"La burocracia
en los países latinos
parece que se ha establecido
para vejar al público"
Pío Baroja (1872-1956) Escritor español.
La noche anterior programé mi despertador, sabía que me costaría trabajo levantarme por la mañana, eso pasa cuando ya no eres joven, cuando no haz hecho ejercicio ni cuidado tus niveles de glucosa en sangre, eso pasa cuando te duermes tarde porque te quedas mirando el televisor como esperando a que el cable o los canales de tele abierta te inviten a desvelarte con algo que valga la pena, eso pasa, y posiblemente siga pasando con mayor frecuencia con los años.
Dormía, quizá no plácidamente, pero dormía, hasta que una vocecita me despertó de mi estado vegetativo, no se trataba de un espanto ni del hada de los dientes, setrataba de Ximena, esa pequeña niña que vino al mundo a cambiarme el panorama de la vida, un ángel que me reta a seguir viviendo minuto a minuto para conocer lo que será su historia, su vida, un ángel que necesitará de mí, como en las madrugadas, cuando se despierta diciendo mi nombre, porque para ella eso de llamarme papá es algo anticuado, con sus 2 años 6 meses, sabe perfectamente que solo deberá llamarme papá cuando la ocasión lo amerite, en casos extremos vaya, pero para situaciones cotidianas como el pedir que la saquen de la cuna y la metan en la cama así como prepararle un biberón, llamarme por mi nombre es suficiente y funciona para ella.
Y atendiendo el llamado de mi primogénita revisé el reloj notando que eran las 3:30 de la mañana, mi primer alarma estaba programada para las 04:30 de la mañana pero mi hija suele tener la costumbre de ganarles y creo que disfruta haciéndolo.
Mas dormido que despierto atendí el llamado de mi niña y me dispuse a cumplir cabalmente sus peticiones bajo amenaza de no dejarme dormir, meditándolo, ahora puedo deducir que va a ser un buen integrante de los consejos generales de huelga al más puro estilo de los preparatorianos revolucionarios de las prepas chilangas, en fin, la cosa es que según yo, con hacer lo que me pedía se dormía, pero todo fue una mentira, las siguientes horas fueron un verdadero martirio,intente abrazarla, besarla, rascarle la espalda, amenazarla y sobornarla, pero nada, la señorita jamás se durmió del todo y rodo por la cama más que un balónde futbol en favela brasileña, y como canción de Sabina nos dieron las 4 y las 4:30 y las 5 y las 5:30 y nomás no se durmió, me llegó el momento de abandonar mi cama y meterme a bañar para partir a la misión imposible del momento,conseguir una ficha para registrar a mi segunda hija, Larissa.
Larissa es mi segundo ángel guardián, apenas tiene un mes y días de nacida pero para la suciedad, perdón, sociedad tabasqueña y sus leyes aún no es ciudadana legítima, y es por eso que ese día madrugué para salir es pos de una ficha de turno para tramitar el asentamiento de mi hija y de esa manera obtener su acta de nacimiento oficial.
Para nadie es un secreto que en plenos días de la recesión ocasionada por la administración saliente, la del Chelo Granier pá que entiendan, los trámites burocráticos están del nabo por falta de formatos oficiales, por eso, quien se atreve a iniciar la aventura de tramitar algo en estos días oscuros es considerado por mi como un valiente aventurero que sabe cuando y a qué hora va a llegar a la oficina de gobierno, pero desconoce cuándo y a qué hora va a salir.
Mi esposa hermosa me dio mis instrucciones como Charly a sus Ángeles, pero viéndolo bien más al estilo de Misión Imposible, ella me dijo: tu misión, si es que decides aceptarla, es madrugar para hacer fila en el registro civil y conseguir una ficha que te permita tramitar el asentamiento de nuestra hija y obtener el acta de nacimiento que nos permitirá legalizar su existencia en este bendito país infestado de trámites burocráticos, bueno lo último lo pensé yo, si eres mordido, continuó, por algún empleado de gobierno, entiéndase mochada, no nos haremos responsables de los daños colaterales…a tu cartera, si fallas en tu intento deberás pedir otro día mas de permiso en tu trabajo y volver a madrugar con todo lo que ello implica, una vez dicho lo anterior partí hacia mi misión imposible.
Según yo aún era temprano, pero en realidad en este país donde la mugre democracia nos maltrata con sus absurdas exigencias, nos hemos tenido que convertir en obsesivos compulsivos de las filas madrugadoras, esas que se hacen desde casi un día antes de la hora en que abran la ventanilla del trámite que nos interesa.
Y llegué, y frente a mí ya había personas esperando turno, solo eran las 06:30 dela mañana y antes que yo ya estaban otros padres preocupados con todo y retoñitos pasando frío y exponiéndolos a una enfermedad respiratoria por aquello de la “serenada matinal”, pero ese es el precio que tenemos que pagar, ¿por qué nacer y morir en México es tan jodidamente complicado?
Hice la pregunta de rigor, ¿quién es el último?, y una vez identificado el cabús de esa fila tomé mi lugar, solo para escuchar cómo los demás que iban llegando, interesados en hacer el mismo trámite que yo, hacían la misma pregunta, en un momento caí en la cuenta de que estábamos todos afuera de la oficina del registro civil ya dentro había un buen de sillas, pero nadie se atrevía a entrar, hasta que llegó uno de esos personajes que viven en su mundo, uno de esos mexicanitos de a pie, como todos los que estávamos ahí, que solo es guiado por el instinto, un fulano que no se rige por las reglas urbanas, un hombrecito de esos que bien pudiera haber sido interpretado por uno de los cómicos de la época de oro del cine mexicano como Cantinflas o Resortes, un homo sapiens que solo sabía que tenía que llegar, entrar al registro y averiguar cómo salir de ahí lo antes posible, por lo que sin decir nada se metió al registro causando alerta entre todos lo que habíamos llegado antes que él, nos pusimos de pie tan rápido que pareció que el diablo madrugador nos había picado las sentaderas con tu tridente infernal, algunos murmuraron unas cosas pero una voz tranquilizadora exclamó: ¡solo entró a verlos requisitos!.
