Mañana domingo 7 de julio hay elecciones y apenas hace unos días escuchaba en las noticias que le habían secuestrado un candidato al PAN, mismo que se reportó horas después argumentado que había sido levantado pero no daba detalles de su liberación.
Yo no soy veracruzano, no conozco a los candidatos, al único que reconozco en los espectaculares es al ex velocista Alejandro Cárdenas que aspira un cargo secundario, sin embargo tal como pasa en Tabasco entre los demás contendientes veo apellidos de alcurnia y renombre que han sido escuchado hasta Tabasco, la dinastía política se resiste a perder terreno aunque pasen los años, es como si en cada familia que ha gozado de las mieles del poder entre sus descendientes fuese una especie de obligación preservar la vena política en la familia so pena de perder las influencias para siempre.
Y cómo no va a ser así, si el puerto de Veracruz es botín político que trae consigo una derrama económica de proporciones épicas, bromeaba con mi esposa por la cantidad de negocios que hay a todo lo largo del malecón veracruzano y sus avenidas principales al decirle que por cada cuadra de cada 10 negocios 9 seguramente son de la misma persona.
Se ven tantos hoteles, restaurantes, tientas, casinos, agencias de autos, motos, lanchas, plazas, casinos, etc, que uno pensaría que no hay pobreza, porque comparado con Tabasco que no tiene ni la mitad, uno creería que no hay desempleo ni carencias, pero todo es un espejismo, el puerto y sus municipios, a menor o mayor intensidad, ocultan pobreza y miseria, aún en el mismo puerto lleno de tanto lujo se puede ver a la gente mendigar, vagar, limpiar parabrisas y pedir limosna, vender de todo y vivir al día, quizás porque Veracruz es para todos menos para los veracruzanos, es para los que venimos de afuera, para los que traen divisas del extranjero, es para los empresarios, para los dueños de los casinos, y para quienes el ambiente de tanta prosperidad aparente es un caldo de cultivo para ganar dinero fácil, como el crimen organizado, porque si hay turismo, sol, arena, mar, lujos y casino, la demanda de drogas, alcohol, prostitución y todo lo demás se convierte en una necesidad.
Yo solo soy un turista de a pie, de esos que se impresionan fácilmente, de esos que cuenta cada peso que gasta para poder disfrutar de lo poco que está a su alcance en un lugar que no es Cancún pero que si es más vistoso en muchas cosas que mi estado de origen, y sin embargo cayendo en el terreno material, de manera vergonzosa lo admito, me gustaría poder disfrutar como un VIP de este puerto que hasta en su lado oscuro debe tener su atractivo, no por nada se nos advierte de la seducción que hay que ignorar para no caer al lado oscuro, porque hasta este tiene su belleza.
Seguiré paseando, ya fui al Acuario, ya comí en la parroquia, caminé la zona de artesanías, pero los casinos, los yates y lanchas, los hoteles de lujo, las plazas lujosas con productos de precios escandalosos, esos los tengo pendientes para cuando por arte de magia aparezca dinero de la administración de Granier en mi casa, digo, si Núñez aún espera a que aparezca el dinero del sexenio pasado para poder trabajar, por qué yo no puedo esperar los mismo para empezar a soñar.
Sea como sea Veracruz es bello, pero extraño a mi Tabasco.
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