiendo, hasta el momento no se reportan heridos, personal de protección civil ya se encuentra en el lugar y esperamos tener más información en nuestro siguiente enlace, es mi reporte hasta el momento Javier.”

La colonia había despertado conmocionada por el hundimiento de una de las casas, no era cosa nueva, a lo largo y ancho de la ciudad aparecían socavones de diferentes tamaños sin aparente explicación, aunque algunos expertos señalaban que entre las posibilidades se encontraban los efectos causados por construir sobre viejas minas, ríos subterráneos o fugas de agua desatendidas por años que habían deslavado la tierra y muchas cosas más.

A los afectados solo les preocupaba una cosa, ¿qué pasaría con sus casas?, se quedarían sin su mayor patrimonio y parecía no haber nada que hacer, así pensaban los papás de Lisa que miraban como su casa estaba hundida en la tierra presentando fracturas en la estructura y con más de medio metro bajo la tierra.

Lisa y sus padres lograron salir a tiempo esa mañana pero faltó un miembro de la familia, su perra Luna, que siempre se salía de casa y confiaban que posiblemente pudiera haber escapado del hundimiento por andar en la calle, por lo menos esa era la teoría al no verla por ningún lado y mientras Lisa y sus padres miraban desconsolados la escena detrás de la cinta amarilla de “PELIGRO” con la que protección civil había acordonado la zona, un ladrido pareció escucharse, parecía provenir de la parte interior de la casa hundida, eso hizo que Lisa se emocionara y corriera a buscar a su amiga Luna, sus padres no pudieron alcanzarla porque cuando Lisa estaba cerca de la ya estrecha puerta de la casa el piso colapsó precipitándose en una avalancha de tierra a lo profundo del socavón.

Afortunadamente para Liza la caída no había sido aparatosa, se limpió la tierra que le había quedado encima y miró a su alrededor, a sus diez años sabía que debía ser valiente, trató de guardar la calma, no sabía qué tan profundo había caído, tal vez tan profundo como Alicia cuando perseguía al conejo, pensó, estaba muy oscuro y cuando pensó que comenzaría a llorar recordó que traía con ella su celular, lo desbloqueó solo para descubrir que no tenía señal, pero la lampara le serviría para poder buscar una salida, si es que existía tal cosa, solo quedaba explorar el lugar.

En la superficie José abrazaba fuertemente a su esposa que luchaba por liberarse los brazos de su esposo para entrar en el socavón y sacar a su hija de allí, desafortunadamente justo en ese momento comenzó a llover de manera torrencial y la tierra comenzó a reblandecerse más haciendo que la circunferencia aquel hueco en la tierra comenzara a crecer y la casa se deslizara más y más hasta que finalmente colapsó impidiendo ver la profundidad del socavón rematando la tragedia pues difícilmente Lisa seguiría con vida al haberle caído la casa encima.

La suerte trabaja de maneras sorprendentes y debajo de la tierra la niña solo escuchó el colapso del túnel por donde había entrado, afortunadamente se había animado a explorar la cueva con celular en mano y llevaba algunos metros caminando que la habían alejado del lugar del derrumbe, de haberse quedado en donde había caído hubiera muerto aplastada por los escombros de lo que alguna vez fue su casa.

Lisa no era experta en espeleología ni micho menos pero le llamaba la atención que ahora estaba caminando por una especie de túnel o cueva que se veía como si hubiese estado allí siempre, como si alguien la hubiera construido porque, ¿de qué otra forma podían existir en esas dimensiones?, parecía un túnel como el del metro, pensó sin temor a equivocarse, y fue entonces que escuchó un ladrido, sintió alegría, seguramente se trataba de Luna que estaba cerca, la llamó incesantemente, el eco rebotaba por todo el lugar, y en cuanto más decía su nombre los ladridos se escuchaban más cerca, decidió correr, era difícil hacerlo con tan poca luz pero, cuando parecía que caería de boca recuperaba el equilibrio y así fue hasta que en su carrera topó con algo que la hizo rebotar y caer sentada, sacudió su cabeza pues se sentía aturdida y alumbró con su celular para ver qué era con lo que había chocado y vio frente a ella una especie de traje espacial, tenía un casco, guantes botas mangueras y una especie de arma en las manos, aquel ser caminó hacia ella haciendo un movimiento con su brazo al tiempo que Lisa se cubría la cabeza gritando pues pensó que aquel sería su fin, esperó unos segundos y al verse intacta alumbró al ser extraño solo para descubrir que este le extendía la mano para ayudarla a ponerse de pie, ella precavida aceptó la mano y se puso de pie, entonces aquel extraño tocó un botón en su pecho que hizo que el cristal de su casco se abriera para dejar ver su rostro, era un joven veinteañero que a manera de saludo le preguntó cómo había llegado hasta allí, Lisa le explicó que buscaba a su perrita que había caído por un hueco en la tierra, también le contó que su casa había caído por ese socavón, el extraño le dijo a Lisa que lamentaba escuchar eso, pero también le dijo que ese era el menor de sus problemas, la niña no entendía lo que le decía aquel hombre espacial, así decidió nombrarlo, le preguntó si venía del espacio a lo que el tipo le respondió que era algo más complejo que eso y que lo mejor era que se mantuvieran en movimiento porque esos túneles no eran seguros.

El traje del joven contaba con un par de lámparas sobre sus hombros lo que permitía alumbrar el camino, Lisa le preguntó al extraño por qué usaba un traje así, que si acaso era de los bomberos, por qué cargaba en la mano lo que parecía ser un arma y cómo había llegado allí, el joven sonrió un poco haciéndole ver a Lisa que era una niña muy preguntona, pero decidió responder algunas preguntas, le dijo que el traje lo usaba para hacer su trabajo, que no era bombero y lo que parecía un arma para él era más como una herramienta de trabajo y que había llegado allí viajando, la niña no muy convencida le hizo ver que si pensaba que por su corta edad se iba a tragar ese cuento pues estaba equivocado, el joven sonrió de nuevo y la invitó a que le contara cuál era su teoría entonces, ni tarde ni perezosa Lisa comenzó con sus deducciones, le dijo que al juzgar por su traje él venía del futuro o de otro planeta pero que definitivamente este no era su lugar y que definitivamente lo que parecía un arma realmente era un arma y que para finalizar le parecía que esa arma era para cazar algo que no sabía exactamente qué era pero seguro era algo peligroso.

