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sábado, agosto 09, 2025

EL GEMELO

Imagen creada con Meta AI de WhatsApp.

Tantos años para algunos, unos meses para otros, pero todos adolecen de lo mismo, y me incluyo, no me conocen; piensan que sí, que porque crecieron conmigo, que porque estudiaron conmigo o porque trabajan o trabajaron conmigo me conocen, eso no les sirvió de nada.

No saben que vivo con un gemelo, fuimos separados al nacer, lo dieron en adopción, estaba dañado, terminó en una institución de cuidados especiales a los 8 años de edad, no estaba bien de su cabeza.

Hace un tiempo se mudó conmigo, al principio ni siquiera me hablaba, podía verlo ir y venir por la casa, era como una sombra, pero creo que más bien como una remora, pegado a mí alimentándose de mis migajas de comida y mi energía; no me preocupaba porque no hacía la diferencia en nada pero últimamente lo he descubierto tomando el control de mis pensamiento, de mi cuerpo, de mi paz.

Hace unos días la cosa empeoró, para cocinar uso una parrilla eléctrica, pensaba hacer unos frijoles y acompañarlos con unos huevos con chorizo de soya, entonces la enchufé para calentarla,  el contacto tiene dos entradas, lo había usado para conectar una extensión y me fui a buscar la ropa, entonces me llegó un olor a quemado, se me hizo raro pues no había puesto a cocinar nada, bajé rápido y la sala ya tenía una ligera bruma de humo con olor a plástico, miré la parrilla y la extensión estaba sobre la espiral de la resistencia y se estaba chamuscando, inmediatamente desconecté la extensión, no recordaba haberla dejado sobre la parrilla, pensé que estaba enloqueciendo y entonces lo ví por el rabillo del ojo, se deslizaba como serpiente hacia la escalera, ya que había hecho su fechoría huía sabiendo de mi frágil estado mental.

Maldije mis "lapsus de memoria", por lo menos no fue gas, pensé.

Cambié la extensión de la lavadora por una que tenía guardada y metí la ropa que quería lavar, le puse la manguera para llenar el agua y me aseguré que la perilla de drenado estuviera desactivada, lave mi tanda de ropa y para el enjuague drené el agua que había usado para lavar y esperé a que se vaciara el agua sucia, me fui a hacer otras cosas, regresé a la lavadora para ponerle agua limpia y enjuagar la ropa y le abrí a la llave del agua para que con la manguera se volviera a llenar la tina pero le dejé un hilo de agua tenue, entonces decidí hacerme el desayuno y dejé de atender la lavadora, pensé que junto con el desayuno nada mejor que un buen café y tomé la jarra de la cafetera para ponerle agua, una vez llena la quise vertir en el depósito de la cafetera y esta inmediatamente se comenzó a derramar, "alguien" ya la había llenado antes y se me derramó el agua en la tabla de la cocina, invoqué a los mil demonios del coraje, y nuevamente de reojo me pareció verlo, estaba seguro que había sido él, hijo de perra.

Intenté secar el agua y por fin puse el café, me asomé a la tina de la lavadora pues me preocupaba que se fuera a desbordar el agua y me encuentro con que no había subido el nivel de la misma, mire a un costado y me percaté que por la manguera del drenaje se estaba tirando el agua de la tina pues "alguien" había activado la opción de drenado, inmediatamente giré la perilla para cancelar esa opción y por fin puse a llenar la tina para enjuague, esto se estaba saliendo de control, ya eran demasiadas cosas.

Decidí sentarme a comer, me serví mis frijoles con manteca y los huevos con chorizo de soya, y dejé un poco en la pequeña fridera sobre la parrilla eléctrica, juraría que la desconecté de la corriente porque aún apagándola sigue irradiando calor por un rato, entonces me senté a desayunar, me serví café y miré que el resto de huevo que había quedado sobre la sartén seguía cocinándose pero imaginé que se trataba del residuo de calor de la parrilla eléctrica, no le tomé importancia, seguí desayunando y cuando fuí por otra ración la comida seguía cocinándose y mire que la perilla de la parrilla eléctrica estaba en lo máximo y además conectada a la corriente, ya la comida comenzaba a carbonizarse, -¡Ese hijo de las mil putas!-, pensé.

Me quita las llaves del carro y lo cierra dejándolas adentro, bajo las escaleras busco algo y en una distracción él ya me volvió a subir las cosas, su maldad es tan grande que hasta tiene el poder de mover fechas adelantar o atrasar el tiempo porque me he visto perdiendo compromisos u olvidando citas importantes.

Me tiene harto, hace unos días me escondí para llorar de rabia, no le iba a dar el gusto de verme sufrir, pero ya lo ando torciendo y en la primera oportunidad me lo voy a chingar, no me importa que me digan que exagero, que es simple distracción de mi parte, él es la causa y no voy a tolerarlo más, estoy dispuesto a irme a la chingada con él si es posible pero las cosas deben parar o pronto terminará matándome de alguna manera.

La gente piensa que me conoce, ya no me desgasto tratando de sacarlos de su error, ni yo mismo me conozco y la verdad es que tampoco me caigo muy bien.

miércoles, agosto 06, 2025

DURMIENTE

Imagen creada con Meta AI de WhatsApp 

Los he visto cuando camino por las calles porosas de la ciudad, los durmientes, no son como en los cuentos, los autores de cuentos le dieron la exclusividad a las princesas de ostentarse como durmientes y además bellas; la belleza es lo mínimo que poseen los durmientes que observo.

