".........pero aquí estoy, tan solo en la vida, que mejor me voy"
PAPO
Después de haber desaparecido del cyberespacio un rato, regreso sin ganas de hacer esto que tanto se supone me agrada, esto que sirve en ocasiones de válvula de escape a mis días jodidos tan llenos de realidad y pesadez.
Todo comenzó hace como un mes cuando por la mañana desperté tarde, resulta que antes contábamos con 20 minutos de tolerancia para retardos en el trabajo, pero en una revisión reciente se descubrió que en realidad tenían que ser de 5 minutos, por ende ahora toda la bola de cabrones, incluyéndome a mi claro está, tenemos que llegar puntuales o nos pasan a joder. Ese día, precisamente, se me ocurre amodorrarme en la pinche cama y salir tarde al trabajo, ya en carretera parecía ser que todo el jijueputa mundo estaba a tiempo menos yo, por ende el pinche loco hijo de la chingada que maneja a 100 km/h, entiéndase yo, es un enfermo mental y grosero que no respeta a los demás y quiere pasar por encima de todos con tal de ganarle unos minutos al puto reloj checador del trabajo, por cierto, ¿se han dado cuenta que cuando se les hace tarde y conducen a su trabajo, no importa que tan rápido manejen ni a cuantos motociclistas, perros, vacas y tránsitos atropellen, siempre llega uno tarde?, bueno la cosa está en que ese día sí llegué tarde, estacioné mi carro más lejos de lo habitual, y por ahorrar unos segundos no bajé mi maleta del auto, ¿y qué contenía esa maleta?, pues casi nada, mi vida entera, mi herramienta de trabajo, mi confidente, mi psicóloga, mi alma gemela, mi inspiración, a la que no me mentía, la que no preguntaba, la que prácticamente nunca me fallaba, bueno solo cuando se le acababa la pila y el Ares la apendejaba, sí, hablo de mi laptop, ese pedazo de aluminio, plástico, disco duro, memoria Ram y todos mis archivos personales, mi sentir, mis alucines, mis creaciones, mis canciones, mis fotos, mis proyectos, hubiese preferido que se llevaran mi carro, por lo menos ese pedazo de lata está asegurado pero ni modo, no me dí cuenta sino hasta tiempo después, mis conocidos y yo caimos en la cuenta de que me vigilaban desde hace un tiempo ya, no me habría importado morir por aquella fiel compañera, la única que realmente me ha sido de ayuda en mi pinchurrienta vida, bueno sin demeritar a los amigos y una que otra persona verdad…..nooooo, a quien quiero engañar, bueno, la verdad dramatizo un poco, acá entre nos, quiero confesarles que este suceso me ayudó a comprender que algo raro está pasando en mi vida, lejos de molestarme, me reí, eso pudiera ser un síntoma inequívoco de locura, lo tomé con cierta calma, y eso no es todo, la maleta que me robaron de mi auto contenía además otro par de cosas importantes para mí, mi libro de Paco Ignacio Taibo II: Doña Eustolia blandió el cuchillo cebollero y otras historias del sindicalismo en México, y dentro del libro un boleto para ir a concierto de los Héroes del Silencio, díganme ustedes si la cosa no estaba de campeonato, a poco no era motivo suficiente como para sufrir un shokc nervioso, o como para deschavetarse, además de todo eso mis tarjetas de crédito están hasta la madre y yo sin un peso, ese día por la tarde recuerdo que agradecí, sarcásticamente, a los ladrones de haberme cerrado la puerta de mi coche para que no se metiera alguien más, bueno también el hecho de que no utilizaron el clásico cristalazo como método para el robo sino, nada mas, le dieron en la madre a la cerradura, la verdad un robo muy fino, no quise quedarme en la universidad, que fue en dónde me di cuenta que mi máquina no estaba, me fui a mi casa y decidí quedarme en mi cuarto, esperaba lo peor, a que algo más sucediera, pero no fue así. Habían secuestrado mi alma en ese disco duro, a mi autor favorito y la oportunidad de ver cantar a Enrique Bunbury, y todo en vísperas de mi cumple años, el concierto era en realidad