El hombre después de escuchar las teorías de la niña se detuvo un momento y volvió a decirle que era muy lista y que tenía una gran imaginación, alzó los hombros y le dio que le revelaría la razón por la cual él estaba allí pero entonces Lisa le preguntó señalando hacia el frente qué era una extraña forma que estaba frente a ellos, su acompañante presionó el botón en su traje, las luces alumbraron más fuerte y le dijo a la niña que esa era la razón por la cual él estaba allí.

El objeto que Lisa vio y que puso en alerta a su acompañante tenía el tamaño de una pelota de playa, parecía traslucido, una especie de membrana esférica, y a contraluz se miraban siluetas que se movían lentamente.

Sin perder el tiempo el joven acercó su herramienta de trabajo al objeto no sin antes colocar una especie de aguja de aproximadamente treinta centímetros de largo con la que pinchó aquella esfera inyectando algo que hizo que la esfera se tornara escarchada y despidiera una sensación helada en el ambiente.

Lisa le preguntó si eso era lo que ella creía que era a lo que el joven le respondió que sí, que se trataba de un huevo, acto seguido la niña le preguntó qué clase de animal ponía ese tipo de huevos, y en respuesta su acompañante le dijo que una Lumbricus terrestris, Lisa no sabía que era eso pero de seguro era algo muy desagradable porque lo que había visto retorciéndose dentro no tenía buen aspecto.

A todo esto, Lisa decidió preguntarle su nombre, el joven la volteó a ver y le dijo que pensaba que nunca se lo iba a preguntar, su nombre era Pablo y le dijo que les quedaba poco tiempo para encontrar a la Lumbricus terrestris, que aquella creatura era la causante de los socavones en las ciudades y su misión era la de exterminarla antes que siguiera llenado de agujeros el subsuelo.

Lisa no se quedó solo con eso, le pidió a Pablo que por favor le explicara qué tipo de creatura era esa tal Lumbricus quiensabequé, por lo que Pablo le dijo que era una lombriz de tierra, Lisa comenzó a reír porque no podía creer que todo se trataba de una lombriz y Pablo la interrumpió aclarándole que no era cualquier lombriz, le recomendó que para darse una idea mirara el tamaño del túnel y el tamaño del huevo que habían encontrado.

Mientras caminaban por el túnel Lisa siguió preguntando cómo es que esa lombriz había crecido tanto, Pablo le contó que del lugar de donde él venía estaban tratando de reactivar los cultivos en campos experimentales puesto que después de una gran devastación y radiación en el suelo, pensar en sembrar cosas al aire libre era casi imposible, si bien la hidroponía estaba avanzada se necesitaban árboles y otras plantas que ayudaran a limpiar el aire y el subsuelo, y entonces pensaron en algún organismo que pudiera  ayudar en esa tarea: las lombrices, mientras excavan para hacer sus túneles, ingieren partículas de suelo y digieren cualquier resto orgánico. En épocas húmedas arrastran hojas al interior de la tierra para alimentarse. Con ello remueven, airean y enriquecen el suelo, contribuyendo a que se mantenga fértil al hacer ascender fósforo y potasio del subsuelo y al expulsar sus propios desechos nitrogenados. Son muy voraces, llegando a comer hasta el 90% de su propio peso por día. De esta ingesta, excreta entre el 50 y 60%, convertido sus desechos en un nutriente natural de altísima calidad, conocido como lombricompuesto o humus de lombriz.

Algunos de los científicos tenían algunas colonias de lombrices entre sus resguardo y pensaron que sería buena idea usarlas pero los primeros años no fue tuvieron éxito, la radiación era tan fuerte que las lombrices morían casi al contacto con el subsuelo, entonces intentaron modificarlas genéticamente para hacerlas más resistentes logrando su cometido, sin embargo hubo ejemplares que comenzaron a ser más grandes, esto no les preocupó porque estas lombrices modificadas vivían a la mucho seis meses.

En algún momento el experimento dio resultado, se logró sanear el campo habilitado para hacer las pruebas así que decidieron ampliar el proceso a extensiones de tierra más grandes, para controlar el procedimientos los especímenes se redujeron, se realizó un exhaustivo control de la cantidad de lombrices porque cada vez eran más grandes y terminaron usando cinco, su tamaño era enorme, a pesar de que vivían poco tiempo siempre existía la excepción a la regla y eso pasó con un espécimen, le perdieron la pista por unos meses, pensaron que había muerto, para todos su muerte era hasta benéfico pues los nutrientes de su cuerpo serían absorbidos por la tierra, sin embargo comenzaron a tener temblores y hundimientos casi inexplicables, se armó un equipo para explorar los hundimientos en la tierra porque necesitan saber qué estaba ocurriendo y en ese proceso fue que se toparon con huevos, como los que habían visto Lisa Pablo  hacía un momento, entendieron lo que estaba pasando, el ejemplar que daban por muerto, seguía con vida y, al desplazarse estaba creando esos túneles, el problema es que al existir tantos túneles se debilita la superficie y hace que se colapse, así que debían detener a aquella especie de lombrizilla antes de que fuera tarde, según la Ley de Murphy si crees que algo puede empeorar, empeorará, y resultó ser que en esa persecución de lombrizilla hicieron un descubrimiento casi accidental, en uno de sus encuentros la creatura lograron dispararle un rastreador porque aquel bicho era muy rápido moviéndose por sus túneles y al seguirlo en el radar se dieron cuenta que desaparecía por periodos largos de tiempo y luego volvía a aparecer, se perdía por semanas y a veces por meses, no encontrában una explicación lógica, pensaron que el rastreador se le había caído, que tal vez había fallado o que estaba fuera del radar pero no, de alguna manera lombrizilla solo acostumbra a moverse en una extensión específica del continente en el que estaban, pero aún así no era normal que desapareciera como por arte de magia.    