Es inquietante ver lo tranquilos que se ven, se ven en paz, en casas abandonadas, debajo de un puente, en la banca de un parque o en alguna banqueta, a simple vista uno creería que son desafortunados, a veces pienso que son más afortunados de lo que creen, ellos no tienen que aparentar nada, tal vez escaparon de la Matrix, se le escaparon al sistema, me van a decir mal agradecido; con lo que tengo y lo que soy, pero siempre he dicho que soy un indigente funcional, un homeless con privilegios que vive acumulando días para poder retirarse algún día, no soy tan diferente a ellos, viven al día y seguro no siempre tienen qué comer, pero algo me dice que en su condición hasta el tiempo transcurre distinto para ellos, no todos los durmientes terminaron así por gusto, es más, me atrevería a decir que en muchos casos es hasta un estado transitorio, muchos de ellos conseguirán dejar de moldear el concreto frío con sus cuerpos cansados de andanzas, hambre, alcohol y solventes para por fin tener un techo y un colchón dónde dormir.

Llego antes al trabajo, me voy unos minutos después de la hora habitual de la salida, todo sea por evitar un poco el río de gente y sus prisas. Conduzco hasta el lugar que habito, pero no es mi casa, le pregunto a mi estomago si tiene hambre, a veces prefiero no escucharlo y lo someto con sueño, si tengo suerte Morfeo me incluye en un maratón de varias horas de sueño, a veces la espalda me traiciona, no me deja llevar mi plan a su fin, debo levantarme y entonces hay que darle gusto al hambre.

No quiero hacer nada fuera de lo que no puedo evitar, hay compromisos, cosas de las que no puedo escapar, algunas me las he buscado, bueno casi todas, y es mi culpa, no sé en qué estaba pensando cuando decidí regresar a este plano, no creo en nada ni en nadie, los años se fueron como agua, apunto de memoria todas las equivocaciones que cometí y sigo cometiendo, no creo que sirva de mucho, seguro ya intenté hacerlo las otras miles de veces que he reencarnado por eso nada sale bien, pienso que debe ser la cuadratura en mi Rueda del Samsara, perdió su forma en el camino, algún bache imprudente la ha de haber deformado. 

Me hace mal pensar, quisiera apagar ese interruptor, pero está fallado y quedó en ON, el cuerpo es sabio, sabe que aun no puede apagarse del todo y es por eso que entra en Stan by, entonces me convierto en un “durmiente funcional”, con el privilegio de una cama pero sin poder descansar.

martes, marzo 04, 2025

EL CUERPO DE CRISTO: EL GRAN JUEGO, EL BIEN VS EL MAL

Imagen creada con Meta AI 

El gobernador llegó pasada la media noche a su casa, pero en lugar de ir a su cuarto a dormir decidió ir a su estudio, cuando abrió la puerta se topó con que por encima de su enorme sillón de piel giratorio, que en ese momento le mostraba el respaldo, flotaban volutas de humo, pero no le causó extrañeza, cerró la puerta del estudio y le puso llave, a manera de saludo le hizo una pregunta a su inesperado visitante.

-¿Estas cómodo?

El sillón giró y dejo ver la presencia de un hombre con sombrero negro, igual que todo su atuendo.

-Estos habanos cubanos están muy buenos, de donde vengo no tenemos estas cosas.

El gobernador caminó hasta un mueble que se encontraba cerca de una gran ventana, de allí tomó una licorera y sirvió dos vasos del ron que le gustaba, tomó los vasos y se fue a sentar frente a su visitante, la visita tomó su vaso y se reclinó poniendo los pies sobre el escritorio.

-Supe que te reuniste con el clérigo.

-Si, me pidió ayuda, al parecer ya notó el asunto de los sacrificios.

-Eso no me preocupa, siempre y cuando me respaldes. No olvides que la posición que ostentas no fue producto de la casualidad.

-No lo olvido mi señor. Es solo que este asunto sería más fácil de resolver si usted usara todo su poder.

-Humanos, siempre buscando el camino fácil. Hoy estoy de buenas por lo que te voy a explicar algunas cosas; esta relación que tenemos tú y yo no es algo en lo que yo esté de acuerdo, ¿imaginas lo que es tener que depender de simples mortales como tú para poder ganar este aburrido juego del bien y el mal?, en todo juego hay reglas, y en este caso no es la excepción, hay cientos de miles de situaciones que han tenido que ocurrir para que las cosas se equilibraran, hoy tenemos más influencia que nunca sobre los humanos, la iglesia, el ultimo bastión en contra de nuestra legión, atraviesa por una de las crisis más peligrosas en siglos, no entenderías lo que está en juego, pero si lo que tu esperas es que con un chasquido de mis dedos todo esto termine de una vez, estás muy equivocado. Cada momento que me hago presente en este cuerpo o en cualquier otro, cada manipulación de la realidad que llevo a cabo nos consume una cantidad tremenda de energía, es por ello que tenemos que abrir todas las puertas del infierno, para fusionar esta dimensión con la nuestra y liberar a mis hermanos y por ende a nuestro amo.

-Entiendo mi señor.

-Lo dudo mi amigo, no tienes ni una diminuta idea de lo que está en juego. Vigila al sacerdote, no quiero sorpresas y con respecto a los sacrificios puedes estar tranquilo, ya casi hemos terminado con eso. 

-Será como lo ordena mi señor.

Afuera de la casa del gobernador un motociclista esperaba al tipo de sombrero que aun iba fumando su cigarro.

El gobernador miraba por la ventana la partida de su señor con alivio, mientras a sus espaldas una niña de ocho años aproximadamente se asomaba por la puerta y llamaba a su progenitor que al escuchar la pequeña voz se sintió temor, sabía que había condenado a su familia por un poco de poder, sin embargo ya era demasiado tarde para arrepentirse, el final estaba cerca y solo quedaba una opción, ganar el juego que su señor había mencionado y lo más importante era estar del lado ganador.

jueves, octubre 17, 2024

MANO DE DUENDE: CUENTO.

