viernes, enero 17, 2014

POR QUÉ NO...


Parental Advisory: Este relato puede contener lenguaje o contenido ofensivo y/o explícito.

"La marihuana produce perdida de memoria y otras cosas que no recuerdo"





Carlos y Marcos habían decidido pasarla bien esa noche y para ello tenían que armarse para una velada excelente.

  -Entonces mi estimado Marcoy hay que hablarle a esas nalguitas para ver si quieren ir con nosotros a tomar unas chelas.

  -Ya te dije que si coño, pero no la vayas a cagar de nuevo, te pones de mala copa y ni quien te aguante, la última vez cruzaste trago, mota, cheve y tacos y  vomitaste bañando a la vieja esa con la que andabas bebiendo carnal, a ver, pregúntale  si va a querer salir contigo otra vez .

  -¡Chale!, ni aguanta nada, además esa vieja estaba tan peda que te aseguro que ni se acuerda.

  -Pues yo digo que sí se acuerda y si le hablas te va a mandar a la “mialda”.

  -Cálmate Daddy Yankee, cállate y saca pál pomo.

  -Ya viste, ahí vas de puerco, tranquilo, vamos a chelear, vamos a llevarla en paz.

  -Tá bueno, pásate al Oxxo por un six para ir calentando pues, mientras con tu permiso “voy a liar una bacha, con un poco de mois”

  -Ándale esa voz me agrada, que sean dos por favor.

  -Como vez que mi novia dice que esta madre es mala para la salud, que nada más me induce a la vagancia, pero está pendeja, cuál vagancia, ¿y mi puto trabajo de oficina qué?, ¿de dónde cree que saco para comprar esta mierda pues?

  -Tienes razón carnal, si ya está uno metido hasta el cuello en esta puta madre del capitalismo, el sistema, las transnacionales y la globalización…

  -¡A huevo!, por eso date un toque para olvidarnos de todas esas chingaderas, podrán encerrarnos en su consumismo de mierda pero nuestros espíritus siempre serán libres.

  -Oye carnal, ¿y si nos caga tanto el puto capitalismo por qué traemos coche del año, Smartphone de última generación y somos asalariados?

  -Puta madre, ya viste cabrón, te acabas de dar un toque y ya estás haciendo preguntas pendejas, por personas como tú es que dicen que la mota es mala y te atrofia el cerebro, ándale dale otro toque para ver si ya te callas.

Los amigos siguieron su camino mientras conducían por el periférico al filo de la media noche.

  -Oye Carlangas , ¿y tú que crees que sea más chido pál viaje, los hongos, el peyote o la mota?

  - No sé cabrón no he probado ni los hongos ni el peyote, ya vez que dicen que hay que tener una especie de guía o chamán pá no tener un mal viaje o quedarte loco.

  -Bueno y cómo sabemos que lo que estamos viviendo en este momento es real, quién te dice que en realidad salimos de mi casa y quién te asegura que no  nos quedamos ahí fumando una bacha y que todo esto es un viajesote.

  -Pues yo esto lo estoy viendo muy real, me siento bien, “I feel good”…

  -A lo mejor tú y yo somos una proyección de los verdaderos tú y yo y nos desdoblamos a consecuencia de tanta pinche mota que fumamos y esta conversación realmente no está pasando.

  -Pues la música suena muy real, la escucho nítida, y si saco mi mano por la ventana puedo sentir el aire frio de la noche y…

En ese momento una camioneta roja a toda velocidad pasó a un costado de la camioneta de Carlos y Marcos, Carlos apenas pudo meter la mano.

  -¡No mames!, ese cabrón casi me lleva la mano.

Marcos enojado grita a todo pulmón a quien casi los choca.

  -¡Pendejo manejas como marihuano!

Se hizo un silencio y los dos amigos se voltean a ver estallando en carcajadas, pero un ruido estruendoso los regresa a la realidad, la camioneta que casi los golpea perdió el control debido a la velocidad tan alta a la que era conducida, por su movimiento errático el conductor parecía haber pestañeado y al volver en sí volanteó girando la camioneta que, debido a la fuerza de aceleración al golpear una banqueta con una de las llantas se volcó de manera violenta, volaron vidrios, plástico y pedazos de metal.

En ese momento Marcos frenó con todas sus fuerzas, nunca había visto un accidente de esa magnitud, por lo menos no uno real, solo en las películas.

  -¡No ma-mes!, ¿viste?, se partió la madre carnal, ¿qué hacemos?

  -Pues no sé, hay que ver si está vivo el cabrón y llamamos a la policía.

  -Si, ¡a huevo!, así de pedotes y marihuanos como andamos  les explicamos a los polis que ese ojete casi nos mata y se terminó haciendo miarda el solo ¿no?