Después de darle muchas vueltas al asunto un día, mientras recorrían uno de los túneles se toparon con una especie de luz azulada, estaba allí, como un gran espejo, pero no reflejaba nada y tampoco lograba verse nada del otro lado, entonces levantaron rocas y las tiraron a la luz para ver qué pasaba, y pues no pasaba nada, no emitía más radiación de la que ya tenían registrada así que tampoco les preocupó eso, Pablo decidió usar una de las cuerdas que traíamos consigo para la exploración de los túneles y ató una piedra para lanzarla por esa especie de puerta luminosa, esperaron unos minutos y luego la recuperaron intacta, buscaron algún indico que les mostrara algún cambio de aspecto o temperatura pero no fue así, y pues al no haber aparente riesgo Pablo se ofreció de voluntario para atravesar esa especie de portal, amarró la cuerda a su cintura y confiando que su traje lo protegería cruzó aquella luz, al principio caminó casi a ciegas porque el resplandor era demasiado intenso, pero cuando salió de aquel túnel de luz se sorprendió al ver que parecía estar exactamente en la misma cueva es más, pudo ver las rocas que lanzaron, pero tras de él solo estaba la misma luz que acababa de atravesar, llamó a sus compañeros pero estos parecían no escucharlo, usó un comunicador también pero solo escuchaba estática, entonces su radar comenzó a emitir señal, no lo podía creer, lombrizilla estaba allí, en algún lugar de ese lugar, esa era la razón por la que luego desaparecía, al parecer aquella luz era una especie de portal, un agujero de gusano o algo así, irónico porque realmente estábamos en un agujero de gusano pero no del tipo cuántico, bueno la cosa es que se preguntó si podía regresar con sus compañeros y antes de hacer cualquier otra cosa regresó por el túnel, sus compañeros le esperaban y no paraban de preguntarle qué había pasado porque para ellos habían transcurrido horas desde que Pablo se había ido, pero para él solo pasaron unos minutos.

Marcaron el lugar y la ruta para regresar con más equipo e idearon un plan porque tenían que detener a lombrizilla ya que si realmente el túnel permitía ir a otro espacio tiempo las afectaciones podían ser catastróficas, y por eso ahora Pablo estaba allí.

Lisa estaba maravillada con el relato de Pablo, le dijo que entonces era una especie de héroe, Pabló rio y le dijo que no era para tanto y las bromas se vieron interrumpidas porque en el túnel comenzaron a sentirse vibraciones, Lisa se asustó y Pablo supo de inmediato que se trataba de lombrizilla, la niña era muy lista y preguntó a Pablo cuál era el plan porque consideraba que no podía estarla persiguiendo por siempre, Pablo no dejaba de sorprenderse de la agilidad mental de la niña por lo que consideró que si le explicaba le entendería sin problemas, así que le dijo que el arma que él traía consigo en realidad no era tan mortal como se veía, en realidad disparaba nitrógeno muy poderoso, le preguntó a Lisa qué sucedía cuando congelabas un bicho como ese, Pablo le explicó que a pesar de su tamaño lombrizilla  estaba hecha de agua y tejidos, los tejidos al congelarse con frío extremo se destruyen, Pablo se volteó hacia Lisa, se hincó frente a ella y le dijo que era una niña muy lista que quizá algún día ella podría llegar a ser una gran científica, le pidió aprendiera del error que ellos cometieron y le dio un pequeño dispositivo, muy parecido a un celular, le mostró la salida más cercana de túnel y le pidió guardar el secreto de su encuentro y lo que había visto allí porque la gente no lo entendería ni le creería, la niña lloró, Pablo no le decía nada pero aquello era una despedida, Lisa le preguntó qué iba a pasar con él, Pablo le dijo que como la pistola no sería suficiente usaría una carga que al explotar dispersaría el nitrógeno por los túneles, él intentaría regresar al portal y su trabajo estaría terminado, se dieron un abrazo y Lisa le preguntó cómo sabría si él estaba bien Pablo le prometió enviarle un mensaje al dispositivo una vez que lograra su cometido, la niña se enjugó las lagrimas y más optimista dejó a su amigo para que cumpliera con la misión mientras ella seguía las indicaciones del dispositivo proporcionado por Pablo, después de unos minutos caminando pudo ver una luz que indicaba la salida, cuando estuvo fuera del túnel la luz del sol le lastimó los ojos, bastaron unos segundos para recuperar la visión, miró a todos lados tratando de ubicar dónde se encontraba y para su sorpresa no estaba muy lejos de su casa, corrió hasta donde había estado su hogar antes de ser tragado por la tierra, a un costado del socavón se encontraban sus padres bajo una especie de carpa improvisada, Lisa corrió hacia ellos y se abrazaron fuertemente, todos lloraron, su niña estaba de regreso, en eso un temblor interrumpió el momento y del socavón salió disparado un chorro de escarcha, a la lejanía se observó lo mismo, Lisa supo de inmediato que seguro en esos lugares también hubo socavones y que Pablo había accionado la bomba, buscó en dispositivo el mensaje prometido por Pablo pero este nunca llegó, Lisa lloró desconsolada y sus padres pensaron que se debía el reencuentro, en parte así había sido, había perdido a dos grandes amigos, Pablo y a su perrito.

Lisa se preguntaba si ese había sido el final de lombrizilla, no le parecía el costo que se había pagado, sus padres la tomaron de la mano y la llevaron ellos la albergue que las autoridades habían implementado para ellos, esa noche Lisa no podía dormir, lloraba en silencio la perdida de su amigo, cerró los ojos y un sonido curioso la hizo abrirlos, miró alrededor, pensó que había sido el celular de alguno de sus padres pero ellos dormían, volvió a escuchar el sonido, recordó que el dispositivo que Pablo le había dado estaba bajo la almohada, pudo ver un mensaje: “Lisa ¡lo logramos!, la misión fue un éxito. Gracias por tu ayuda. Por cierto, me traje un recuerdo de cuatro patas conmigo. Hasta siempre”.           