       ILUSTRACIÓN CREADA CON IA

Al abuelo Nilo le gustaba que sus nietos le rascaran la espalda, para incentivarlos les pagaba 50 centavos y les proporcionaba un peine de bolsillo para aquella simple tarea que los niños debían hacer. Raúl y René tenían 7 y 9 años respectivamente, con el dinero que el abuelo les daba compraban dulces en la tienda de la esquina, eran tiempos en los que el dinero valía, no había celulares ni internet y la radio así  como los periódicos eran las únicas maneras de estar informados, eran tiempos en los que todo podía suceder.

A Raúl y René les gustaba visitar a su abuelo en su cuarto, lo encontraban sentado en un sillón justo frente a la ventana de cuya luz se ayudaba para leer el periódico que, aunque ya tenía más de una semana de haberse publicado, el abuelo leía con sumo interés. La esbelta figura del abuelo encorvado, con la pierna cruzada sobre la otra y que a la vez servía de soporte para sostener las páginas del diario que leía hacían difícil creer que alguna vez fue un aventurero cazador de tesoros, otrora hombre fornido de 1.90 de estatura y 100 kg de peso, de eso ya solo las fotografías daban fe de lo que un día había sido.

          IMAGEN CREADA CON IA 

En su cuarto el abuelo tenía mapas, brújulas, libros, recortes de periódicos de reportajes reconociéndole sus logros y hasta medallas al valor, memorias de tiempos mejores.

Cuando los niños entraban al cuarto del abuelo este no escuchaba sus pasos y cuando se percataba de la agradable visita los saludaba efusivamente, sabía que era hora de su rascada de espalda, entonces levantaba su playera para dejar al descubierto un espinazo huesudo sobre cuya piel, además de lunares y manchas, se encontraban tatuadas unas "figuritas" extrañas que a sus nietos causaban curiosidad, alguna vez les dijo que eran símbolos de protección, le preguntaban contra qué y el viejo no respondía, cuando los niños insistían en preguntar el abuelo daba por terminada la rascada de espalda, pagaba el servicio, despedía a sus rascadores y se quedaba encerrado en su cuarto.

En una ocasión mientras los niños jugaban en la casa pasaron por el cuarto del abuelo y vieron la puerta entre abierta, les pareció escuchar que el abuelo hablaba con alguien, los hermanos decidieron asomarse uno sobre el otro para saber quién era el interlocutor de su abuelo, pero solo el anciano hablaba como en una especie de monólogo, decía cosas sin sentido como: -más a la derecha-, -más a la izquierda-, -no tan fuerte-, -me estás lastimando-, pero desde donde los niños estaban arrimados solo podían ver al abuelo de frente sentado en la cama, con la playera levantada de la espalda hasta casi la cabeza retorciéndose de manera graciosa, los curiosos niños perdieron el equilibrio cayendo uno sobre el otro dejándolos al descubierto y rodando hacia adentro de la habitación, justo en ese momento vieron como caía también al piso lo que parecía ser una varita con algo unido en un extremo, Raúl el más pequeño se apresuró a levantar el objeto para el anciano que de manera enérgica se la arrebató de las manos, los niños se asustaron pues vieron muy molesto al abuelo que simplemente les ordenó que se fueran a jugar a otro lado, los chiquillos estaban tan asustados que salieron corriendo del cuarto.

Esa no fue la única ocasión en la que los niños habían escuchado que el abuelo parecía hablar solo, de hecho Raúl le había contado a su hermano que aquella vez que el abuelo los descubrió espiándolo el objeto que había recogido del piso era una especie de mano huesuda, verde y de unas largas uñas incrustada en una vara de madera, René no le creyó a su hermano y le dijo que seguro había sido producto de su imaginación y que independientemente de ello el abuelo coleccionaba cosas raras, momias de criaturas diminutas, insectos raros y esas cosas.

Una noche de tormenta Raúl tuvo ganas de ir al baño, era media noche, el estruendo de los rayos le daban pavor por lo que despertó a su hermano René y le pidió que le acompañara al baño pues estaba muy oscuro y al parecer la electricidad había fallado, tomaron una lampara de baterías y caminaron por el pasillo hacia el baño, para llegar hasta allí debían pasar por el cuarto del abuelo que nuevamente parecía hablar solo pero ahora la puerta de su cuarto entre abierta dejaba escapar una luz verdosa, ellos no recordaban que en la casa hubiera una lampara así, René le dijo a Raúl que se asomarían pero este le advirtió que si el abuelo los descubría ahora sí les iría mal, sin embargo la curiosidad fue mayor que el miedo y se asomaron por donde salía el destello verde, vieron al abuelo sentado en la cama mirando a la ventana del cuarto con la espalda descubierta mientras el objeto que había visto Raúl antes flotaba moviéndose solo rascando la espalda del abuelo mientras despedía un brillo verde, los hermanos estaban atónitos, se voltearon a ver y por mas que se frotaron los ojos para descartar que estuvieran viendo mal la escena no cambiaba, decidieron esperar un momento para ver qué más ocurría, una vez que el viejo estuvo satisfecho y aliviado de su comezón de espalda alargó su brazo hacia atrás y tomó su “rascador de espalda”, lo guardó en un cajón de la cómoda junto a su cama quedando todo en oscuridad, los niños apagaron su lampara para no ser delatados y volvieron a su cuarto en silencio, después de lo que habían visto se les quitaron las ganas de ir al baño.

Los días posteriores los niños evitaron encontrase a solas con el abuelo y no hicieron otra cosa que conversar sobre lo que habían visto, el abuelo trataba de sacarles plática por las mañanas en las que coincidían en el comedor de la casa pero los chicos solo contestaban con monosílabos, su madre les dijo que andaban muy sospechosos a lo que el abuelo concluía diciendo que seguro planeaban algo y no andaba errado del todo ya que sus nietos estaban decididos a ver más de cerca aquel objeto volador y justo esa mañana escucharían lo que necesitaban, el abuelo le recordó a la madre de los niños que saldría de viaje por un trámite y que estaría ausente por un par de días, entonces los niños se miraron al mismo tiempo y supieron que esa era la oportunidad que habían estado esperando.

