“La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu.”
Miguel de Cervantes Saavedra
Escritor español.
Miguel de Cervantes Saavedra
Escritor español.
Los días son más extraños conforme pasan los años, se tornan pesados, todo a nuestro alrededor está en una constante metamorfosis, las cosas que ayer nos escandalizaban hoy son el pan nuestro de cada día, los problemas de los cuales solo éramos espectadores nos absorben y nos convierten en actores del mismo. Tal vez sea que estamos haciéndonos más viejos, mas concientes, más maduros, más gente, sin embargo alcanzar ese nivel de conciencia ante las problemáticas sociales y personales también nos pesa, nos estresa, nos causa pena, nos sumerge en nuestros pensamientos por lo que buscamos válvulas de escape, maneras de distraer nuestra atención por un segundo de aquello que nos preocupa y una manera de lograrlo es por medio de la música.
Caminando por la calle, abordando un taxi o un autobús, esperando el turno en la fila de alguna ventanilla, manejando el auto o sentado en la banca de algún centro comercial podrás ver pasar gente de todas las edades y estatus sociales con un par de “chicharitos” en los oídos que dejan a la vista delgados cables por los cuales lo mismo circula una salsa, un bolero, rock, jazz, blues, clásica o algún otro género musical que acompaña al usuario de camino al trabajo, la escuela, el súper, el gym, su casa, en fin, a cualquier parte.
Los reproductores de audio portátiles ayudan mucho, ni que decir de los celulares con la función de almacenar y reproducir música, son los pasaportes a otro mundo, los placebos auditivos que calman por momentos o desatan, en caso contrario, cualquiera de los sentimientos que estemos experimentando en ese instante de transición entre una actividad y otra. Lo intrigante en este caso es el adivinar en qué piensa le gente cuando se pone sus audífonos y se desconecta del mundo, ¿y tu, en que piensas cuando te pones tus audífonos?.
Tal vez preferimos escuchar algo de buena música en lugar de dialogar con alguna persona, o posiblemente escuchamos música en esos momentos porque no tenemos a nadie con quien platicar, las circunstancias pueden variar, pero para algunos sociólogos aislarnos en nuestro espacio personal constituido por nuestros problemas y nuestra música pudiera ser un acto de un ser totalmente antisocial y rezagado, pero eso es una exageración, posiblemente lo que realmente sucede es que disfrutamos de nuestra individualidad, de nuestro espacio seguro en donde por unos momentos con ayuda de melodías logramos tomar un respiro para continuar en la jugada de esta vida vertiginosa, de este mundo, que como bien dice Bosé, va como la velocidad del rayo.
Caminando por la calle, abordando un taxi o un autobús, esperando el turno en la fila de alguna ventanilla, manejando el auto o sentado en la banca de algún centro comercial podrás ver pasar gente de todas las edades y estatus sociales con un par de “chicharitos” en los oídos que dejan a la vista delgados cables por los cuales lo mismo circula una salsa, un bolero, rock, jazz, blues, clásica o algún otro género musical que acompaña al usuario de camino al trabajo, la escuela, el súper, el gym, su casa, en fin, a cualquier parte.
Los reproductores de audio portátiles ayudan mucho, ni que decir de los celulares con la función de almacenar y reproducir música, son los pasaportes a otro mundo, los placebos auditivos que calman por momentos o desatan, en caso contrario, cualquiera de los sentimientos que estemos experimentando en ese instante de transición entre una actividad y otra. Lo intrigante en este caso es el adivinar en qué piensa le gente cuando se pone sus audífonos y se desconecta del mundo, ¿y tu, en que piensas cuando te pones tus audífonos?.
Tal vez preferimos escuchar algo de buena música en lugar de dialogar con alguna persona, o posiblemente escuchamos música en esos momentos porque no tenemos a nadie con quien platicar, las circunstancias pueden variar, pero para algunos sociólogos aislarnos en nuestro espacio personal constituido por nuestros problemas y nuestra música pudiera ser un acto de un ser totalmente antisocial y rezagado, pero eso es una exageración, posiblemente lo que realmente sucede es que disfrutamos de nuestra individualidad, de nuestro espacio seguro en donde por unos momentos con ayuda de melodías logramos tomar un respiro para continuar en la jugada de esta vida vertiginosa, de este mundo, que como bien dice Bosé, va como la velocidad del rayo.
浪人
RONIN
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