Ahora las lágrimas de Lisa eran de felicidad, estudiaría mucho para llegar a ser tan inteligente como su amigo Pablo, guardaría por siempre su recuerdo, cerró sus ojos y confió en que por lo menos en sueños volvería a saludos a sus dos amigos.

 

 

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lunes, noviembre 06, 2023

BRACKETS

DIBUJO: BRACKETS / LALO VARGAS


 "Para el Cab"


Soledad terminó la secundaria y debía estudiar la prepa, su abuela la inscribió a una escuela privada gracias a un fideicomiso que sus padres habían dejado a su nombre y que se activó después de la muerte de ambos en un accidente automovilístico.

Al no tener más parientes cercanos Soledad tuvo que irse a vivir con su abuela, una anciana a la que nunca frecuentaban vestía siempre de negro, el color del luto desde que su esposo había fallecido era una mujer rara no solo por su vestimenta, olía extraño, como hiervas y en su casa había una habitación a la que soledad tenía prohibido entrar.

No eran nada cercanas, Soledad y su abuela Rosa, doña rosa era la mamá de la madre de Soledad, pero la relación entre ambas se había fracturado tiempo atrás, todo porque Guadalupe, la madre de Soledad, no había querido seguir la tradición familiar de doña Rosa; ciertas artes mágicas, eso escuchó alguna vez Soledad cuando tenía 7 años, en ese momento le parecieron asombrosas esas declaraciones, pero a sus 16 años había cambiado de opinión, ahora pensaba que solo eran puros cuentos.

La escuela privada a la que asistía Soledad no le gustaba, el ambiente era muy pesado, adolescentes petulantes presumiendo celulares, tabletas, computadoras, peinados y maquillajes caros, Soledad sentía que no encajaba, y no era para menos, al ser “la nueva” y no provenir de familia de abolengo y acomodada comenzó a ser víctima de acoso y burlas por parte de los demás estudiantes, en especial de una joven llamada Eris, rubia, alta, ojos verdes, nariz operada y con un reciente tratamiento en proceso de brackets para perfeccionar su belleza.

Soledad renegaba de su propia belleza, su cabello era largo y negro, ojos cafés, cuerpo robusto, pero con forma, así le decía su mamá, sin embargo, Soledad no veía lo mismo que su madre y eso la acomplejaba, lloraba al recordar a su mamá, le hacía mucha falta.

Un día en plena clase Eris masticaba un chicle de manera ruidosa cosa que molestó al profesor en turno, desinteresada por aprender la rubia se sentaba hasta el final del salón, en la fila del centro mientras que Soledad se sentaba en la primera fila, cerca de la pared, cerca de la puerta y frente a ella a menos de un metro se encontraba el cesto de la basura. El profesor recriminó a Eris su manera de masticar el chicle y le pidió que lo desechara en la basura, visiblemente molesta la chica se puso de pie en su lugar, sacó la goma de marcar de su boca, miró hacia el cesto de basura y como si fuese a cobrar un tiro en el basquetbol apuntó al cesto de basura, arrojó la masa de chicle y esta en lugar de caer en la basura cayó sobre el cabello de Soledad ocasionando una estruendosa risa entre la clase, Soledad quedó petrificada puesto que uno de los compañeros de clase llegó y le aplastó la goma haciendo que se pegara aún más en su cabello que le llegaba a la cintura, el chicle le había caído por debajo de los hombros en la espalda, los perpetradores fueron enviados a la dirección, la víctima se retiró ese día a su casa con lágrimas en los ojos.

Estando en casa la abuela Rosa escuchó el sollozo de su nieta, entró al cuarto de esta y la miró abrazada a una almohada tirada en la cama boca abajo, cuando entró a consolarla miró lo que había ocurrido, inmediatamente fue a la cocina en busca de hielos y aceite para retirar el chicle del cabello de su nieta y evitar que la cosa empeora. Soledad le contó a su abuela lo sucedido, esta le pidió prudencia y paciencia ya que según sus palabras era cuestión de tiempo para que hiciera amigos y todo quedara como una broma pesada, además lo ocurrido tenía solución, Soledad no estaba de acuerdo, pese a lo dicho por su abuela buscaría la manera de desquitarse.

Ese fin de semana, mientras Soledad ayudaba a su abuela con los quehaceres de la casa escuchó a lo lejos que doña Rosa le anunciaba que tenía que salir un momento al mercado y que le encargaba terminara el aseo por ella, Soledad le gritó que no había problema y escuchó la puerta principal cerrarse, inmediatamente supo que era su oportunidad de entrar a la habitación prohibida, tenía tiempo queriendo hacerlo pero no se había presentado la oportunidad, “el crimen perfecto” pensó Soledad.

La puerta de la habitación no tenía puesto ningún seguro, rechinó un poco cuando abrió, afortunadamente no había nadie más en la casa, de entrada llamó su atención que había luces tenues pero que oscilaban en su luz, inmediatamente vio que se trataba de veladoras, había pequeñas palanganas con flores, también se percibían fragancias que no le eran familiares, sahumerios de barro, imágenes de santos, rosarios, fotos de gente que no conocía, tanto en el piso como en un altar puesto en una gran mesa sobre la cual se encontraban un par de libros, uno de ellos lo identificó inmediatamente como una biblia, el otro no le era familiar, estaba abierto casi a la mitad por lo que decidió cerrarlo para ver el título que tenía en la portada, entonces miró escrito con grandes letras doradas en un fondo de piel rojiza la palabra HECHIZOS, los ojos de Soledad se abrieron como platos, hojeó el libro rápidamente y al pasar de las hojas pudo ver dibujos, diagramas, tablas, símbolos incomprensibles hasta que un ruido la asustó y dejó caer el libro mientras volteaba a ver a sus espaldas temiendo que la abuela la hubiera descubierto, una vez que se cercioró que no era su abuela se dispuso a levantar el libro y para su sorpresa había caído abierto en una página con un hechizo que decía: “para tomar venganza”, sin pensarlo mucho arrancó la hoja lo más al ras de donde nacía la página y regresó el libro a la mesa donde lo había encontrado, dio la vuelta y salió de la habitación para terminar la limpieza antes de que su abuela llegara.