Al caer la tarde el abuelo tomó su sombrero, una gabardina negra y un paraguas pues el cielo estaba totalmente nublado amenazando lluvia, partía a esa hora pues tendría que viajar en tren toda la noche para llegar a la ciudad por la mañana, los niños hacían como que jugaban en la sala esperando a que el abuelo por fin se fuera de la casa, el anciano pasó junto a ellos y se despidió esperando a que los niños le dieran un brazo de despedida pero apenas y lo tomaron en cuenta, el anciano pensó en que cuando estuviera de regreso tendía que hablar seriamente con ellos.

Los niños esperaron pacientemente un par de horas antes de poner en acción su plan, cenaron con su madre y como nunca en la vida se retiraron a su habitación temprano. Esperaron a que en la casa se apagaran las luces y que tanto su madre como la servidumbre se encerraran en sus habitaciones, entonces supieron que era el momento.

Raúl y René salieron de sus camas y su habitación a hurtadillas, afuera un aguacero torrencial amenazaba con arrastrar todo lo que encontrara, cualquier ruido asustaba a los niños que sabiendo que lo que hacían estaba mal seguían adelante con su plan, ya habría tiempo para arrepentirse después.

Llegaron hasta la puerta del cuarto del abuelo y para suerte de los chicos esta no tenía puesto el cerrojo así que entraron sin problemas, la puerta rechinó como nunca, los niños manotearon uno al otro indicándose mutuamente que el ruido los delataría, curiosamente esa puerta nunca había emitido rechinido alguno, era como una especie de señal que los invitaba a desistir de sus intenciones, pero aun así siguieron adelante.

Los hermanos constantemente se empujaban tratando de evitar ir al frente de su osada aventura, la habitación que tantas veces habían visitado y recorrido ahora se les hacía extrañamente inmensa, por más que avanzaban sentían que no llegaban hasta donde se encontraba el objeto de su curiosidad.

Después de varios pasos empujones y dudas llegaron hasta el buró, ninguno de los dos se atrevía a abrir el cajón y extraer su contenido, entonces René tomó la iniciativa, abrió el cajón y allí estaba, una mano huesuda y verdosa con los dedos contraídos, de tamaño pequeña, sostenida por una varita de madera que el abuelo usaba para que le rascara la espalda, pero ahora se veía tan ordinaria, no emitía brillo alguno, y no se movía sola, la examinaron bien, era tenebrosa, trataban de adivinar a qué animal había pertenecido, a un mono, a un mapache o a algo más, en eso estaban cuando un ruido los alertó, la mano comenzó a brillar y los dedos comenzaron a moverse entonces de entre las sombras una criatura saltó ante ellos siendo visible gracias al fulgor verdosos de la mano, se trataba de una especie de duende color verde, orejas puntiagudas, ojos rojos, con taparrabos y le hacía falta una mano, en su lugar tenía una especie de garfio, con voz chillona reclamó lo que era suyo, -creo que eso me pertenece niñitos- dijo con ironía el duende, fue entonces que los niños lo entendieron, aquel objeto que su abuelo utilizaba para rascarse la espalda era una mano de duende.

La criatura los observó por un instante como disfrutando el temor que les ocasionaba a los niños, saboreaba ese aroma a miedo que lo hacía sentir vivo, sabía que los niños estaban indefensos contra él así que se tomó su tiempo, -su abuelo no fue muy amable cuando me cortó mi mano, el muy maldito quería que le revelara en dónde escondía mi tesoro- le contó a los niños, -pero a hora podré recuperar mi mano y de paso llevarme un par de trofeos, solo que en lugar de manos les cortaré la cabeza, las reduciré y me las pondré de collar-, los niños gritaron ante la amenaza del duende que colérico levantó su muñón que terminaba en garfio cuando un relámpago dejó ver detrás suyo la silueta de un hombre que le gritó -¡Detente engendro del infierno!-, la criatura reconoció esa voz y se le heló la sangre, supo que estaba perdido, en cuestión de segundos el anciano activó un mecanismo en su paraguas dejando salir una delgada y afilada hoja de espada con la que decapitó al duende que aún con la cabeza en el piso lanzó maldiciones para el viejo antes de que su verdoso cuerpo se desintegrara y se volviera cenizas, acto seguido los niños gritaron -¡Abuelo!- y corrieron a abrazar al anciano que aliviado abrazó a sus nietos sabiendo que después de tanto tiempo se había desecho de aquella amenaza que siempre lo había asechado desde las sombras.  

Después de los abrazos y entre lágrimas de alegría de los niños le preguntaron al abuelo cómo supo que estaban en problemas a lo que el abuelo simplemente respondió -Digamos que me picaba la espalda-.

 


martes, abril 23, 2024

NO ME GUSTAN LAS SORPRESAS


Me exilié para alejarme de lo conocido,
Pensé matar los recuerdos con bastante gotas de olvido,
Pero ese intento en realidad me ha salido fallido,
Regreso a los mismos lugares, los mismos nombres, a los caminos,
Me descubro temeroso de lo desconocido,
Desconfío de lo que me presente y lo que quiera conmigo,
No me gustan las sorpresas pues no se mueven a mi ritmo,
No me gustan las sorpresas porque me agarran desprevenido.

domingo, abril 14, 2024

HOLA, MI NOMBRE ES EDUARDO Y SOY...SOCIABLE


Esto que voy a contarles no es algo fácil, recién acabo de darme cuenta de ello, bueno tal vez no precisamente darme cuenta pero sí acabo de aceptarlo, soy sociable, no sé que vaya a pensar la gente de mí.

Esta condición me aflige, no se imaginan la cantidad de años que me la pasé siendo un tipo introvertido, hermético, misterioso, mala cara, corajudo y hasta sarcástico, aún lo soy, para forjar una reputación de hijo de puta como para que ahora resulte que puedo tener el don de gente y hasta ser simpático, ¡puta madre!, ¿que dirá mi padre cuando se entere?, miren que yo no me he hecho solo.