Pero ahí estuvo el detalle, el echo de que cualquier sujeto llegase y rompiera el equilibrio del orden imaginario que se mantenía en la fila minó la confianza de todos, que sin pensarlo dos veces, terminamos entrando a la sala del registro y nos acomodamos aleatoriamente, el orden que tanto se había cuidado cuando estábamos afuera se había terminado, ahora solo se tenía la certeza de que éramos el siguiente después del tipo que había llegado antes que nosotros y en eso teníamos que confiar.
Los padres y madres seguían llegando, entre los cuchicheos y rumores sobre la famosa ficha para registrar a los nuevos ciudadanos tabasqueños escuché que empezaba a darse a las 8:00 am y apenas si daban las 7:00 am, la desesperación se apoderó de mi, nunca he sido paciente, pero en esta ocasión debía conservar la actitud positiva, no podía claudicar, miraba hacia todos lados, husmeaba con la mirada la fisonomía de los demás bebés, a mi parecer se veían demasiado grandes en comparación de mi Larissa, si registrabas a tus niños después del año 3 meses te haces acreedor de una multa, también por ahí había un documento que decía que por $600 pesos se realizaban asentamientos a domicilio, maldije mi ignorancia al respecto, porque yo si le andaba perdiendo el amor a ese dinerito con tal de no madrugar, hacer fila y sufrir de dolores en la espalda, y me preguntaba si la gente de la “alta sociedad” y de apellido rimbombante pasaba por lo mismo cuando tenía que registrar a sus hijos, bueno era una pregunta infundada, porque claro que conocía la respuesta.
A eso de las 8:00 am un joven salió por una puerta que daba al área de oficina dela sala del registro civil y enumeró claramente los requisitos para darnos las fichas y registrar a nuestros hijos, certificado de nacimiento del recién nacido, actas de nacimiento de ambos padres, cartilla de vacunación del recién nacido y 2 testigos con credencial de elector todo en original y 2 copias, y que además estuvieran presentes ambos padres del recién nacido así como los testigos, en ese momento me dije: ¡ya me llevó San Peter!, yo no había llevado ni un mugre papel, mi esposa aun estaba en casa y mis testigos no habían llegado, pensé en retirarme, el panorama se veía negro para mi, pero aguanté machín, decidí por una vez en mi vida apostar al todo o nada, además más de una persona estaba igual que yo, las cosas no podían empeorar, eso pensaba, en eso sonó el celular, era mi esposa, me preguntaba por las llaves de la casa, le dije que yo había tomado las mías, me dijo “cositas dulces” cuando supo que no había llevado conmigo los papeles para el trámite, mi suegro pasaría por ella, sin embargo estaba encerrada en la casa y necesitaba mis llaves, por eso mi suegro me alcanzaría en el registro para darle las llaves, colgó, le llamé a mi hermano, quien era uno de mis testigos, me dijo que estaba de camino al registro, le recordé la credencial de elector, recordó que la había olvidado encasa, que se regresaría a buscarla, él vive en Parrilla y no tiene coche.
Volvió a sonar mi cel, era mi suegro, me buscaba en el registro y no me veía, se le ocurrió preguntarme en qué registro estaba yo, le dije que en el de Tabasco 2000, él andaba en el de Plaza Sur, en pleno centro de la ciudad, ahí habíamos registrado a Ximena, mi primer hija, me dijo que rectificaría el camino y me vería en el lugar correcto, colgué, miré como frente a mí aunque había unos 9 fulanos antes que yo la fila avanzaba, ahora si, demasiado rápido, y yo sin papeles, pero como dije antes no era el único, en eso se me aparece mi segundo testigo, el buen Lic. Escobar, le platique lo de mi falta de papeles y lo de la llave, le pedí que fuera mi carro por las llaves y que viera a mi suegro cuando este llegara al estacionamiento, le entregara las llaves y le recibiera los papeles que necesitaba, y así lo hizo, se fue, al irse él, llegó mi hermano, con cara de compungido me dijo que no había encontrado su IFE, yo se lo había dado en la mano un día antes cuando lo había fotocopiado, las Ley de Murphy me estaba haciendo calzón chino, le dije que no debíamos de paniquearnos, que alcanzara a Escobar con los papeles porque ya mero me tocaba, salió hecho la mocha y casi como en película gabacha entrando él, tocándome a mi el turno y yo recibiendo los papeles, después de haber llegado en el lugar casi 20, de ser el noveno en la fila y gracias al proceso de eliminación de los que no cumplieron con los papeles según la normatividad, lo cual le costó varias mentadas de madre al bien ponderado servidor público, me terminó tocando el turno 4 para registrar a mi hija, eso como a las 9:00, minutos más tarde llegó mi esposa con la niña y como a eso de las 11:00 de la mañana, por fin, firmamos todos el documento que acreditaba a Larissa Vargas Barragán como nuestra hija y nueva habitante de Tabasco.
Finalmente logramos salir triunfantes de aquella misión que por momentos pareció imposible, pero así es la cosa en la burocracia de nuestro México y lo peor del caso es que cuando uno fallece es casi el mismo asunto, la única ventaja es que, por lo menos, uno ya no es el que da las vueltas.
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