La tarde transcurrió sin novedad alguna y por la noche Soledad se dispuso a leer la página que había arrancado del libro de hechizos, era su oportunidad de vengarse de Eris, la haría arrepentirse de haberse metido con ella, más que un hechizo parecía una receta de cocina, le recordaba a los jugos que su mamá tomaba por las mañanas, algunos otros “ingredientes” no los entendía, pero era seguro que la abuela tendría alguna de esas cosas en su habitación prohibida, esperó a la media noche con la intención de escabullirse en el cuarto “prohibido” de la abuela para buscar los “ingredientes” que faltaban y así crear la fórmula de su venganza.

A medianoche Soledad, descalza, sigilosa dejó su habitación para ir a buscar lo que necesitaba, cualquier ruido que escuchaba le aceleraba el corazón, si la abuela la descubría no sabía qué podía pasar y tampoco quería averiguarlo, abrió la puerta del cuarto prohibido muy lentamente pero algo la hizo detenerse de golpe, escuchó que alguien hablaba, se asomó y vio a su abuela hincada frente al gran altar mientras fumaba un gran habano de cuyo humo se formó una silueta, parecía una especie de hombre cuyos ojos brillaban como la braza del habano, por un momento la aparición volteó a ver en dirección a Soledad que asustada ahogó un grito tapándose la boca mientras cerraba la puerta lentamente para después correr a su habitación.

Momentos después Soledad escuchó que alguien abría la puerta de su habitación, temerosa y tapada de pies a cabeza se quedó inmóvil, percibió un olor a hierbas y supo que se trataba de su abuela, trató de moverse hasta que escuchó que la anciana se retiró de la habitación, Soledad respiró aliviada, intentaría ir por lo que necesitaba en la madrugada.

No había salido el sol y Soledad ya estaba en el cuarto prohibido buscando lo que necesitaba, miró en el altar un plato con el habano que había estado fumando la abuela esa noche y recordó la figura de aquel ente de humo que la había mirado con ojos de fuego, sacudió su cabeza como intentando sacar esa visión de su mente y continuó su búsqueda. Descubrió un mueble que tenía muchos frascos con polvos, líquidos y plantas; para su suerte todo tenía etiquetas, tomó lo que necesitaba y salió lo más rápido posible, ese lugar le daba escalofríos y no era para menos, detrás de una de las cortinas la abuela observaba con una sonrisa de complicidad en sus labios.

Era domingo, la abuela acostumbraba a ir a la iglesia y cuando Soledad despertó la llamó fuertemente para verificar si se encontraba en casa, al no tener respuesta supo que estaba sola en casa, pensó que la suerte le acompañaba así que se dispuso a preparar “el jugo de la venganza”, lo más fácil fue mezclar las cosas, todo lo puso en la licuadora y estivo rápido, ahora tendía que hacer algunas oraciones en la noche para activar el brebaje y así lo hizo.

El lunes en la mañana la desvelada le estaba cobrando factura, no se sentía muy bien, le dolía la cabeza y las ojeras delataban la falta de sueño, pero debía ir a la escuela, no había pasado por tanto trabajo para nada así que había que dar el ultimo empujón, ya habría tiempo para dormir después así que tomó un jugo de los que había visto tomar a Eris, un jugo de naranja orgánico que venía en una cajita, se las había ingeniado para sustraer la mayor parte del jugo con una jeringa y agregar el brebaje en su lugar posteriormente había sellado el orificio con cinta transparente justo por debajo de donde venía el pequeño popote pegado a la caja del jugo, Soledad se sentía orgullosa de su creación, ahora tenía que hacer que Eris se lo tomara.

Soledad conocía la rutina de Eris, una vez que llegaba al salón de clases dejaba su mochila en el aula y después salía al patio a viborear con sus compañeras por lo que ese sería en momento perfecto para hacer el intercambio del jugo, y así fue, todo estaba saliendo según lo planeado.

Todo ese día Soledad no le quitó la vista de encima a Eris, la siguió a distancia entre clase y clase esperando el momento de presenciar el momento exacto en que “Blanca Nieves” mordiera la manzana embrujada, y justo estaba pensando eso cuando algo la hizo reaccionar, había sido tanta su rabia por lo que le habían hecho que no se puso a pensar si la pócima preparada podía ocasionar la muerte, entonces se arrepintió  y quiso dar marcha atrás a su plan, Soledad estaba sumergida en sus pensamientos pero el timbre que anunciaba el receso de clases la regresó a la realidad, a su lado pasó toda la clase y pudo observar que Eris llevaba consigo el jugo, Soledad aun sentada en su silla tomó el brazo de Eris y sin pensarlo le pidió si le podía regalar su jugo, pero la soberbia de Eris era tal que no solo se lo negó sino que le echó en cara que era una muerta de hambre que no tenía ni para un jugo y se alejó riendo a carcajadas, entonces Soledad decidió no insistir, la suerte estaba echada.

Las clases terminaron y Soledad regresó a casa todavía con mucho sueño por lo que ni siquiera comió, su abuela la llegó a ver a su cuarto, pero notó que su nieta se encontraba exhausta por lo que la dejó dormir hasta el día siguiente.

El martes, mas descansada Soledad fue a la escuela. La clase inició, pero en el pase de lista notó la ausencia de Eris, entonces sintió una opresión en el pecho, el miedo y la culpa se apoderaron de ella, sudaba frio, ¿acaso la poción había sido venenosa?, necesita saber qué había pasado con Eris, la duda comenzó a atormentarla.

