"Canto porque me levanto
siempre con las mismas penas
con las heridas abiertas
que siguen sin cicatrizar..."
Canto...El mismo dolor, E. Bunbury
El Viaje a Ninguna Parte desde el
punto de vista de mi “momento”, en ese momento.
Disco 2.
La vez anterior olvidé mencionar
que la lectura de esta reflexión de los “momentos” se acompaña mejor escuchando
el disco en cuestión: El Viaje a Ninguna Parte de Enrique Bunbury, y sé que dije
que continuaría con la reflexión del mismo si se me daba la gana o alguien me
lo pedía, pues dado que en realidad no se me dio la gana y alguien sí me lo
pidió, es mi deber cumplir con tal petición en nombre de los que no se
atrevieron o que definitivamente les dio igual.
El anzuelo, solo puedo decir que solemos ser seducidos por cosas
que parecen muy buenas, pero hay que ser un poquito desconfiados, que no nos
ciegue lo que a primera vista nos deslumbra, usemos lentes oscuros y observemos
bien lo que tanto nos haya gustado, no vaya a ser que al final…mordamos el anzuelo y caigamos en la trampa.
Una canción triste, para esos momentos bajos, para cuando, si es el
caso, te enamoraste, perdiste el sentido de la realidad, creíste en verdades
absolutas, de él o de ella, defendiste a capa y espada tu creencia, en el amor,
su amor, mandaste al diablo todos, hasta
la verdad misma, a la realidad la drogaste con un poco de ese polen, que
él o ella emanaba, para que no te molestara, todo para que al final en un
momento de lucidez descubrieras que todo había sido mentira, Entonces es cuando
necesitas una canción triste.
La Pulpería de Lucita, a veces uno huye a lugares que lo confortan
a pasar ese dolor tan grande que según nuestra tradición folclórica nos indica
solo puede ser curada con unos tragos, la verdad es que es el pretexto para
llevar a beber al consiente para que caiga hasta morir de borracho y dejemos
salir a nuestro verdadero yo herido que necesita expulsar todo ese dolor
contenido, lo mismo puede ser en la pulpería de Lucita que en Extra u OXXO de
su preferencia, y ya si cuentan con más capital en el congal de su preferencia,
solo u acompañado.
Por un mal nacido, oda al ardor
al más puro estilo de José Alfredo Jiménez. Aplica a ambos sexos.
Voces de tango, con los años el dolor te hace irte, a cualquier
parte, a donde no esté él o ella, según sea el caso, pero al final el cuerpo,
el alma y el corazón desean tener un lugar al cual regresar, y con alguien que
nos esté esperando, alguien que no nos presione, que no prometa cosas
imposibles y que no pida más de lo que uno puedo dar, porque curiosamente
cuando una regresa de un viaje de decepción pocas veces se puede volver a dar a
manos llenas y a confiar.
Palo de mayo, si en tu camino te topas con un grupo de bailarinas o
bailarines, cual sea el caso, urbanos que insisten en enseñarte a bailar, embriágate
lo suficiente para olvidar que tienes la gracia de un hipopótamo, fuma hierba y
baila hasta que, ellas o ellos, te pierdan el respeto. No pongan cara de ¡qué!,
es lo que dice Enrique en esta rola. Como que dan ganas de ir a esa librería en
Managua.
Trinidad, digamos que en su camino del consuelo se topan con una
persona que les llama la atención, en la mañana es de una forma, a medio día es
de otra y ya en la noche distinta de nuevo, solo hay tres posibles respuestas
para esta situación, o se drogaron
demasiado, o están saliendo con trillizas o trillizos o de plano su
prospecto está demente.
La señorita hermafrodita, no todo lo que brilla es oro muchachos,
de noche todos los gatos son pardos.
El aragonés errante, la realidad por muy dura que sea la podemos
enfrentar con un poquito de fuerza de voluntad, a veces hay que disfrutarla, no
hablo de ser masoquistas, pero algo se aprende de lo que nos sucede, Gustavo
Adolfo Becquer, leí en una novela de Taibo II, escribió: “Nadie muere de amor
mientras sepa que alguien los está queriendo”. La melancolía suele ser una
purga al corazón, y lo digo por aquello de que en algunas personas ejerce un
efecto lacrimógeno inmediato, disfrútenla, pero recuerden, nada con exceso,
todo con medida.
Canto…El mismo dolor, no sé si aquí se puede aplicar aquella frase
que dice “no pain, no gain”,pero el dolor puede volvernos más fuertes o
tirarnos en la lona para ya nunca levantarnos, los dolores del alma y el
corazón son los más peligrosos, son como los hongos alucinógenos, nos harán el efecto
que nuestra alma y corazón les dicten, he ahí el detalle, por eso hay que
rebajarlo, de la manera que más les acomode, pero sugiero cantar, ese dolor se convertirá
en el combustible que se necesita para entonar bien o mal esa melodía, que debe
ser la correcta, para quemar ese dolor que los consume, y ¿cómo saber cuál es
la melodía indicada?, lo sabrán cuando canten la primera estrofa.
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