By Lalo Vargas
26/07/2023
Despertó esa mañana con ganas de orinar, fue al baño e hizo lo propio, aprovechó el viajé y cepilló sus dientes, se miró en el espejo y suspiró, otro día, que seguramente sería igual al anterior, terminó de lavar sus dientes y dejó el cepillo en su lugar.
De regreso al cuarto apagó el clima y puso en su lugar el ventilador, si el calor no hacía muchos estragos, el aire frío residual del clima circularía por la habitación por lo menos hasta media mañana, siempre y cuando no abriera las ventanas ni lo dejase escapar dejando la puerta abierta.
Se dirigió a la cocina, había que hacer algo de desayunar, recordó que había dejado unos nopales picados aun sin cocinar, eran una buena opción, no se valía desperdiciar la comida y a su glucosa le vendría bien desayunar así, pasó por su mente servirse un tazón de cereal y ya, pero lo dejaría para un día más ajetreado, en ese momento tenía tiempo, y sin embargo sentía que el tiempo se le terminaba para “algo”, lo que fuese que eso significaba.
Tomó el teléfono y entró a la red social, estuvo pasando algunos videos y se detuvo en el de una joven con poca ropa, se preguntó si las chicas que hacían esos videos no tenían reparo de salir vestidas así y luego caminar como si nada por las calles de sus ciudad, entró al perfil para saber qué decía su descripción y cuando vio la cantidad de seguidores que tenía no lo podía creer, más de 2K, además la chica había escrito su descripción con horrores ortográficos, él sabía que su dislexia al escribir le jugaba malas pasadas pero de plano había cosas que no se perdonaban, para colmo el no pasaba de 200 seguidores y necesitaba 1000 para que la aplicación lo dejara acceder a otras funciones.
Eso lo hizo pensar, su contenido era basura para esa red social y su algoritmo y por eso no podía competir con las chicas de poca ropa y coreografías sugerentes, le parecía ridículo.
Después de desayunar puso a lavar un poco de ropa, puso a cocer el pollo en la estufa y decidió sentarse en la sala a esperar a que cualquiera de las dos cosas lo hicieran levantarse del sillón de nuevo, por un lado la lavadora toca una melodía curiosa cuando terminaba los ciclos de lavado y por el otro lado la batería de cocina que solía usar tenía una válvula que silbaba cuando la comida ya estaba hirviendo así que no sería saber en qué momento tendría que prestarles atención.
En el sillón seguía mirando el celular buscando publicar cosas que atrajeran la atención de la gente, se había convertido en una obsesión, se encontraba mentalmente agotado, no sentía que tuviese las ganas ni la ambición de antaño para combatir contra la lencería y la piel al por mayor que se ofertaba en las redes, los nuevos generadores de contenido tenían buenos contactos, sus invitados es contantes e importantes y él realmente ya no sabía realmente por dónde iba realizar su contenido.
Cansado de tanto pensar decidió cambiar de aplicación y buscar una canción que le ayudara a despejarse y se encontró con otro dilema, habían tantas y las que solía escuchar ya las había escuchado tantas veces que perdió una hora sin si quiera saber qué era lo que realmente quería escuchar, miró hacia el estudio y vio la laptop en la mesa, tenía algo de tiempo sin usarla para escribir algo, sabía bien que cuando algo o abrumaba solo la ficción le daba esa paz que todo lo demás no le brindaba, ya sea leyendo o escribiendo sabía que podría dejar salir toda esa bruma de pensamientos que le agobiaban.
Tomó la computadora esperó a que encendiera, abrió el procesador de texto y justo cuando se disponía a teclear las primeras palabras el sonido de una motocicleta llamó su atención, miró por encima de su hombro pues esa moto parecía estar estacionada fuera de la casa, pero no se movió de su lugar, decidió regresar a lo suyo cuando el timbre confirmó sus sospechas, se extrañó y salió a ver de quien se trataba, al abrir la puerta un hombre dio que tenía un paquete para él; había perdido unas cosas a china y no lo recordaba, pensó que el día estaba mejorando, firmó de recibido, despidió al mensajero, caminó mientras abría el paquete y al ver lo que había dentro soltó una maldición, no era lo que había pedido, esos hijos de puta de la aplicación le enviaron lo que no era, lo aventó a la mesa y volvió a la suyo.
Nuevamente estaba allí, frente a la pantalla en blanco, sabía que tenía una buena colección de argumentos para desarrollar pero no terminaba de decidir cuál desarrollaría, y justo cuando iba a dar toque a la tecla el timbre volvió a sonar, inmediatamente él pensó que de nuevo era el mensajero, tal vez se había dado cuenta del error y abriendo la puerta le iba a decir eso cuando sorpresivamente ya no se trataba del mensajero, era un tipo vestido totalmente de negro, con un casco que impedía verle el rostro, se quedaron viendo el uno al otro, sus ojos se reflejaban en la visera negra del casco y de pronto esta se abrió, pero era como si el reflejo continuara allí porque él seguía viendo sus propios ojos, ¿Qué estaba pasando?, ¿Cómo era eso posible?, dio unos paso hacia atrás y mientras él retrocedía su visitante avanzaba, entonces tropezó con algo, era el sillón de la sala, la inercia lo hizo sentarse, el visitante hizo lo propio en otro sillón, él seguía sin decir nada, ni siquiera las miradas comunicaban algo específico más allá de la confusión, así estuvieron un par de minutos hasta que por fin el visitante se quitó el casco lentamente, primero salió al descubierto una gran cantidad de cabello rizado y cuando al fin mostro su rostro su anfitrión involuntario no pudo ocultar su sorpresa al ver su rostro, era como si se estuviese viendo al espejo, se trataba de él, o de un tipo que se parecía a él y quiso formular más conjeturas pero un balazo en la cabeza detuvo sus pensamientos y su vida misma, de pronto vino un silencio después del silbido del silenciador, la lavadora comenzó a entonar la melodía que indicaba el fin del ciclo de lavado, la olla en la estufa comenzó a silbar y el visitante se puso de pie y se dirigió a la cocina y al ver la estufa encendida deicidio apagarla, miró la computadora con la pantalla en blanco y el cursor titilando, pensó por un momento y tecleó la palabra “FIN”.