Durante el receso se acercó a los amigos de Eris para preguntar por ella pero fieles a su arrogancia no quisieron decirle nada a Soledad, el resto del día fue un infierno para ella, tuvo que ir a la dirección a preguntar si sabían algo sobre su compañera porque estaba muy preocupada por ella, la secretaria, una señora agradable elogió la actitud de Soledad y le dijo que sus padres la habían reportado enferma, se atrevió a pedir la dirección de Eris “para ir a visitarla”, y la secretaria accedió a proporcionársela si quedaba entre ellas dos, cosa que Soledad aceptó sin dudar.

Saliendo de la escuela Soledad se dirigió a casa de Eris sin importar que la abuela pudiera castigarla por no llegar a casa temprano. El residencial en el cual vivía Eris quedaba muy lejos y la seguridad era exagerada pero solo con identificarse Soledad pudo entrar, es más la llevaron en un carrito de golf hasta la casa y el guardia dijo que la esperaría hasta que terminara su visita.

Tocó el timbre de la casa y la puerta fue abierta por una chica de camisa manga larga y falda negra, zapatillas negras y peinado de cebolla, Soledad se presentó mencionó que estaba allí para visitar a su amiga enferma, sin embargo, la chica le indicó a Soledad que la señorita Eris no estaba en casa y había sido llevada a un hospital y no sabía cuándo regresaría. Soledad quedó petrificada, la chica le dijo algo más, pero Soledad solo dio la vuelta y regresó con el guardia de seguridad hasta la salida del residencial.      

Soledad llegó de noche a su casa, la abuela estaba decidida a castigarla, pero al ver el semblante de su nieta solo se limitó a recriminarle que no había avisado que llegaría tarde, cabizbaja Soledad pidió disculpas y enfiló a su recámara sin mediar más palabras con su abuela, se sentía muy mal, tan pronto su cabeza tocó la almohada se quedó dormida.

La calma de la noche se vio interrumpida por una fuerte tormenta, la lluvia caía con violencia y las ventanas de la recámara de Soledad comenzaron a golpear con fuerza, el ruido despertó a la joven que frotándose los ojos veía las sombras de los árboles filtrándose por la ventana de su habitación asemejando criaturas monstruosas que desaparecían con los relámpagos, intentó encender la luz pero fue inútil, al parecer había un apagón así que solo se paró a cerrar la ventana para evitar que siguiera azotándose y que agua entrara, inmediatamente regresó a la cama para seguir durmiendo.

Soledad volvió a dormir pero afuera la tormenta continuaba con más violencia, el viento se filtraba por las hendiduras de las ventanas generando una especie de aullido que despertó a la joven, desde su cama le pareció ver que algo se movía, su habitación se encontraba en la planta alta de la casa, y sin embargo la silueta que se movía en su ventana de manera ondulante no le parecía que fuera de alguno de los árboles que colindaban con la casa de su abuela, entrecerrando los ojos para poder ver mejor se acercó lentamente hasta la ventana y cuando vino un relámpago lo que sus ojos vieron fue impactante, se trataba de una especie de tentáculos enormes de color rojizo que serpenteaban por los aires, la impresión hizo que Soledad callera sentada y cuando la oscuridad volvió a la habitación se escuchó como estallaron los cristales de la ventana, la creatura había entrado a la habitación, vino otro destello de luz y las sorpresas no terminaban, Soledad esperaba ver un pulpo gigante pero en su lugar quien estaba frente a ella era Eris, vestía una bata blanca de hospital, cabello suelto mojado, ojos totalmente negros, descalza goteando agua de lluvia, lanzó un chirrido amenazante a manera de grito contra Soledad, abrió la boca y dejó salir aquellos amenazantes tentáculos que por obra dela casualidad no alcanzaron a golpear a Soledad pero si despedazaron su cama, en ese momento se resignó a morir, sabía que en la siguiente embestida no podría escapar, cerró los ojos y esperó la muerte a manos de Eris, la única culpable de todo aquello era ella misma por haber intentado vengarse con aquella poción sin medir las consecuencias, justo estaba esperando el final cuando alguien irrumpió en la habitación, se trataba de la abuela llevaba un habano en la mano al cual dio una fuerte calada para después dejar salir un espeso humo blanco que tomó la forma de un gran ser de ojos de braza que se deslizó hasta Eris y una vez frente a ella retomó su forma de humo y se introdujo por la boca de la chica haciendo que esta convulsionara mientras miraba hacia el techo dela habitación, luces rojizas emanaron de Eris que segundos mas tarde expulsó de su cuerpo el mismo humo pero ahora de color negro para acumularse en la habitación, formar una nube y luego estallar creando una lluvia de cenizas.

Un silencio se apoderó del lugar, la tormenta había terminado, tanto afuera como dentro de la habitación, la abuela se acercó a abrazar a su nieta, Soledad lloraba sin parar, la abuela intentaba consolarla, su nieta no paraba de repetir que todo había sido su culpa por querer vengarse de Eris y que ahora ella estaba muerta. La abuela le dijo que estaba equivocada, que la chica no estaba muerta, que a lo mucho lo que necesitaba era descansar, le pidió a soledad la ayudara a llevarla a otra habitación para que se repusiera.

Un par de horas después Soledad ya estaba limpiando con su abuela los destrozos de su cuarto, la abuela le contó a Soledad que precisamente su madre temía que algo así ocurriera si continuaba con la tradición en la familia, la hechicería era un arte fascinante pero escondía peligros en su práctica, por eso la madre de Soledad se negó a continuar con el legado y se alejó de ella, la abuela dijo a Soledad que entendía si ella tomaba la misma decisión y que si ese era el caso sería una lastima porque había demostrado que contaba con la habilidad para hacer hechicería. Soledad estaba muy afectada aun por lo vivido esa noche, le dijo a su abuela que no creía que ser hechicera fuera para ella ya que casi le había costado la vida a su compañera de clases, la abuela le dijo que lo importante era que la chica estaba viva y que toda aquella experiencia debía usarla como una enseñanza. Soledad le pidió tiempo a su abuela para pensarlo y la abuela dijo que no la presionaría.

