"Un mito es una construcción idealizada,
a partir de un hecho real,
que se ha construido en una sociedad."
Paco Ignacio Taibo II
Siempre le he tenido miedo a las
agujas, no soy fanático de las inyecciones, por eso, decir que moría por un
tatuaje es una mentira, sin embargo es una de esas cosas que uno quiere experimentar,
cuando se es demasiado joven uno lo hace por moda, por demostrar algo a
alguien, pero cuando se llega a mi edad tatuarse ya no puede ser considerado ni
un impulso, ni capricho, y considero que estoy a tiempo antes de que me digan
que es la crisis de los cuarenta, me faltan ocho años para eso.
Entonces a mis treinta y dos años
es probable, y me puedo equivocar, citando a los Jodorowsky Alejando y Adán,
que ya sé lo que quiero hacer con mi piel con respecto a los tatuajes, y he
concluido que a pesar de mi fobia moderada a las agujas me haré uno,
afortunadamente para mí hace aproximadamente 10 años tuve la oportunidad de
conocer a un personaje del mundo de las tintas, me refiero al buen Alexander Tovar,
quien pese a quien le pese, es una autoridad en el tema de los tatuajes, por lo
menos en Tabasco.
Para quienes hemos querido “rayarnos”
y escuchado el nombre de Alexander Tovar sabemos que es sinónimo de calidad y
maestría en la materia, diseñador gráfico de profesión, la cual considero que
potencializó su talento, el Tovar decidió hace algunos ayeres dejar las
computadoras del diario donde trabajaba y dedicarse a su pasión, el tatuaje.
Ante la figura de este artista de
la piel se ha formado una especie de mito urbano, su vida personal para muchos
es un misterio, se han inventado rumores sobre sus métodos al trabajar, se le
ha tachado de “Rockstar del Tatoo”, se dice que la “fama” se le subido a la
cabeza, que no atiende a cualquiera, que cobra muy caro, que es elitista con
las “piezas” que va a tatuar, que habla mal de otros artistas de la tinta, que
tiene pacto con el diablo y hasta que posiblemente tenga el secreto de la eterna
juventud, por aquello de que los pinches años no pasan por él.
Acusome de ser un esparcidor y
creador de alguno de estos rumores, pero no es por ser mala leche, lo que pasa
es que en ese afán de rendir tributo a tan buen camarada uno mal interpreta sus
comentarios y en ese constante ensalzamiento de sus hazañas creativas como
tatuador también idealizamos y decimos cosas que nunca salieron de su boca y que posiblemente tampoco de su mente, nos convertimos
en sus voceros sin que él nos lo pida, esto solo demuestra que si nosotros tuviésemos
su talento y calidad artística nos comportaríamos como unos verdaderos ojetes del
tatuaje porque nosotros sí nos daríamos nuestras ínfulas de grandeza.
Conocí a Alexander por unos
amigos locutores en los tiempos de 94.9 Despertando tus sentidos, tuve la
oportunidad de entrevistarlo en uno de mis programas y además de hacer una
visita a su taller, porque decirle estudio o lugar de trabajo no va con su
filosofía, eso es lo que yo pienso, porque si algo me ha dejado claro es que
tatuar no es un trabajo para él, es una necesidad, casi como respirar, y el día
en que rayar caiga en la categoría de trabajo la cosa pasaría a valer madre
totalmente.
La gente que de alguna manera
sabe que le conozco me pide que les ayude a conseguir una cita con él, esto es
algo molesto para mí porque ni si quiera yo me he atrevido a pedirle me haga un
espacio en su saturada agenda, no es broma ni exageración, el Tovar podría fácilmente
llenar un año de trabajo sin problemas alguno y todavía tendría gente en espera,
pero es algo que se ha prometido así mismo no hacer, no quiere ser esclavo de
su arte, ha negociado con los dioses que lo mantienen virtuoso y han llegado a
un buen acuerdo, eso lo mantiene en armonía con sus pensamientos.
Tengo un par de años pensando en
rayarme, siempre lo anduve pregonando hasta que perdí credibilidad, personas
allegadas a mí consiguieron cita con Tovar, yo conseguí su número y dudaba
realmente el poder conseguir una, es donde entraba la ironía, como lo comenté
anteriormente la gente piensa que por conocerlo tendría un lugar apartado en su
agenda de trabajo, yo siempre les dije a todos: lo conozco, si me encuentra en
algún lugar y no lo he visto, me saluda, pero eso no quiere decir que tenga
alguna influencia sobre él.
Tardé dos semanas para conseguir
una cita con el buen Alexander, tengo dos números de teléfono para comunicarme
con él, uno es personal y el otro es el que usa para agendar citas, por respeto
a él evité comunicarme a su cel personal para pedir cita, se puede decir que me
formé en la fila esperando mi turno, le enviaba mensajes diario y le llamaba
por los menos tres o cuatro veces al día, durante dos semanas, y cuando decidí
abandonar hice el último intento y finalmente contestó el teléfono, ese día
sentí que me había sacado la lotería.
Continuará…
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