Ustedes no están para saberlo pero a mí me obsesionó el concepto del "Ronin", esa palabra escrita en japonés tiene dos ideogramas, símbolos que significan objetos o cosas, uno que simboliza a un hombre y otro que simboliza a una ola de mar, es un hombre que va y viene como las olas y no se queda en un solo lugar; ademas un Ronin era un samurai sin un amo a quien servir, y por ende perdía su estatus como guerrero en la jerarquía de los terratenientes; los shogunes, y se convertía en un vagabundo, viajando solo o con otros Ronin, pero con un futuro incierto.

Llegué a firmar como Ronin, este blog se llama "Vida de Ronin" y mi camino iba más hacia el de vivir como ermitaño, hasta viví en una calle con ese nombre y alguno que otro me hizo la observación a modo de broma que ni mandado a hacer el nombre de la calle, pero hoy descubrí que puedo ser más sociable de lo que antaño me hubiese permitido, no sé si se trate de algún tipo de mecanismo de supervivencia social o qué carambas pero me cae que cuando me esfuerzo puedo llegar a ser hasta simpático, invento chistes de los que nadie se ríe, pero tengo la teoría de que por dentro rien sin parar, ¡si señor!

Y ustedes se preguntarán sobre el cómo llegué a esa conclusión, bueno todo sucedió hoy durante mi ida al medico; nos mandan una vez al año a un chequeo en el trabajo, platiqué con la asistente, con la doctora, con las compañeras que esperaban igual que yo, con la chica del taller de suspensiones, con el mecánico del taller de auto climas y días después con una chica que andaba haciendo campaña por morena, ella platicaba con un anciano que vendía pastelitos rellenos de jamón y queso, tambiennde carne molida, la muchacha me tomó por sorpresa y tal vez platicando con aquel hombre mayor este le externo que la venta iba mal por lo que me pidió le comprara al señor algo de su producto, acepté animado por la muchacha que al mismo tiempo le pedía a sus amigas consumiran el producto, tomaron cada quien un pastelito y le pedí al señor me los cobrara todos, la autora de este hecho me dijo que yo meiba a ir al cielo con todo y zapatos y yo le respondí que en estos días todos necesitamos un pase al cielo.

Yo sé que la cara no me ayuda y en horario laboral lo sociable se me descompone pero habrán ustedes de dispensar el mal funcionamiento, eso del don de gente tiende a ser como el internet de nuestras casas, suele ser intermitente, va y viene, como su señal, como las olas del mar, como un Ronin moderno que vaga por la ciudad.

lunes, abril 08, 2024

JACKPOT BATHROOM


Recuerdo perfectamente que de niños nuestros padres, cuando teníamos que salir por algún motivo, nos cuestinoban sobre si ya habíamos acudido a vaciar la vejiga o el intestino, cual fuese el caso, ya que ellos no iban a estar batallando por encontrar un baño a donde fuésemos, ya sea por higiene o economía ya que es bien sabido que algunos baños públicos no son beneficencia y cobran una pequeña retribución o costo de mantenimiento para poder usarlos.

Esa enseñanza cobra sentido conforme creces y el hábito de ir al baño en casa antes de salir habla bien de cualquier mujer u hombre que se considere previsor, y ahorrador, por aquello del cobro por el uso del baño.

Pero yo tengo cierto tipo de pánico de baño público, si, ustedes saben, el pudor hace que me bloquee, es como la gente que padece pánico escénico y no puede hablar frente a una audiencia, a ellos las palabras no les salen y en mi caso me cuesta desalojar el cuerpo, ya sea en líquido en sólido o en gaseoso; y es que estarán de acuerdo conmigo en que no es lo mismo aflojar el cuerpo en la comodidad de tu hogar que en la compañía de extraños, pero lo que debo aceptar es que a veces la necesidad es tan grande que nos vemos obligados a dejar colgado el pudor en la entrada del baño público so pena de sufrir una verdadera tragedia es decir, cagarla...o miarla, literalmente.

Y como buen Godín de hábitos oficinescos aquella mañana me empujé una jarra completa de café, la vejiga me pedía a gritos un desfogue de emergencia y yo buscaba con la mirada escrutiñadora un baño que me salvará la vida.

Ese día acompañaba a mi amigo a la Central de Abastos, territorio desconocido para mí, no es que nunca hubiese ido pero nunca me había urgido un baño como aquel momento, antes de que mi amigo se estacionara alcancé a ver uno pero dimos tantas vueltas que me desorienté y perdí mi oportunidad de salvar la situación por mí mismo, no me quedó otro remedio que preguntarle a mi amigo por el baño a lo que me respondió que caminara en la dirección que me señalaba, según sus indicaciones en ese rumbo encontraría una puerta de cristal y entraría a una habitación parecida a un antro, se me hizo exagerada esa descripción pero no lo tomé tan enserio pues mi apuro era conseguir un lugar donde desalojar la jarra de café que ya me andaba causando estragos.

Enfilé en la dirección indicada, caminé cuál competidor de caminata olímpica pero no tanto por la velocidad, más bien porque si lo han notado como que van apretando todo, como queriendo evitar que algo se les fugue del cuerpo, así tal cual me ocurría, podría haber sido peor, una diarrea por ejemplo, pero afortunadamente el único líquido que deseaba abandonar mi cuerpo era el café de la mañana.