A medio día fueron a ver cómo seguía Eris, apenas estaba despertando, le preguntaron cómo se sentía y dijo que le dolía su mandíbula, Soledad y la abuela se miraron mutuamente como cómplices de una travesura, Eris dijo que posiblemente el dolor era a causa de los brackets, cuando se los apretaban solían causarle dolor, pero cuando sus dedos buscaban los pequeños fierros notó que no estaban en su lugar y comenzó a llorar alegando que su papá la iba a matar por haberlos perdido todos, Soledad le dijo que no se preocupara que al contrario, que sus padres estarían muy felices de verla, aunque fuese sin sus brackets.          

  

 

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viernes, octubre 20, 2023

SANGRE O TRUCO: CAPITULO FINAL

 

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VI

Escuchaba una voz a lo lejos, aún estaba aturdido, todo estaba tan oscuro que no sabía si me había quedado ciego del golpe, entonces intenté moverme y ni madres, tenía atadas mis muñecas y tobillos, recostado sobre una mesa de acero inoxidable no iba a ir a ningún lado, el olor nauseabundo en el aire y el zumbido de las moscas al revolotear alrededor terminaron de ayudarme a recuperar la conciencia, escuché un chirrido en algún lugar de la penumbra, sabía que se movía porque mis oídos percibían el ruido de un lado y de otro, entonces una luz se encendió, justo sobre mí, supe que estaba en la lavandería porque ya con esa iluminación se alcanzaban a ver secadoras y lavadoras alrededor, apenas mis ojos lograban acostumbrase a la luz cuando un par de destellos rojos llamaron mi atención, primero estaban en una esquina y de pronto ya estaban en el techo, casi me cago cuando vi que se movían en dirección a mí.

Parecía inminente que aquella cosa de destellos rojos avanzara hacia donde yo estaba, pero una voz le ordenó que se detuviera, fue entonces que reconocí a aquel ente que apenas segundos antes caminaba por el techo y ahora estaba en el piso con una sudadera enorme y capucha; era el hijo del encargado.

Seguía haciendo ruiditos extraños, chirridos, avanzaba hacia mi sosteniendo en sus manos una calabaza de plástico con una cara dibujada, era una calabaza de Halloween, y cuando estuvo más cerca por fin pude ver su rostro,  si a eso se le podía llamar rostro, era una especie de insecto gigante, uno cincuenta de altura, ovalado y todo lo demás oculto en esa sudadera enorme, estaba a punto de preguntarle qué era pero una voz en la escalera disolvió algunas dudas, era el encargado que venía bajando mientras recitaba algo:

Cimex lectularius, vulgarmente conocido como chinche o chinche de las camas, insecto hemíptero de la familia Cimicidae. Su alimentación es hematófaga, es decir, se nutre con sangre de humanos y otros animales de sangre caliente. Su nombre vulgar proviene del hábitat frecuentemente usado: colchones, sofás y otro mobiliario.​ Aunque no es estrictamente nocturno su mayor actividad la desarrolla por la noche.

Esta especie de chinche es la que mejor se ha adaptado al entorno humano. Se encuentra en climas templados de todo el mundo y se alimenta de sangre.

Las chinches de las camas están normalmente activas después de la puesta de sol, con un pico en su alimentación alrededor de una hora antes del amanecer. Sin embargo, pueden intentar alimentarse en otras horas si se da la oportunidad. Han sido observadas alimentándose en todas las horas del día. Alcanzan a su víctima desplazándose o incluso algunas veces subiendo por las paredes de habitaciones hasta el techo y dejándose caer sobre alguna persona cuando la detectan por el calor que desprendemos los humanos. Atraídos por el calor y el dióxido de carbono que exhalamos por la respiración, la chinche perfora la piel de su víctima con una especie de dos tubos huecos de su aparato bucal. Con uno de ellos extrae la sangre de su huésped y con el otro inyecta su saliva la cual contiene anticoagulantes y anestésicos.”

Le hice saber al encargado que estaba sorprendido por su conocimiento de la criatura y cínicamente me dijo que lo había leído en Wikipedia, que tampoco sabía nada al respecto, pero tuvo curiosidad de entender con qué estaba tratando cuando descubrió a aquel ser que le pareció maravilloso. No quise interrumpirlo pero, a mí me preocupaban tres cosas que dijo en su exposición: alimentación hematófaga,  activo después de la puesta de sol y perfora la piel de su víctima con una especie de dos tubos huecos de su aparato bucal.

VII

Aquel tipo llegó a un costado de la mesa donde me tenía atado y me contempló orgulloso de su captura, comenzó a caminar alrededor de la mesa mientras me miraba con indiferencia. Cual villano de televisión continuó con su monólogo; dijo saber lo que yo estaba pensando, ¿de dónde venía la criatura? ¿cómo es que había crecido tanto? ¿Por qué estaba con él?

Dijo que el origen le era desconocido, que cuando había entrado a trabajar allí, comenzó encontrando cadáveres de ratas, después perros, los empleados decían ver cosas, todos terminaron renunciando, él se quedó solo en el lugar y cierto día cuando bajó a buscar unas sábanas, extraños ruidos llamaron su atención, la criatura se estaba alimentado de un pastor alemán, si bien ambos tuvieron miedo, el encargado le lanzó un chocolate que traía con él, la criatura lo tomó con sus extremidades, el olor le agradó y lo comió, la interacción creció entre ambos, el encargado era un hombre solo, no volvió a contratar más gente, aquel era su secreto, uno podría pensar que existen mascotas exóticas pero él no lo vio así, aquella cosa le hacía compañía, sabía que el mundo no lo aceptaría, que se lo llevarían y los descuartizarían para estudiarlo, entonces no dijo nada y lo terminó queriendo como a un hijo, le puso ropa, le enseñó cosas para ayudarlo en el motel, pero hubo hábitos que nunca pudo borrarle, porque eran parte de su naturaleza, sin mencionar que dependía de eso hábitos para vivir, y eso era alimentarse de sangre, el problema fue que las cantidades fueron en aumento ya que también la criatura creció con el tiempo. El hambre lo llevó a los perros, los perros ya no fueron suficientes, siguieron los vagabundos y drogadictos, pero la “comida” comenzó a escasear y el motel fue el lugar perfecto para seguir alimentando a su hijo porque un padre siempre quiere lo mejor para su hijo.