un autoregalo que me estaba haciendo, la fecha del toquin era 4 de Octubre (Foro Sol ciudad de México), y mi cumpleaños el 5 de Octubre, pero no se preocupen, conseguí otro boleto y me fui a ver a los Héroes del Silencio, a las 01:15 a.m aproximadamente del 5 de Octubre Tocaron “El Tesoro”, creo que fue el mejor regalo de cumpleaños de mi vida hasta hora, Enrique no sabía, y la verdad como ustedes saben le valía madres, pero esa madrugada me estaba dando un súper regalo, ya en la mañana durmiendo en el hotel, mi celular marcaba mensajes de gente que me envió felitaciones y realizó llamadas para darmelas, las felicitaciones claro, no sabía que decir, la verdad no me emocionaba ninguna de esas muestras de afecto, solo seme ocurría decir gracias, no tenía más palabras, ese día regresé a mi casa, en Tabasco, llegando fui a ver a una amiga, la Jeka, de ahí fuimos por Mirabal, y nos quedamos en casa del Peruano, la verdad no quería estar ahí no fue su compañìa lo que me molestó, era mi pinche simpleza de siempre la que me hizo dejarlos, a las 23:00 p.m el buen Leis me llamó, fuimos a “La Sevillana”, tres botellas de vino y un fondiu (o como se escriba), nos retiramos, le pregunté a mi cuate si había algo realmente que celebrar, no supo que decir, sinónimo de negación, estuve de acuerdo con él, son ya 25 años, estos últimos meses han estado de la puta madre, pero ya no me duelen tanto los chingadasos, total que la ley de Murphy dice que cuando crees que las cosas ya no pueden salir mal, aún viene lo peor, este martes vimos en la escuela una película que nos llevó el profesor Juan Carlos León, una comedia de humor negro titulada “El crimen ferpecto”, sí, así se llama, véanla, a mi me dió muchas buenas ideas, especialmente para desaparecer de esta vida que llevo, comenzar de cero, en dónde nadie sepa de mí, ni yo de ellos, pero eso, eso solo ocurre en las películas, lástima, por cierto, feliz cumpleaños a toda la banda de Octubre a los que sí le encuentra chiste a la vida y a seguir en este mundo que va como la velocidad del rayo…….
Todo comenzó hace como un mes cuando por la mañana desperté tarde, resulta que antes contábamos con 20 minutos de tolerancia para retardos en el trabajo, pero en una revisión reciente se descubrió que en realidad tenían que ser de 5 minutos, por ende ahora toda la bola de cabrones, incluyéndome a mi claro está, tenemos que llegar puntuales o nos pasan a joder. Ese día, precisamente, se me ocurre amodorrarme en la pinche cama y salir tarde al trabajo, ya en carretera parecía ser que todo el jijueputa mundo estaba a tiempo menos yo, por ende el pinche loco hijo de la chingada que maneja a 100 km/h, entiéndase yo, es un enfermo mental y grosero que no respeta a los demás y quiere pasar por encima de todos con tal de ganarle unos minutos al puto reloj checador del trabajo, por cierto, ¿se han dado cuenta que cuando se les hace tarde y conducen a su trabajo, no importa que tan rápido manejen ni a cuantos motociclistas, perros, vacas y tránsitos atropellen, siempre llega uno tarde?, bueno la cosa está en que ese día sí llegué tarde, estacioné mi carro más lejos de lo habitual, y por ahorrar unos segundos no bajé mi maleta del auto, ¿y qué contenía esa maleta?, pues casi nada, mi vida entera, mi herramienta de trabajo, mi confidente, mi psicóloga, mi alma gemela, mi inspiración, a la que no me mentía, la que no preguntaba, la que prácticamente nunca me fallaba, bueno solo cuando se le acababa la pila y el Ares la apendejaba, sí, hablo de mi laptop, ese pedazo de aluminio, plástico, disco duro, memoria Ram y todos mis archivos personales, mi sentir, mis alucines, mis creaciones, mis canciones, mis fotos, mis proyectos, hubiese preferido que se llevaran mi carro, por lo menos ese pedazo de lata está asegurado pero ni modo, no me dí cuenta sino hasta tiempo después, mis conocidos y yo caimos en la cuenta