Caminaba, apretaba y observaba, caminaba, apretaba y observaba y de pronto a mi derecha, ya casi me paso por cierto, miré la puerta descrita por mi amigo, entré y lo que ví parecía irreal, frente a mi, máquinas tragamonedas, a mi izquierda una serie de puertas en fila detrás de las cuales seguro se encontraban las tazas del baño, más a la izquierda aún, un escritorio sobre el cual se podían encontrar un extenso surtido de dulces y chicles, destrás del escritorio una señorita de semblante indiferente, casi al estilo de burócrata en ventanilla de licencias o algún otro trámite administrativo que con los años hace que le pierdas el amor a la humanidad, anonadado y créanme que no se me inundó nada, seguí recorriendo con la mirada aquel baño-casino que me pareció tan exótico y que para beneplácito de los usuarios, contaba con aire acondicionado.

Mi inspección ocular me permitió ver la lista de precios por el uso del servicio siendo la miada el primero en la lista y el que me interesó en ese momento, $ 5.00 por el uso del mingitorio, saqué un billete de $ 20.00 pesos y se lo entregué a la señorita, esta lo recibio casi de manera indiferente mientras tan solo hacía unos segundo estregaba a otro parroquiano un cuestionable fragmento de papel de baño.

La chica me miró como preguntando sin preguntar, ¿a qué vino?, entendí la indirecta y casi con voz de Manolín, dejando escapar un gallo, le dije que usaría el mingitorio, palabra que no pronuncie bien, me señaló la esquina de la habitación y detrás de una tímida pared se encontraba el objeto que haría descansar mi alma y mi vejiga.

No les voy a mentir, los primeros 5 segundos no salió nada, mi pánico de baño se apoderó de mí, además me daba pendiente que la señorita me fuera a ver mis cositas, digo, seguro estaba acostumbrada pero no quería desilucionarla, quise pensar que había visto cosas peores pero no estuve tan convencido y me consentré en desaguar el cuerpo.

Era imposible no cuestionarse sobre lo tortuoso que debía ser trabajar encerrado en un baño, sobre todo un baño al parecer mixto, y estar escuchando las peculiares expresiones corporales de totales desconocidos, y déjense de los conciertos, tener que lidiar con el conflicto de ahogar la risa o desbaratarse en alguna carcajada al escuchar alguna nota alta, o alguna exclamación de satisfacción de cuando los espíritus del mal abandanan nuestro cuerpo decadente y te regresa el alma al cuerpo, esa chica seguro cuenta con material suficiente para escribir un libro.

Una vez drenada mi vejiga, me acordé de mi cambio, no supe si dejarlo como propina pero al ver tres monedas de $ 5.00 apiladas sobre la tapa de uno uno de los frascos de dulce le pregunté a la señorita si era mío y dijo que sí, tome.mi cambio y de camino al vehículo de mi amigo me pregunté si en caso de haber tenido alguna dificultad para orinar el servicio de sanirario proporcionaba ayuda personalizada por parte de la "hostess" para solucionar una eventualidad así.

Por si tenían el pendiente, no jugué en las maquinitas traga monedas.

domingo, marzo 31, 2024

YO BUSCABA CASA PARA MIS LIBROS

foto: https://universoabierto.org/2019/07/09/deben-las-bibliotecas-tirar-los-libros-viejos-una-foto-viral-de-un-basurero-de-chicago-suscita-un-acalorado-debate-en-los-medios-sociales/

Yo buscaba casa para mis libros porque ahora me pesaban, no tenía lugar, ni en mi nueva vida, para todos ellos.

Yo buscaba casa para mis libros y aunque no lo crean la pena me embargaba, después de ser un lector muy dedicado y activo ahora en un lector desnaturalizado me transformaba, que se deshacía de sus hijos, digo, libros.

Yo buscaba una casa para mis libros y sabía que había más de un hogar donde colocarlos, pero el destino es tan extraño que, contrario a lo que se pienza muta, cambiando para siempre los resultados.

Yo buscaba una casa para mis libros y mis películas de culto; Taibo II, Kurosawa, Kitano, Tarantino, Charly, los Stones, Beatles, Natalia, Bunbury y Syntek, y otros que ni recuerdo.

Y cuando llegué al paraíso prometido este no se encontraba activo, lamenté brevemente el contratiempo ocurrido, pero no abandoné la misión que me había puesto en marcha buscando casa para mis libros.

Algo me hizo ver, y caminar, más allá del punto elegido, solo para descubrir que a la vuelta de la esquina, izquierda por cierto, se encontraba mi destino, el lugar era diferente pero el fin seguía siendo el mismo.

Tablones albergaban a otros libros antiguos, libros otrora amorosamente leídos, hoy abandonados buscando nuevos ojos que llenar con sus historias para contar, libros que como algunos de nosotros buscan otra oportunidad, se cansaron de envejecer en los estantes empolvados y ahora esperan en una mesa que puedan ser rescatados, releidos y hasta reparados.

A mí llegada el guardian del refugio de libros sin hogar no aparecía, en su lugar una morena de esbelta figura era la única presencia, física, a la vista, sentada en una banca a pierna cruzada hojeaba una revista, yo creo que no leía solo la repasaba con la vista.

Miré en todas direcciones sin encontrar lo que buscaba y me animé a preguntarle por la persona que yo esperaba, que finalmente nunca fue, y fue así que le pregunté: ¿No se encuentra fulanito no sé qué?, me respondió: ¡Ahora viene, fue a buscar no sé qué!

Cabello rizado, piel morena, tatuaje a la derecha de la clavícula del mismo lado, blusa de top sin tirantes ni mangas, tampoco cubría su abdomen con nada, pantalón de mezclilla azul marino y sandalias que ahora mismo en mi recuerdo no distingo.

Pensé en dejarle los libros y escapar como un cobarde, pero entre la cosas que me dijo fue que yo esperase, y me valvuseo más cosas que yo no entendía, un tanto por mis nervios otro tanto por mi intriga, sobre esa muchacha que a la Penélope de Serrat me refería.

Y apareció el guardian de los libros, cuando vio mis libros en las manos pensó que mi intención era comerciar, se mostró reservado y hasta un tanto desinteresado, pero cuando le corregí y le dije que todo era para donar el semblante le cambió y pudimos platicar.

