Imagen creada con Meta AI de WhatsApp.
Para Sharon Miranda, gracias por leer.
El día que Pancho pudo comprar su motocicleta fue el día más feliz de su vida, era una moto sencilla de 150 centímetros cúbicos, él siempre había querido rodar por las carreteras y ser parte de esos bikers que los fines de semana viajaban en grupo a diferentes partes de su estado; todos juntos como una especie de parvada que sentían la caricia del aire en sus cuerpos, se suponía que en el ambiente de los motociclistas solo existía hermandad e igualdad por lo que no vio nada de malo en seguir a un grupo de motociclistas que se dirigían a los cerros un fin de semana, cosa que le costó bastante trabajo porque mientras él contaba con una moto de baja cilindrada los otros tenían entre sus modelos motos tipo turismo de BMW, algunas KTM, Hondas, Suzukis así como Harleys de mayor cilindrada. Una vez que les dio alcance en un parador turístico se acercó tímidamente elogiando los caballos de acero de sus colegas, estos los miraron con recelo, lo analizaron de pies a cabeza, aquel muchacho vestía su pantalón de mezclilla una playera de mangas largas y un casco sencillo en sus manos, les comentó que quería pertenecer a su grupo, los motociclistas se miraron entre ellos y a uno que otro se le dibujó una sonrisa maliciosa, uno de ellos le respondió que primero tenían que ver qué tipo de moto tenía, fueron hasta donde estaban las motos estacionadas y se dieron cuenta que se trataba de una modesta 150, el tipo que le había pedido ver su moto le dijo que para pertenecer a su grupo su moto debía pasar una prueba de seguridad, ilusamente Pancho aceptó, estaba seguro que no habría problema ya que su moto era totalmente nueva, el grupo se acercó hasta la moto, comenzaron a tocarle los espejos, los manubrios, los indicadores de velocidad y de pronto comenzaron a desprender todo ante la mirada aterrada de Pancho que intentó detener a los tipos que estaban ahora destruyendo su moto, pero un par de ellos lo detuvieron y lo golpearon fuertemente en el estómago dejándolo sin aire haciendo que se precipitara de inmediato al suelo, todo se le oscureció y afortunadamente ya no pudo sentir todas las patadas que le propinaron hasta que se cansaron y se fueron, no sin antes reprocharle que un pobre diablo como él nunca podría pertenecer a su grupo.
Pasaron dos horas hasta que un perro que rondaba por allí lamió la mejilla ensangrentada de Pancho haciéndolo reaccionar, todo el cuerpo le dolía, empezó a toser y escupió algo de sangre, a como pudo sacó fuerzas de quién sabe dónde y levantó lo que quedaba de su motocicleta, intentó encenderla pero los cables, mangueras y botones están arruinados, así que decidió emprender el camino de regreso a la ciudad como un chiquillo que se ha caído de la bicicleta y regresa a casa rodándola a un costado sin montarla.
El camino era complejo, enclavado en el cerro, la carretera estaba llena de huecos y mientras caminaba un odio tremendo se apoderaba de él, juraba que de alguna manera tendría que vengarse, en eso estaba cuando se cruzó con un hombre muy curioso, vestido a la usanza de la gente de rancho, todo de color negro, desde el sombrero hasta el caballo que se veía de mal carácter pues no paraba de dar vueltas bufar y relinchar.
- ¿Se encuentra bien amigo?
Pancho miró a todos lado y vio a nadie más así que sedujo que le hablaban a él, aun se encontraba aturdido por los golpes.
- ¿Está muy lejos el pueblo?
- Pues, más o menos. Mire como anda, esos aparatos son bien peligrosos joven. Estuvo feo su accidente.
- No fue un accidente. Unos malditos me golpearon y además destruyeron mi moto.
Al hombre del caballo se le dibujó una sonrisa, se bajó de su corcel y se acercó a Pancho que cansado de empujar la moto le bajó el soporte para detenerla en lo que recuperaba el aliento y atendía al sujeto que conversaba con él. El hombre le extendió la mano y al estrecharla Pancho tuvo una visión, pudo saber quién era el tipo que tenía frente a él e inmediatamente le soltó la mano y retrocedió unos pasos.
- No se asuste amigo, si usted quiere, podemos poner en su lugar a esos sujetos y hacer que lo respeten como usted se merece.
Pancho dudó un momento, pero aquel hombre que le ofrecía ayuda sabía que al joven motociclista ahora lo desbordaba la sed de odio y venganza.
- ¿Entonces qué? ¿Tenemos un trato?
Dijo el jinete de negro mientras sacaba de su cinto un cuchillo, Pancho sin bacilar extendió su mano y el jinete le hizo un corte sobre la palma de la mano cuya herida, después de sangrar un poco, se cerró inmediatamente sin dejar marca alguna.
El jinete de negro volvió a montar su caballo y sin decir nada más espoleó a su corcel que a todo galope pasó frente a Pancho a quien casi atropella provocándole una caída. El muchacho se sacudió su ya de por sí maltrecha ropa y cuando se dirigió hacia su motocicleta esta se encontraba como nueva, no tenía ni una sola abolladura, Pancho no lo podía creer, buscó entre su ropas las llaves pero no las encontraba, algo en su interior le decía que no las necesitaba y una vez que se animó a subirse a la moto presionó el switch de encendido y el sonido emitido por la motocicleta no se parecía la de una maquina de baja cilindrada, Pancho giró el acelerador y el rugido del motor sonaba bestial, ahora que tenía como moverse sabía lo que tenía que hacer y esperaría la noche para hacerlo.
Al caer la noche el grupo de bikers que había golpeado a Pancho se encontraban acampando en el cerro, encontraron un área debajo de una gran ceiba para encender una fogata, beber whiskey, consumir drogas y manosear a unas pueblerinas que deslumbradas por las motos habían aceptado acompañar a los motociclistas.
Todo era diversión para ellos hasta que escucharon a lo lejos el rugido de un motor que no lograban identificar acompañado de un destello cegador, dejaron lo que estaban haciendo pues era difícil ignorar aquel sonido, esperaron un momento y entonces vieron que se trataba de un motociclista, moto se les hacía familiar, solo que el sonido no coincidía con ese tipo de modelo, el conductor se detuvo a un par de metros delante del grupo, bajó con su pie el soporte de la moto que por cierto ahora tenía forma de pata de cabra y descendió de su caballo de acero, avanzó unos pasos hasta el grupo y se quitó el casco revelando su identidad; al ver que se trataba del chico que habían golpeado unos horas antes estallaron en risas, uno de ellos le hizo frente.
-Pero miren quien regresó, ¿vienes a que te volvamos a tunear tu porquería?
Pancho solo los observaba sin decir nada. Otro tipo hasta dijo que al parecer les habían llevado como ofrenda una moto nueva pero ahora la quemarían. El mismo que lo había recibido se puso más violento.
-¿Quién te crees que eres pendejo?, debiste haber regresado por donde viniste porque no vamos a ser tan amables ahora.
Diciendo lo anterior el tipo empujó a Pancho que a pesar de la agresión no se movió para nada, pero comenzó a reír como loco mientras tras él, sin hacer ruido alguno un hombre con sombrero en un caballo negro llegó hasta el lugar, el motociclista brabucón se burló del jinete pues le hizo ver que eran 7 contra dos, el hombre del sombrero habló.
-No mi amigo, a mi ni me meta en sus asuntos, yo solo vengo a ver el show.
Otro de los motociclistas lanzó una botella aprovechando que el jinete y el chico de la moto estaban descuidados, pero cuando el objeto se precipitó contra el muchacho se quedó suspendida en el aire, ese sería el principio del fin porque aquella acción marcaría las acciones de Pancho, la botella fue proyectada por alguna fuerza extraña contra quien la había arrojado golpeándolo en la cabeza haciendo que sus compañeros se precipitaran en contra de Pancho que solo levanto su brazo derecho en señal de alto paralizando a sus atacantes que experimentaban una parálisis inexplicable para después comenzar a levitar en sus lugares unos cuantos centímetros para finalmente, en un chasquido de dedos de Pancho, sus cabezas estallaron esparciendo su masa encefálica por todos lados, parte de estos restos balearon a las chicas que habían presenciado todo haciéndolas huir despavoridas. Los cuerpos cayeron inertes al suelo y al fondo el jinete aplaudía celebrando la acción.
-¡Bravoooo!, es lo menos que esperaba de ti mi querido Pancho, aunque me parece que te precipitaste un poco, pudiste haberlos reclutado para nuestra causa.
-¿Cuál causa?
-Olvidé mencionar ese pequeño detalle mi amigo, tenemos una tarea por delante y tú serás quien nos ayude con lo que viene, ahora podrás tener tu propio club de motociclistas, solo no olvides para quién trabajas, porque así como puedo ser bondadoso puedo ser… ¿Cómo decirlo?, poco tolerante con el fracaso, espero lo tengas claro. Y como muestra de mi agradecimiento tengo un regalo para ti, hagamos que estos desdichados no se desperdicien.
Los cuerpos decapitados volvieron a flotar y con un ademan del jinete de negro los cuerpos se quemaron, menos uno al cual primero le quitaron una chamarra a la cual se le quitaron las mangas y en cuya espalda se imprimió un texto en llamas que cuando se apagó dejó ver la leyenda “Acolyte of Eviil”.