Justo eso pensé cuando vi como don Hipólito bajaba sigilosamente las escaleras mientras el encargado se encontraba poniéndole un chocolate en su calabaza al engendro y a su vez le acomodaba su capucha, fue tiempo suficiente como para que don Hipólito lograra liberar mis muñecas, me entrego el cuchillo cebollero que momentos antes había usado para amenazarme pero la criatura se dio cuenta de todo y lanzó un chirrido ensordecedor, saltó para pegarse al techo y con agilidad felina reptó por sobre nuestras cabezas hasta llegar a mi rescatador sobre el cual se precipitó salvajemente comenzando una lucha en el piso mientras yo terminaba de cortar las sogas de mis tobillos, pero el encargado no se quedó con las manos cruzadas intentó someterme pero justo había liberado mis tobillo y de una patada lo golpeé con tal fuerza que al retroceder se golpeó con las lavadoras que estaban a su espalda.

Aproveché para tratar de ubicar mis cosas, mi arma  en especial, Hipólito y la criatura rodaban como perros en el piso, aun con el arma en la mano iba ser difícil dispararle a la chinche gigante, en su lucha ambos tiraban todo lo que estaba alrededor, escuché que se rompían cosas de vidrio, frascos, caían, recipientes de detergentes y otros productos de lavado, mi error fue tardar tanto en saber qué hacer pues por estar mirando la pelea el encargado del motel hizo una jugada que no esperaba, escuché un disparo, por reflejo me tiré al piso, me revisé inmediatamente para ver si había recibido algún daño, no siempre te enteras que estas herido debido a la adrenalina, pude ver a la criatura y a don Hipólito justo del otro lado del cuarto de lavado, ya no peleaban pero ambos seguían tirados en el piso, me acerqué a don Hipólito, estaba gravemente herido, las extremidades de la chinche le habían lastimado profundamente en varios puntos vitales, se desangraba, me tomó por la nuca y me acercó para susurrarme algo cuando un grito desgarrador nos tomó por sorpresa, se trataba del encargado del motel, estaba arrodillado frente a la criatura que aparentemente ya no estaba con vida, la bala que el encargado había disparado rebotó en algún sitio y mató a su hijo; aquel hombre lloraba desconsolado ante su perdida, don Hipólito con las pocas fuerzas que me quedaban me volvió a jalar para que lo escuchara, me pidió que corriera y después me intentó empujar, yo no entendía nada hasta que vi que de su bolsillo sacó un encendedor y un cigarro, levantó un poco su cabeza, le dio una fuerte calada y cuando el tabaco hizo una braza fuerte lo aventó sobre un líquido que estaba sobre el piso para después desvanecerse por completo, las llamas nos rodearon en cuestión de segundos, busqué al encargado pero paredes de fuego me impedían llevarlo conmigo, el hombre seguía llorando su pérdida, yo no pude hacer nada y busqué salir del lugar antes de que el humo me impidiera respirar, tuve que gatear hasta la escalera, salí corriendo en cuanto estuve fuera del sótano hasta la calle, el motel ardía de manera impresionante, la columna de humo subía cubriendo la luna, dicen que las de octubre son las más bonitas, y aquella noche había sido la única testigo de lo que había ocurrido en ese lugar, al final no hubo vampiro, ni asesino que presentar ni justicia que impartir, nuevamente la magia bizarra del Halloween se había manifestado en todo su esplendor y a la vez se había desvanecido como la pesadilla que había sido.

Mi jefe me dio la putiza de mi vida, porque la prensa nos había vapuleado en los titulares, pero le dije al jefe que lo viera por el lado amable, me sentenció al archivo de la oficina por un mes, al cabo que ni me importaba porque allá trabajaba doña Lupita que siempre me invitaba tamales y un café bien cargado, eso no era castigo para mí, y cuando me aventó el periódico y lo caché como pude aun lado de la nota del incendio del motel “Lo Oscurito” se encontraba otra nota que para muchos pasaba desapercibida decía: “Plaga de chinches ataca la Universidad Nacional”, se dibujó una sonrisa torcida en mi rostro, ya había tenido suficiente de chinches en mi vida, doblé el periódico, me lo puse bajo la axila derecha, le hice un saludo militar a mi jefe y me fui a cumplir mi condena con doña Lupita que ese día había llevado chanchamitos de costilla de cerdo, antes de cerrar la puerta detrás de mi le desee un feliz Halloween a mi jefe, escuché que me gritó: ¡esas son gringadas! Mientras aventaba algo que se estrello contra la puerta cuando la cerré.

Cuando salí de la oficina pasé por una tienda y mientras buscaba unas cervezas miré una bolsa de chocolates como el que el encargado del motel le daba a su “hijo”, compré dos bolsas, llegué a casa, me senté en un sillón que estaba en el pórtico de la casa y esperé a los niños que esa noche pasarían a pedir dulces, de niño no me dejaban ir a pedir dulces ni disfrazarme, ¿por qué iba yo a aguarles la fiesta?, los niños suelen decir ¡dulce o truco!, hay cosas peores de chavitos pedinches buscando su dosis de azúcar porque ese Halloween en especial la condicionante, por lo menos en “Lo Oscurito” fue ¡Sangre o truco!  

fin

 

Capítulos anteriores: 

SANGRE O TRUCO: CAPITULO I

SANGRE O TRUCO: CAPITULO II

SANGRE O TRUCO: CAPITULO III

SANGRE O TRUCO: CAPITULO IV

SANGRE O TRUCO: CAPITULO V 

 

 

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