El 95 % de mis librijos y dvd's le parecieron una joya, dignos de un coleccionista y me contagió su euforia, un hombre de edad con mundo y camino recorrido, se mostró agradecido y me obsequio un libro a cambio, debió intuir que alguien que le donaba tantos libros seguramente lo leería, ya no leo como antes, pero tal vez lo haría.

El guardian de los libros no paraba de dar datos sobre los libros y las películas, yo parado bajo el sol disfrutaba su alegría, la morena hojeadora de revista me inquirió sobre si acaso no me estaba molestando el sol, debió pensar que mi piel no estaba hecha para tanta radiación, pero le respondí que no había problema y a su revista regresó.

Yo me despedí satisfecho de volver sobre mis pasos sin el peso anterior con el que había llegado, esa serie de libros que ya no caben en donde con trabajo entro yo. Debo regresar lo antes posible con el guardian de los libros y la morena hojea revistas.

Y para dar un toque a mi a aventura aun más surrealista, fíjense lo que me topé cuando por el callejón de las escaleras subía, allí postrado cuál gárgola gótica divisé a un extraño de pelo largo que hacía la nada veía, una especie de vampiro de medio día que meditaba ataviado con lentes de sol; seguro solo sale de día para agarrar color.

jueves, julio 27, 2023

LA FIN

LA FIN
By Lalo Vargas 
26/07/2023



Despertó esa mañana con ganas de orinar, fue al baño e hizo lo propio, aprovechó el viajé y cepilló sus dientes, se miró en el espejo y suspiró, otro día, que seguramente sería igual al anterior, terminó de lavar sus dientes y dejó el cepillo en su lugar.

De regreso al cuarto apagó el clima y puso en su lugar el ventilador, si el calor no hacía muchos estragos, el aire frío residual del clima circularía por la habitación por lo menos hasta media mañana, siempre y cuando no abriera las ventanas ni lo dejase escapar dejando la puerta abierta.

Se dirigió a la cocina, había que hacer algo de desayunar, recordó que había dejado unos nopales picados aun sin cocinar, eran una buena opción, no se valía desperdiciar la comida y a su glucosa le vendría bien desayunar así, pasó por su mente servirse un tazón de cereal y ya, pero lo dejaría para un día más ajetreado, en ese momento tenía tiempo, y sin embargo sentía que el tiempo se le terminaba para “algo”, lo que fuese que eso significaba.

Tomó el teléfono y entró a la red social, estuvo pasando algunos videos y se detuvo en el de una joven con poca ropa, se preguntó si las chicas que hacían esos videos no tenían reparo de salir vestidas así y luego caminar como si nada por las calles de sus ciudad, entró al perfil para saber qué decía su descripción y cuando vio la cantidad de seguidores que tenía no lo podía creer, más de 2K, además la chica había escrito su descripción con horrores ortográficos, él sabía que su dislexia al escribir le jugaba malas pasadas pero de plano había cosas que no se perdonaban, para colmo el no pasaba de 200 seguidores y necesitaba 1000 para que la aplicación lo dejara acceder a otras funciones.

Eso lo hizo pensar, su contenido era basura para esa red social y su algoritmo y por eso no podía competir con las chicas de poca ropa y coreografías sugerentes, le parecía ridículo.

Después de desayunar puso a lavar un poco de ropa, puso a cocer el pollo en la estufa y decidió sentarse en la sala a esperar a que cualquiera de las dos cosas lo hicieran levantarse del sillón de nuevo, por un lado la lavadora toca una melodía curiosa cuando terminaba los ciclos de lavado y por el otro lado la batería de cocina que solía usar tenía una válvula que silbaba cuando la comida ya estaba hirviendo así que no sería saber en qué momento tendría que prestarles atención.

En el sillón seguía mirando el celular buscando publicar cosas que atrajeran la atención de la gente, se había convertido en una obsesión, se encontraba mentalmente agotado, no sentía que tuviese las ganas ni la ambición de antaño para combatir contra la lencería y la piel al por mayor que se ofertaba en las redes, los nuevos generadores de contenido tenían buenos contactos, sus invitados es contantes e importantes y él realmente ya no sabía realmente por dónde iba realizar su contenido.

Cansado de tanto pensar decidió cambiar de aplicación y buscar una canción que le ayudara a despejarse y se encontró con otro dilema, habían tantas y las que solía escuchar ya las había escuchado tantas veces que perdió una hora sin si quiera saber qué era lo que realmente quería escuchar, miró hacia el estudio y vio la laptop en la mesa, tenía algo de tiempo sin usarla para escribir algo, sabía bien que cuando algo o abrumaba solo la ficción le daba esa paz que todo lo demás no le brindaba, ya sea leyendo o escribiendo sabía que podría dejar salir toda esa bruma de pensamientos que le agobiaban.

Tomó la computadora esperó a que encendiera, abrió el procesador de texto y justo cuando se disponía a teclear las primeras palabras el sonido de una motocicleta llamó su atención, miró por encima de su hombro pues esa moto parecía estar estacionada fuera de la casa, pero no se movió de su lugar, decidió regresar a lo suyo cuando el timbre confirmó sus sospechas, se extrañó y salió a ver de quien se trataba, al abrir la puerta un hombre dio que tenía un paquete para él; había perdido unas cosas a china y no lo recordaba, pensó que el día estaba mejorando, firmó de recibido, despidió al mensajero, caminó mientras abría el paquete y al ver lo que había dentro soltó una maldición, no era lo que había pedido, esos hijos de puta de la aplicación le enviaron lo que no era, lo aventó a la mesa y volvió a la suyo.
Nuevamente estaba allí, frente a la pantalla en blanco, sabía que tenía una buena colección de argumentos para desarrollar pero no terminaba de decidir cuál desarrollaría, y justo cuando iba a dar toque a la tecla el timbre volvió a sonar, inmediatamente él pensó que de nuevo era el mensajero, tal vez se había dado cuenta del error y abriendo la puerta le iba a decir eso cuando sorpresivamente ya no se trataba del mensajero, era un tipo vestido totalmente de negro, con un casco que impedía verle el rostro, se quedaron viendo el uno al otro, sus ojos se reflejaban en la visera negra del casco y de pronto esta se abrió, pero era como si el reflejo continuara allí porque él seguía viendo sus propios ojos, ¿Qué estaba pasando?, ¿Cómo era eso posible?, dio unos paso hacia atrás y mientras él retrocedía su visitante avanzaba, entonces tropezó con algo, era el sillón de la sala, la inercia lo hizo sentarse, el visitante hizo lo propio en otro sillón, él seguía sin decir nada, ni siquiera las miradas comunicaban algo específico más allá de la confusión, así estuvieron un par de minutos hasta que por fin el visitante se quitó el casco lentamente, primero salió al descubierto una gran cantidad de cabello rizado y cuando al fin mostro su rostro su anfitrión involuntario no pudo ocultar su sorpresa al ver su rostro, era como si se estuviese viendo al espejo, se trataba de él, o de un tipo que se parecía a él y quiso formular más conjeturas pero un balazo en la cabeza detuvo sus pensamientos y su vida misma, de pronto vino un silencio después del silbido del silenciador, la lavadora comenzó a entonar la melodía que indicaba el fin del ciclo de lavado, la olla en la estufa comenzó a silbar y el visitante se puso de pie y se dirigió a la cocina y al ver la estufa encendida deicidio apagarla, miró la computadora con la pantalla en blanco y el cursor titilando, pensó por un momento y tecleó la palabra “FIN”.

jueves, febrero 13, 2020

PETATES MÁGICOS

Petates mágicos
por: Eduardo Vargas Carrillo.






"¡Ven, oh sueño! Nudo seguro de la paz, 
asilo encantador del espíritu, 
bálsamo de la lucha, 
riqueza del pobre; 
liberación del prisionero, 
juez imparcial de los poderosos y de los humildes". 
-P. Sidney (Astrophel).








Tengo días con el mismo mal, las articulaciones chasquean y crujen a la menor provocación, rehúso a tomar medicina por saber que envenenan más mi cuerpo de lo que lo curan; yo prefiero lo natural. 

Llega la noche y no puedo dormir bien, paso del sueño profundo a sobresaltos abruptos causados por dolores musculares que me hacen pensar en algún mal incurable el cual consume todo mi ser. 

Así estuve muchos días, durmiendo de diferentes formas para ver qué sucedía. Y nada más no pasaba nada. Los dolores seguían, eso te hace pensar en hechicería, pero a nadie le decía, sabía que nunca lo entenderían.

Una noche justo antes de dormir asumí una postura nada convencional para así el sueño conciliar. Quería tener un descanso más normal, despertar sin dolor por la mañana, no sentirme golpeado y sin ganas.

Sobre mi lado izquierdo en posición fetal, con una almohada entre las piernas, para mi espalda alinear, los brazos cruzados como apretando a mi mal, a esos demonios que me quieren dañar, me dormí sintiendo un cierto alivio, como un luchador con  mis brazos asfixiaban a mi enemigo, ¿cual enemigo me preguntarán?, yo qué sé, ese que me jode y jode sin parar.

No tiene rostro eso que a mi cuerpo castiga, pero ya en el plano onírico no me lastima, ni si quiera existe ya ese dolor, en ese momento me siento mucho mejor y la casita luce rete bonita, ¿cuál casita?, me preguntan; esa que no ven, y en la que hay una viejita.

¿Cómo se llama la anciana?, se llama como ella quiera y diga, pero para este caso yo le llamo Rosita, y estamos como en una cocina chontal, afuera de la casa, como techo un tejaban. Estoy jugando allí en el suelo, tengo unos petates mágicos que doblo y desdoblo, en forma de triángulos, de rombos y no sé qué más, porque no entiendo.

¿Y cómo sé que son mágicos?, eso no sé si lo pueda explicar, solo sé que si esa anciana era Rosita, equivocado no puedo estar, mágicos recuerdos tengo de cuando Rosita vivía, sus secretos se fueron con ella y no volverían.

Y allí estaba con mis tapetes de petate mágicos, descifrando sus secretos como si supiera, pero que tonto pensar que todo eso así era, si de aquello nada de nada le entendía siquiera.

La magia no terminaba allí, una figura de piedra volcánica, como si tuviese fuego en su interior resplandecía, parecía una braza encendida, labrada una figura tenía; bien podría ser maya, olmeca o yo qué sabía.

Del otro lado de la habitación una especie de estufa, pero no era de gas y tampoco de carbón, grandes leños ardían sin cesar, ollas se calentaban pero no supe nada más, mi atención se vió totalmente secuestrada por luces que en la habitación deambulaban, esferas luminosas orbitando sin parar, conté solo tres pero pudieron ser muchas más.

¿Será que eran estrellas?, tal vez eran seres visitantes de otro planeta, tal vez eran ángeles jugando por diversión, seres de luz de otra dimensión, a esas alturas poco me importaba, el escenario era mágico, por nada lo cambiaba.

Cuando más a gusto me sentía, cuando pensaba que la magia existía, de todo aquello me vi separado, las maniobras de mis brazos perdieron efectividad porque seguro a mi mal dejaron escapar, regresó el dolor, la incertidumbre me hizo sollozar, un par de lágrimas de mis ojos dejé escapar. 

Me quedé sin la cocina, sin sus piedras brillantes, sin la leña que no se hace ceniza, sin la anciana Rosita y sin las luces divinas, sin el alivio en mi cuerpo, y otras muchas cosas que no veo en la realidad mezquina, sin los petates mágicos esos,que cuando los logras descifrar, te libran de todo mal.