"Esta noche, vibra un Blues en mi interior....."
RONIN
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Tenía un buen rato sin pisar una sala de cine, y este fin de semana me aventé la película “Bajo la Sal”, thriller mexicano protagonizado por Humberto Zurita y Plutarco Haza, con guión a cargo de Mario Muñoz, quien también dirige, y Ángel Pulido.
Excelente cinta, por lo menos algo que viene a refrescar las asquerosas salas de cines y a dar una opción más para quienes ya estamos hartos de películas gabachas de rubias buenísimas con historias simples y dramas mamertos que son algo así como que los escaparates precisos para tratar de ganar una nominación al Oscar o algún otro galardón de la meca del cine tanto independiente como comercial.
Lo anterior no es raro en Hollywood, pero en México me parece que Bajo la sal viene a revivir un género que estaba abandonado totalmente en el país, aún recuerdo cuando me despertaba por las madrugadas y el carnal de las estrellas estaba proyectando alguna película del género negro, o policiaco, que muy bien pudieran pasar como thriller hoy en día. Este trabajo si bien no viene a ser el único en su género, hablando de México específicamente, se suma a los esfuerzos de otros directores que trabajan géneros poco explotados en nuestro país, como lo es el Terror con la tan sonada Km. 31, por fin se deja a un lado la sátira de la vida cotidiana con la cual se crean comedias de humor negro que gracias a nuestro tan florido vocabulario y sarcasmo mexicano quedan tan poca madre como lo fue el caso de Todo el poder y Matando cabos entre muchas otras más.
Para que se les antoje les comento que bajo la sal cuenta la historia de una serie de asesinatos en un pueblo ubicado al norte de la república que se dedica a la producción de sal, aparece un cuerpo y como siempre la autoridad local no mas no le encuentra ni pies ni cabeza al caso, pero la llegada de un policía capitalino convencido de que su oficio es lo único que lo hace sentirse vivo hace que las cosas comiencen a tomar forma en los crímenes sin resolver, un pueblo casi fantasma, un chavo que disfruta de hacerle al Tim Burton filmando animaciones de terror con Barbies, escenarios que creíamos, por lo menos yo, inexistentes para la filmación de películas y una buena producción hacen que esta cinta valga la pena haber sido filmada.
Por cierto que si quieren leer a un buen escritor de la novela policiaca mexicana, léanse a Paco Ignacio Taibo II, creador del detective mas cabrón que nuestro país podría tener, el ex Ing. En tiempos de la general Electric, Héctor Belascoarán Shayne, se filmaron películas de sus libros, ya me leí la serie completa, y si quieren algo más actual del trabajo de Taibo II, compren “Olga Forever”, un libro con un par de historias que como en Bajo la sal, la única ficción son sus héroes, porque los casos y cosas ocurridos son el pan nuestro de cada día “en este México donde un par de ancianas crean un campo de concentración de rameras, explotándolas y luego asesinándolas por docenas (las poquianchis); donde un profesor de primaria estrangula a su madre, la devora entera, huesos inclusive y, en la cárcel habiendo probado el alimento supremo, se niega a comer hasta morir de hambre, donde una célebre cantante se suicida tragando un vaso lleno de agujas; donde el plena capital hay un mercado que solo vende materiales para hacer brujería…”[1], en este México del cual solo conocemos la superficie, porque cuando se explora su profundidad, rara vez se vive para contarlo. Vayan a ver Bajo la sal, apoyemos el cine mexicano, y ya no por lastima, sino porque se están haciendo bien las cosas.
[1] Jodorowsky, Alejandro. “El maestro y las magas”, Editorial Gijalbo. pag 108
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Ese día decidió comer en un restaurante de comida china, el platillo estuvo bien servido y por ello pidió un cafecito para que le ayudara a digerir aquella bomba condimentada que acababa de ingerir, últimamente China era el tema de moda, desde hacía unos años teníamos chinos hasta en la sopa, y no es que le molestara, pero así como un chino no esperaba ver un tabasqueño en Beijing, mucho menos un tabasqueño esperaba ver tantos chinos, que no fuesen turistas, en Tabasco, lo consideraba un lugar alejado del mundo civilizado y globalizado, sin embargo después de las inundaciones nos habíamos convertido en un punto de referencia con respecto a desastres naturales, en fin, dio un último vistazo a los restos de comida que aún estaban sobre la mesa y se descubrió que no se había despachado su galleta de la suerte.
Las galletas de la suerte tenían su encanto poético, en las películas, caricaturas y novelas se prestaban para dar paso a situaciones interesantes como guardar mensajes cifrados por espías, ser la respuesta por medio de una metáfora a un problema por el que se esté atravesando en ese momento, o como una referencia irónica ante alguna situación que requiere más que una acertijo asiático.
Al ver la envoltura de la galleta como que esta perdía su encanto místico, su valor mágico y su utilización como oráculo, se perdía todo, rápidamente venía a su mente la imagen de una serie de chinos enfilados a un costado de una banda de producción en línea empaquetando las galletitas mientras que en otro lugar un equipo de escritores desempleados tecleaban sin parar un sin fin de frases para las galletas ganando un salario de la chingada.
Destapó la galleta, la quebró y tomó el papelito que venía dentro, “Toma lo que te corresponde”, así decía, qué chingaos era eso, por qué la galleta le decía eso, qué había pasado con frases como: “la suerte está contigo”, “únete al lado oscuro”, “que la fuerza te acompañe”, “mucho ojo y cuéntaselo a quien más confianza le tengas” , “el que no tranza no avanza”, “comes y te vas”, “y yo por qué”, “quién dice que no se puede”, ”no fue bueno pero fue lo mejor” o “yo amo a Tabasco más que nunca”. Chale, ya no había nada de eso, ahora le salían con que “Toma lo que te corresponde”, viéndolo bien no recordaba si en su vida había tomado lo que le correspondía, y cómo saberlo, cómo identificarlo, tal vez sí lo había hecho, posiblemente hasta más de lo que le correspondía, pero al final de cuentas tal vez no lo había hecho después de todo, y si no lo había hecho es porque nunca identificó cuándo tenía que hacerlo, nunca le enseñaron en qué momento y en qué cantidades tomarlo, más bien, pensó en voz alta:
-Creo que mi mamá más bien me enseñó a dar antes que recibir, sin olvidar que según las enseñanzas en general se basan en el dar para recibir, o dar sin esperar nada a cambio, pero debo reconocer que hay ocasiones en que me gustaría recibir algo en retribución de alguna otra cosa que yo haya dado, posiblemente aún crea en las personas, aunque estás no sean muy dadivosas, en general es eso, no me enseñaron a pedir, mi padre decía que pedirle algo a alguien era prácticamente deberle la vida, ya que en algún momento le tendrías que regresar el favor, o el detalle en este caso, aprendí a no pedir pero si a dar, suelo exagerar y hasta ser demasiado esplendido en lo que suelo obsequiar y los favores que suelo hacer, pero tal vez es solo una manera inconsciente de pedir que sean así conmigo, sin embargo de que te lo den a que uno lo tome, se me hace molesto, pero sí, ciertamente cuando no te dan hay que tomar, pero ¿en qué momento sabe uno cuando tomar y qué cantidad agarrar?.
Chinche galleta de la suerte, tiene la virtud de hacerte pensar y desmadrarte el cerebro pero nunca tiene una respuesta absoluta a tus preguntas.
Y ustedes, ¿han tomado lo que les corresponde?
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