de que me vigilaban desde hace un tiempo ya, no me habría importado morir por aquella fiel compañera, la única que realmente me ha sido de ayuda en mi pinchurrienta vida, bueno sin demeritar a los amigos y una que otra persona verdad…..nooooo, a quien quiero engañar, bueno, la verdad dramatizo un poco, acá entre nos, quiero confesarles que este suceso me ayudó a comprender que algo raro está pasando en mi vida, lejos de molestarme, me reí, eso pudiera ser un síntoma inequívoco de locura, lo tomé con cierta calma, y eso no es todo, la maleta que me robaron de mi auto contenía además otro par de cosas importantes para mí, mi libro de Paco Ignacio Taibo II: Doña Eustolia blandió el cuchillo cebollero y otras historias del sindicalismo en México, y dentro del libro un boleto para ir a concierto de los Héroes del Silencio, díganme ustedes si la cosa no estaba de campeonato, a poco no era motivo suficiente como para sufrir un shokc nervioso, o como para deschavetarse, además de todo eso mis tarjetas de crédito están hasta la madre y yo sin un peso, ese día por la tarde recuerdo que agradecí, sarcásticamente, a los ladrones de haberme cerrado la puerta de mi coche para que no se metiera alguien más, bueno también el hecho de que no utilizaron el clásico cristalazo como método para el robo sino, nada mas, le dieron en la madre a la cerradura, la verdad un robo muy fino, no quise quedarme en la universidad, que fue en dónde me di cuenta que mi máquina no estaba, me fui a mi casa y decidí quedarme en mi cuarto, esperaba lo peor, a que algo más sucediera, pero no fue así. Habían secuestrado mi alma en ese disco duro, a mi autor favorito y la oportunidad de ver cantar a Enrique Bunbury, y todo en vísperas de mi cumple años, el concierto era en realidad un autoregalo que me estaba haciendo, la fecha del toquin era 4 de Octubre (Foro Sol ciudad de México), y mi cumpleaños el 5 de Octubre, pero no se preocupen, conseguí otro boleto y me fui a ver a los Héroes del Silencio, a las 01:15 a.m aproximadamente del 5 de Octubre Tocaron “El Tesoro”, creo que fue el mejor regalo de cumpleaños de mi vida hasta hora, Enrique no sabía, y la verdad como ustedes saben le valía madres, pero esa madrugada me estaba dando un súper regalo, ya en la mañana durmiendo en el hotel, mi celular marcaba mensajes de gente que me envió felitaciones y realizó llamadas para darmelas, las felicitaciones claro, no sabía que decir, la verdad no me emocionaba ninguna de esas muestras de afecto, solo seme ocurría decir gracias, no tenía más palabras, ese día regresé a mi casa, en Tabasco, llegando fui a ver a una amiga, la Jeka, de ahí fuimos por Mirabal, y nos quedamos en casa del Peruano, la verdad no quería estar ahí no fue su compañìa lo que me molestó, era mi pinche simpleza de siempre la que me hizo dejarlos, a las 23:00 p.m el buen Leis me llamó, fuimos a “La Sevillana”, tres botellas de vino y un fondiu (o como se escriba), nos retiramos, le pregunté a mi cuate si había algo realmente que celebrar, no supo que decir, sinónimo de negación, estuve de acuerdo con él, son ya 25 años, estos últimos meses han estado de la puta madre, pero ya no me duelen tanto los chingadasos, total que la ley de Murphy dice que cuando crees que las cosas ya no pueden salir mal, aún viene lo peor, este martes vimos en la escuela una película que nos llevó el profesor Juan Carlos León, una comedia de humor negro titulada “El crimen ferpecto”, sí, así se llama, véanla, a mi me dió muchas buenas ideas, especialmente para desaparecer de esta vida que llevo, comenzar de cero, en dónde nadie sepa de mí, ni yo de ellos, pero eso, eso solo ocurre en las películas, lástima, por cierto, feliz cumpleaños a toda la banda de Octubre a los que sí le encuentra chiste a la vida y a seguir en este mundo que va como la velocidad del rayo…….
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