  -Si verdad, y bueno cuál es el plan.

  -Yo digo que le marquemos a la poli al número de emergencia ese y les digamos que vengan por él acá y pues que lo ayuden, cómo ves.

  -Dale, dale, nomás acércate para que les digamos bien que pex.

Marcos puso en marcha su vehículo y se acercó a la camioneta de modelo similar a la suya, el conductor no estaba solo, venía acompañado, dos mujeres jóvenes y su copiloto, también hombre, yacían de cabeza aún sujetados con el cinturón de seguridad.

  -Pinche masacre loco, hay que bajarnos, a lo mejor podemos hacer algo.

  -Ya te dije que no, nos van a agarrar a nosotros por metiches, vámonos, además andamos pedotes y marihuanos, nos puede shokear lo que veamos, que tal si se les salieron las tripas o los sesos.

  -Cómo que los esos puerco.

  -Los sesos cabrón, el cerebro pues idiota.

  -Ya cálmate, yo digo que si aguanto machín, no me tardo, aguanta.

Carlos se bajó del vehículo, caminó sobre fragmentos del parabrisas roto esparcido al redor de la camioneta volcada,  se dispuso agacharse para poder ver bien la situación pero entre las cervezas que se había tomado y el porro que había fumado no lograba descifrar  bien el rostro ensangrentado del conductor.

Mientras Marcos paranoico miraba insistente el retrovisor y los espejos laterales, temía que las luces rojas y azules comenzaran a asomarse en cualquier momento, con ambas manos en el volante retorcía el protector del mismo, no se explicaba cómo es que Carlos tardaba tanto, seguramente se había frikeado tanto con la sangre y esas cosas y no reaccionaba, comenzó a llamarlo.

  -¡Carlos!, ¡Carlos!, apúrate maldito borracho, ¡Carlangas, vámonos!

En eso estaba cuando escuchó un grito, conocía esa expresión y bajó de inmediato de la camioneta no sin antes maldecir la pendejés de su amigo.

  -Qué te pasó cabrón, por qué gritas…

Lo encontró de cuclillas frente al marco deformado donde alguna vez había estado el parabrisas agarrándose la cabeza como no dando crédito a los que sus ojos veían, pero Marcos aún no se percataba de qué era, trataba de tranquilizar a su amigo que en un momento de lucidez le señaló la escena a su amigo, Marcos giró la cabeza para ver lo que Carlos señalaba y el tiempo se detuvo por un instante antes de caer sentado por la impresión.


  -Somos nosotros amigo- dijo entre sollozos Carlos.

  -Qué madre está pasando aquí, se parecen a nosotros, pero, ¿seremos nosotros?

Carlos sacó su celular y marcó un número.
  -A quién le hablas cabrón.

  -A mi…

  -Estás pen…

El celular en el cuerpo del Carlos inconsciente comenzó a sonar. Carlos comenzó a llorar, murmuraba cosas sin sentido. Marcos no daba crédito y se puso de pie y comenzó a gritarles a los tripulantes de la camioneta, nadie respondía, nadie se movía, Marcos pateaba el vehículo maltrecho pero nadie respondía, no podían hacer nada, entraron en estado de shock, pero una luz cegadora y un claxon acompañado de mentadas de madre los hizo reaccionar, una Hummer amarilla con faros de alógeno de una intensidad grosera estaba frente a ellos, el conductor se asoma por la ventana para gritarle a Carlos y a Marcos.

  -Quítense del camino iditas, están borrachos o qué chingaos.

Marcos no entendía lo que sucedía la luz era intensa pero bajo los influjos de la hierba el brillo de los faros lo cegaban casi totalmente.

  -Ayúdenos señor, estamos muertos, bueno nosotros no, ellos, que se parecen a nosotros, pero nosotros estamos acá, aunque parezca que estamos allá y…

  -Estás loco mueve tu camioneta que está estorbando el paso.

El conductor de la Hummer rodeo el vehículo y a los muchachos y se alejó rápidamente, una vez que los muchachos lograron recuperarse del destello en sus ojos descubrieron con asombro que ya no había camioneta volteada, no cuerpos, pero las marcas de llantas y vidrios esparcidos seguían ahí.

Los dos jóvenes se miraron mutuamente por unos segundos sin decir nada y de la nada estallaron en una carcajada sin razón aparente, secándose las lágrimas causadas por el ataque de hilaridad que habían sufrido se quedaron en silencio, Carlos rompió el silencio.

  -Qué viaje, men, ¿otro cigarrito?

Marcos lo miro fijamente a los ojos por un momento, sabía que su amigo Carlos estaba loco y que era posible que las cosas no salieran bien la próxima vez, pero las cosas no se confirman por supuestos.


  -¿Por qué no?    

No hay comentarios.: